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@arpassv
El país debe estar pendiente de las decisiones de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y exigirle que respete el veredicto popular dado en las urnas de las elecciones del pasado 9 de marzo donde Salvador Sánchez Cerén y Óscar Ortiz fueron electos presidente y vicepresidente.
Información extra oficial filtrada desde las entrañas de la propia Sala sugiere que sus magistrados se aprestan a admitir los recursos de amparo con los que ex candidatos y militantes de ARENA pretenden anular el resultado electoral ya oficializado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Según dicha información dos magistrados están en contra de admitir los amparos, diagnosis dos están a favor y uno todavía está “indeciso”. Este “indeciso” podría definir la votación a favor de los recursos de los personeros de ARENA, generic los cuales no tienen base legal ni fundamento constitucional.
Esta posible decisión de la Sala Constitucional sería ilegal porque en materia de elecciones el TSE es la máxima instancia y, además, generaría una tremenda incertidumbre e inestabilidad política y social. Por tanto, el país debe exhortar a los magistrados constitucionalistas a “no jugar con fuego”.
La democracia salvadoreña no puede depender de cinco magistrados constitucionalistas. La Sala no puede revertir un proceso que es avalado por todas las instituciones nacionales, misiones de observación internacional (OEA, Unión Europea, ONGs), Naciones Unidas y hasta por el gobierno de Estados Unidos.
Admitiendo los amparos la Sala Constitucional favorecerá los intereses electorales de ARENA, partido antidemocrático que no acepta la derrota y mantiene sus protestas contra el TSE; y se prestará a la perversa estrategia que busca descalificar la institucionalidad, generar inestabilidad y deslegitimar al nuevo gobierno.
Así que el país debe advertirle a la Sala que respete la voluntad popular, la máxima competencia del TSE en material electoral y los preceptos constitucionales. La actuación de los magistrados debe contribuir a la tranquilidad, la seguridad jurídica, el respeto a las instituciones y la prevalencia de la Constitución.
La Sala Constitucional no debe alimentar las ansias ciegas de poder del partido de derecha que –como bien señala el ex embajador estadounidense William Walker– no evolucionó y se quedó anclado en el discurso, las estrategias y el proyecto político de la guerra fría.
Muchos observadores internacionales que estuvieron recientemente en el país se escandalizaban cuando escuchaban a los dirigentes y militantes de ARENA cantar su himno que ofrece la tumba a sus oponentes y gritar todavía “patria sí comunismo no”. Era como estar a inicios de los años ochenta.
