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Ni de izquierda ni de derecha, sino todo lo contrario

Francisco Américo Mejía

Los términos “derecha” e ”izquierda” surgen en 1789 en la Asamblea Constituyente de la Revolución Francesa, cuando se discutía si el Rey debía tener veto absoluto o un veto restringido y limitado sobre las leyes que aprobaba el Parlamento. Los que estuvieron a favor del Poder Absoluto del Rey se colocaron a la derecha del presidente de la Asamblea y los que pensaban en el poder limitado se colocaron a la izquierda; de ahí viene el significado de la derecha como conservador y la izquierda relacionada con el cambio político.

En la teoría política tradicional se conoce como derecha política al segmento del espectro político que acepta las desigualdades sociales como algo natural, normal, e incluso deseable, frente a la izquierda, que persigue fines de igualdad y justicia social. Esta disciplina sostiene que no existe una definición estricta de derecha, aunque se caracterizan por que la derecha promueve el individualismo frente al colectivismo que es tesis de la izquierda, la derecha se apoya en las corrientes religiosas, mientras la izquierda promueve un Estado laico, la derecha busca el crecimiento económico para las clases poseedoras (Ejemplo: teoría del rebalse), mientras que la izquierda busca la igualdad social o al menos alguna distribución de las riquezas.

Además de derecha e izquierda, la teoría política tradicional nos habla de fuerzas de centro, entendiendo por centro al conjunto de partidos, políticas e ideologías que se caracterizan por considerarse a sí mismas intermedias en el espectro político entre las posiciones tanto de derecha como de la izquierda.

Los ideólogos y analistas que frecuentan los canales televisivos y las redes sociales sostienen que algunos partidos políticos están adoptando posiciones centristas, de tal manera que se ha llegado al punto que las diferencias entre los principales partidos anteriormente vistos como de derecha y de izquierda son pequeñas, defendiendo ambos el mercado y la democracia representativa, con distintos matices de regulación y proyectos de profundización. Sin embargo, los partidos de extrema derecha ven a los partidos llamados de centro como izquierdistas disfrazados (lobos vestidos de oveja), mientras que los de extrema izquierda los ven como derecha vergonzante o simplemente una modalidad de partidos de derecha.

En varias situaciones nacionales (de otros países) han existido dos partidos (de derecha) uno más conservador y el otro un tanto liberal, que se han turnado por años en el ejercicio del gobierno. Un caso concreto lo representa Honduras, donde el Partido Liberal (considerado de centro derecha) y el Partido Nacional (de extrema derecha) se han turnado en el gobierno desde 1920 hasta 2009 cuando se da el golpe de Estado contra el presidente José Manuel Zelaya Rosales. La crisis provocada por el agotamiento de los partidos tradicionales ha dado espacio a partidos emergentes que se dicen de centro y llegan hasta a decir que no son de izquierda ni de derecha (¿¡sino todo lo contrario¡?).

Pero rigurosamente ¿qué debemos entender por partidos de derecha, centro e izquierda?

En primer lugar, la sociedad está dividida en clases sociales que sostienen una lucha a veces sorda y otras veces explosiva. La sociedad salvadoreña actual está formada de las siguientes clases: capitalistas (industriales, comerciales y financieros) pequeña burguesía (industrial, comercial y financiera), terratenientes (grandes, medianos, pequeños), obreros (de cada rama del capitalismo y del campo), comerciantes de la rebusca, además empleados públicos y otros grupos no estrictamente clases sociales (desempleados, desmovilizados, etc.). Cierto grupo de burgueses acaparan las grandes empresas industriales, comerciales y financieras y forman un núcleo cerrado que se denomina oligarquía. Este cuadro es incompleto si no consideramos el capital internacional y la globalización, que suma las fuerzas clasistas internacionales y al imperialismo.

