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El ocaso de la “era del automóvil”

Claudio Lomnitz
La Jornada/México

Uno de los detalles interesantes arrojados por la tormenta Harvey en Houston –y seguramente también por Irma, en Florida, aunque esos datos todavía no los tenemos a la mano– es el efecto del cambio climático en el futuro del automóvil.

La revista Wired publica un artículo sobre la situación de los autos en Houston. Resulta que las inundaciones provocadas por Harvey destruyeron casi un millón de automóviles. Las aseguradoras calculan entre dos y medio y 5 mil millones de dólares de pérdidas en el rubro de automóviles dañados.

Además de la enormidad de esta cifra, está la crisis de transporte que representa la destrucción de todos esos autos en el plano inmediato. Houston necesita una importación urgente de automóviles que sustituyan al millón estropeado, porque es una metrópoli cuyo trazo y fórmula urbana dependió desde siempre del auto. Se trata, finalmente, de una ciudad que ocupa cerca de 970 kilómetros cuadrados, muchos más, por ejemplo, que la superficie de ciudades con poblaciones mayores, como Nueva York, que ocupa alrededor de 750 kilómetros cuadrados, e incluso más que Los Ángeles, que fue la primera ciudad hecha para la fórmula carro particular. En Houston el automóvil es una necesidad básica, por lo que se cuenta con un promedio 1.8 autos por unidad doméstica.

Sin embargo, y al igual que buen número de las ciudades de la ahora inundada península de Florida, Houston está construida sobre una planicie atravesada por ríos, y tenderá a inundarse de manera recurrente en situación de cambio climático. Los huracanes y las lluvias intensísimas son resultado predicho y previsible a futuro. Es de esperarse que las primas para asegurar un auto en Houston aumenten, y que quede mermada la capacidad que tienen actualmente las familias de tener casi dos autos en promedio.

Así, habrá que estar atentos hasta ver cuántas ciudades estadunidenses –hechas para el automóvil– no están ubicadas en zonas que quedarán inundadas año con año por los huracanes, las lluvias torrenciales y los aluviones provocados por el cambio climático. Zonas en que las primas de seguro contra inundación aumenten radicalmente. El Washington Post publica que hay más de 800 mil casas rodantes en Florida, de las cuales menos de una tercera parte están en situación para sobrevivir un huracán. Es un primer dato en este sentido, desde Florida. Hasta ahora, la crítica ambientalista del automóvil como solución al problema del transporte urbano ha hecho hincapié en el asunto de las emisiones de carbono, y a la parte que tienen en la generación del efecto invernadero que está calentando al planeta, y desordenando el clima. Es una crítica indispensable, que está llevando a una pluralidad de respuestas positivas, desde el aumento sensible en el uso de formas alternativas de transporte, como la bicicleta y el transporte público, hasta el impulso al auto eléctrico y a los híbridos. Pero hay además otros temas relacionados, como el de la calidad de la vida en ciudades con tráfico densísimo, y la desigualdad social relacionada con la fórmula que favorece al auto particular.

Estos factores mancomunados están llevando a que surja otra imagen de ciudad moderna e “inteligente”, que es una totalmente contraria a los modelos estadunidenses del siglo XX, tipo Houston.

Así, la ciudad de París, que será la sede de los Juegos Olímpicos de 2024, acaba de anunciar que piensa recibir esa competencia sin autos particulares. Así, como suena. Los autos particulares estarán prohibidos en París para 2024, donde desde hace ya más de un año la ciudad ha comenzado a experimentar con ocasionales “días sin auto”. Hoy, París ha impuesto un conjunto de medidas para ir inhibiendo la circulación de coches, aumentado precios al estacionamiento, por ejemplo. La ciudad está también por prohibir la circulación de coches con motores diésel.

Hay ahí una discusión muy viva que cuestiona el derecho de los dueños de autos a ocupar la cantidad de espacio de calle que requieren para estacionarse. Los carriles ocupados por los autos estacionados se están destinando cada vez más a carriles de bicicletas, motonetas e híbridos de bicis motorizadas. Para 2024, los coches que circularán por las calles de la ciudad serán taxis que estarán circulando constantemente, sin estacionarse. De esta forma, las calles tendrán mucho más espacio. Estas políticas van de la mano de grandes proyectos de expansión del Metro en los suburbios, que siempre dependen más del auto que las zonas céntricas, para facilitar así que esa población pueda entrar y salir del centro en tren, sin meter autos a París. Como decía un comentarista, París, que fue la capital del siglo XIX, será ahora la capital del siglo XXI. Será la primera ciudad sin auto particular. Importa discutir todo esto en México, porque países como el nuestro se convierten fácilmente en consumidores de tecnologías caducas. Por ejemplo, la Revolución Mexicana se hizo con las famosas “carabinas 30-30”, recicladas del ejército estadunidense, que las había desechado después de la guerra de 1898. Es frecuente que los países del llamado “tercer mundo” sean consumidores de todo lo que pasa de moda en los países avanzados, como cigarrillos, refrescos, y comida chatarra. No sería nada raro que ahora que inicia el ocaso del auto particular haya presiones urbanísticas en pro de la solución coche. Habrá que resistir esa tentación, y emular a París, y no a Houston.

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