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Nuevos escollos para un acuerdo entre Gran Bretaña y la Unión Europea

Por Alfons Luna/Patricio Arana/Bruselas/AFP

Las arduas negociaciones entre Londres y Bruselas para convencer a los británicos de que se queden en la Unión Europea se toparon el viernes con la amenaza griega de vetar un acuerdo.

Atenas vive bajo la amenaza de que sus vecinos cierren las fronteras a los refugiados que vienen del país heleno y se dirigen a Alemania y el Reino Unido, principalmente.

Por ello, exigió que éstas se mantengan abiertas hasta la cumbre sobre la crisis de los refugiados que la UE y Turquía celebrarán en marzo, o vetará el acuerdo con las concesiones que el primer ministro británico David Cameron arranque a Bruselas.

«El gobierno griego no aprobará el texto» que salga de la llamada cumbre del ‘Brexit’, que intenta evitar la salida británica del bloque, dijo una fuente gubernamental en Atenas.

La amenaza se conoció en el segundo día de negociaciones sobre las demandas británicas, despues de una noche prácticamente en blanco.

«Estuve aquí hasta las cinco de la madrugada (…) Hicimos progresos pero todavía no hay acuerdo», dijo Cameron a su llegada a la sede de la reunión.

El objetivo es que Cameron vuelva este viernes a Londres con una buena oferta de Bruselas que le permita convocar ya el referéndum al que se comprometió sobre la permanencia del Reino Unido en la UE.

Pero el jefe de gobierno británico ya advirtió que no aceptará cualquier cosa, y los horarios de la cumbre fueron alterándose. Así, el almuerzo, inicialmente previsto a las 12H30, fue pospuesto a las 16H00.

El presidente francés François Hollande explicó a su llegada a la reunión que la pasada noche «hubo un intercambio de propuestas entre unos y otros».

«En lo que respecta a Francia, la voluntad es que exista una regulación financiera que valga para todas las plazas europeas y que no haya derecho de veto», añadió.

Hollande aludía a una de las demandas de Cameron, que reclamó proteger a las plazas financieras que no usan el euro, como la City de Londres, de las decisiones que tomen los 19 países que sí utilizan la moneda única, y que Francia ve como un mecanismo encubierto para dejarla a salvo de las regulaciones europeas.

«El tema es saber si el Reino Unido puede acabar plantándose en el tema de la Unión Bancaria», se preguntó el jefe de gobierno austríaco, Werner Faymann.

La oposición británica, desde los laboristas al UKIP, acusó a Cameron y sus socios de exagerar las dificultades para que el acuerdo sea más valorado por los británicos.

Así, por un lado, el primer ministro belga Charles Michel hablaba de «ahora o nunca». En cambio, la presidenta lituana, Dalia Grybaskaute, estimó que el acuerdo llegará «dependiendo de la cantidad de teatro que quieran hacer algunos países».

‘Si se van nos quedamos sin nada’

Cameron quiere además limitar las ayudas sociales a los inmigrantes europeos -la cuestión más espinosa-, quedar al margen de los próximos pasos a una mayor integración y que el mercado único mejore su competitividad.

«Todavía no terminamos y espero que al final de la tarde lleguemos a un texto que permita vivir a todo el mundo», pronostico el primer ministro luxemburgués Xavier Bettel, que, como Hollande, mostró especial preocupación por las salvaguardas que pueda obtener la City de Londres.

El luxemburgués aludía irónicamente a un ruego que les hizo Cameron a sus homólogos la noche pasada, y es que la Unión Europea «viva y deje vivir» a Londres.

Los reclamos del primer ministro reflejan la tradicional visión de Londres de lo que debería ser la Unión Europea -un gran mercado abierto- frente a los países que quieren hacer del bloque una unión más política.

Cameron ya avisó que no se volverá con un mal acuerdo y que preferiría, en ese caso, seguir negociando, lo que alargaría la presencia de este tema que causa irritación en algunas capitales en un momento en que el bloque confronta, entre otros problemas, la mayor llegada de refugiados e inmigrantes en más de medio siglo.

Cameron tiene el apoyo de la jefa de gobierno alemana Ángela Merkel, que el jueves estimó que cualquier concesión a Londres es menos mala que una salida británica del bloque.

El acuerdo, «para muchos, no es fácil de aceptar, pero hay buena voluntad», dijo Merkel.

«Si el Reino Unido se va, entonces si que nos quedamos sin nada», dijo el primer ministro estonio Taavi Roivas, después de expresar su confianza en que este viernes haya acuerdo.

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