Los partidos de derecha representan a las clases explotadoras, diferenciándose por el agrupamiento clasista que representan y por la ideología política que sustentan: neoliberales, liberalismo clásico, fascistas, etc. (Ejemplo: ARENA, GANA, PCN, etc.). Los partidos de izquierda representan a las clases explotadas (obreros, campesinos pobres, comerciantes de la rebusca, etc.); el único partido de izquierda actualmente en el país es el FMLN. La oligarquía, la burguesía en general y sus intelectuales orgánicos sueñan con la desaparición del FMLN y creen que en las circunstancias actuales esto es más probable, al menos lo propagan y lo creen.

¿Qué debemos pensar de los partidos que dicen que no son de izquierda ni de derecha? ¿Se puede representar al pueblo fuera de las clases sociales? ¿Será cierto que esos partidos lo que quieren es hacer desaparecer la polarización? ¿A qué se debe la polarización?

En primer lugar, veamos que existe polarización económico-social. Salvador Arias, en el Atlas de la Pobreza en El Salvador, nos presenta los deciles poblacionales y el volumen de ingreso de cada decil (décima parte de la población); esa información nos dice que el decil de más bajos ingresos recibe $7,995,004, lo que representa el 1.16% del ingreso nacional, mientras que el decil de más alto ingreso recibe $251,206,874, representando el 36.35% del ingreso nacional. Esta es la base objetiva de la polarización social que ha dado pie a la polarización política de los partidos que representan a dichos sectores sociales.

La expresión más radical de la polarización la representó la guerra revolucionaria que vivió el país por más de una década, ¿se puede desaparecer la polarización a voluntad de las fuerzas enfrentadas, sin resolver lo social y sin castigar a los responsables de los grandes genocidios que sucedieron durante la guerra?

¿Será que los grupos que dicen que no son de derecha ni de izquierda esconden intensiones para engañar a incautos? ¿Representan estos agrupamientos a la pequeña burguesía o a sectores burgueses no oligárquicos?

Los partidos de derecha cuentan con recursos prácticamente inagotables (son millonarios) mientras que la izquierda tiene como fortaleza la conciencia de las masas y su organización; de allí que el partido de izquierda debe trabajar en la educación de las clases explotadas y en la promoción de su organización para la defensa de sus intereses cotidianos, así como de sus intereses estratégicos.

La campaña de desprestigio a los partidos políticos (que maliciosamente los denominan “la clase política”) y la campaña contra la corrupción están haciendo creer a la población que el nivel de ese mal es más grave con los gobiernos de la izquierda que lo que fue con ARENA (los ricos no roban porque ya tienen); esto ha logrado que se esté imponiendo un “sentido común” de rechazo a la clase dirigente (valoración ingenua y manipuladora), dándole oportunidad a las fuerzas emergentes ¡que no son ni de derecha ni de izquierda!

Es de tener en cuenta que esas no son las únicas “fake news” (noticias falsas) y que se están multiplicando en las últimas semanas y que hacen estragos en las redes sociales.

Los medios de comunicación logran convencer a las clases explotadas sobre sus planes (“el mercado es primero”, “crearemos miles de empleos”, “combatiremos la corrupción”, etc.), al grado que los convencen a votar, a elegir a sus explotadores como diputados, alcaldes o presidentes de la República.

El partido de izquierda debe presentar batalla en todos estos campos y aprovechar las divisiones que salen a luz entre los partidos de derecha: ARENA evidentemente tiene contradicciones que por el momento parecen insolubles y GANA- Nuevas Ideas no ha podido resolver las contradicciones al interior de GANA, ni ha logrado atraer a los votantes de izquierda, pese al cambio de color del taxi que ha rentado su candidato.

Pueblo salvadoreño explotado, pobre, no podemos permitir que se pierda lo conquistado por los gobiernos de izquierda; no creamos en los cantos de sirena con los que nos quieren adormecer los partidos de derecha; solamente el esfuerzo del pueblo conducido por verdaderos líderes populares pueden conducir al bienestar de las mayorías.

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