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Palestinos pierden otra ocasión de avanzar en una reconciliación en agonía

Gaza, Territorios Palestinos/AFP

Adel Zaanoun

Los grupos rivales palestinos perdieron otra nueva ocasión para su reconciliación anunciada por todo lo alto a fines de 2017, pero que se encuentra moribunda, a pesar de la importancia humanitaria y política de todo lo que está en juego.

El movimiento islamista Hamas había aceptado el 12 de octubre en El Cairo la retrocesión de todos los poderes en la Franja de Gaza a la Autoridad palestina.

Entre algunas fechas previstas, los hermanos enemigos habían fijado el comienzo de febrero como plazo para solucionar una de las cuestiones más espinosas y cruciales del proceso: la suerte de decenas de miles de funcionarios empleados en dos administraciones paralelas. Hasta la fecha prevista no se ha realizado el menor progreso al respecto.

Ambas facciones se habían dado plazo hasta el 1 de diciembre para realizar la transferencia de todos los poderes, al menos civiles. Luego lo postergaron para el 10 de diciembre, para finalmente sólo lograr constatar sus desacuaerdos.

El movimiento islamista Hamas había aceptado el 12 de octubre en El Cairo la retrocesión de los poderes en le Franja de Gaza a la Autoridad palestina.

En el terreno, a pesar de la significativa entrega de la autoridad en los puestos fronterizos, el movimiento islamista Hamas conserva con firmeza las palancas del poder.

En el terreno, a pesar de la significativa entrega de la autoridad en los puestos fronterizos, el movimiento islamista Hamas conserva con firmeza las palancas del poder.

Ambas partes continúan echándose las culpas por este fracaso. Fayez Abu Eita, un responsable en la Franja de Gaza del Fatah, el partido que domina en la Autoridad palestina, llamó a Hamas a respetar los acuerdos. Basem Naim, un alto responsable de Hamas, acusó por su parte a la Autoridad de haber puesto distancia con los acuerdos, «sin razón evidente».

Considerado como «terrorista» por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea (UE), así como aislado por parte de la comunidad internacional, Hamas echó a la Autoridad del enclave por la fuerza en 2007.

La Autoridad, internacionalmente reconocida y considerada la instancia capaz de diseñar un Estado palestino, sólo gobierna, a causa de las restricciones impuestas por la ocupación israelí, en algunos fragmentos del territorio de Cisjordania, separada de la Franja de Gaza por el propio Israel.

Riesgo de hundirse

Las divisiones palestinas constituyen un obstáculo mayor en el camino hacia la paz con los israelíes y un factor primordial de los males sufridos por los gazatíes, desgastados por las guerras, la pobreza y los bloqueos por parte de Israel y Egipto.

El enviado especial de la ONU para Oriente Medio, Nickolay Mladenov, advirtió el martes que la Franja de Gaza, donde viven hacinados dos millones de palestinos, se encuentra al borde del «hundimiento total», y que corre peligro «de explotar nuevamente».

La cuestión de los funcionarios, precisamente, es potencialmente explosiva. Cuando fue echada del enclave en 2007, la Autoridad ordenó a miles de funcionarios quedarse en sus casas, lo que hicieron aunque cobrando sus salarios. Hamas por su parte contrató a decenas de miles de personas para reemplazarlos. Estos dos cuerpos de funcionarios en competencia hacen vivir a un número considerable de gazatíes.

Desde octubre, Hamas cesó de pagar a buena parte de sus empleados, en tanto la Autoridad redujo los salarios de los suyos en 2017.

«Nos dan 1.000 séqueles (300 dólares), ni siquiera es suficiente para comer y beber», afirma Bashir Amer, de 30 años, empleado del ministerio de Educación de Hamas, quien está a cargo de su familia.

Otro rompecabezas es el futuro de las fuerzas armadas de Hamas, aún tampoco resuelto.

“Si no son capaces de alcanzar un acuerdo sobre los funcionarios, no serán capaces de llegar muy lejos», subraya Grant Rumley, experto del think-tank estadounidense Foundation for Defense of Democracies.

Egipto, el otro vecino de Gaza e Israel, y el jefe de sus servicios de inteligencia, Jaled Fawzy, en particular, jugaron un rol esencial en el acuerdo de octubre. Pero, Fawzy acaba de ser reemplazado y El Cairo, con presidenciales en marzo, tiene otras preocupaciones que Gaza.

La lenta muerte de la reconciliación es un asunto más para la Autoridad y Hamas. Mahmud Abas se encuentra bajo presión de la administración Trump, que le ha hecho desaires muy punzantes.

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