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Monseñor Oscar Arnulfo Romero con el expresidente de la República coronel Arturo Armando Molina, en 1975.

Monseñor romero, profeta y mártir (continuación 2)

CARLOS ANDRÉS VILACORTA

Escritor

Dedico estas humildes páginas a la vida luminosa de este gran hombre y gran sacerdote.

Tanto que lucho’ nuestro pueblo por quitarse de encima tantos años de opresión y cruel oligarquía, una guerra que duró doce años y tantas vidas que se perdieron suman 75 mil muertos aproximadamente y miles de desaparecidos entre ellos niños que nunca se les volvió a ver y la enorme emigración hacia estados unidos, pues en ése país viven más de tres millones de Salvadoreños que se fueron como pudieron huyendo de la muerte, tenía 35 años aproximadamente cuando visite’ por primera vez estados unidos, ahí se encuentran mis hijos del primer matrimonio a ellos si les ha gustado por razones materiales y oportunidades económicas que aquí en estos países no existen, para mí en lo personal los estados unidos son representantes del espíritu utilitario y democracia mal entendida, los pueblos no deben renunciar en ningún caso a la originalidad de su carácter, para convertirse en imitadores serviles y el defecto principal de esa civilización consiste en que no persigue otro ideal más que el engrandecimiento de los intereses materiales.

Un día estando en california con Alondra Villacorta mi hija, en una ciudad al Norte de los Ángeles llamada Apple valey, no tenía nada que hacer ‘ese día en frente de la casa de mi hija hay unos cerritos semidesérticos como en las películas del llanero solitario, con rocas cactus y como me gustan los retos me decidí subir a pie, tarde’ como una hora y media en llegar hasta la cumbre del cerro por cierto llegue’ cansado pero contento de haberlo hecho, fue’ un reto desde ahí contemple el panorama de la ciudad de los Ángeles enorme, monstruosamente grande comparado con éstas ciudades chiquitas de nuestros países. Me invadió una extraña sensación, y me puse a pensar en aquél pasaje bíblico cuando el diablo tentó a Jesús  y le dijo: si postrado de rodillas me adorares todos estos reinados serán tuyos y Jesús responde: Sólo adoraras al Señor tu Dios. Después de esa extraña sensación decidí regresar por donde había llegado, ya estando nuevamente en la casa de mi hija Alondra le comente la aventura y me regañó diciéndome que pudieron haberme asaltado maleantes que suben ahí, pero me vencí a mí mismo subiendo la montañita a pie.

Un día de estos encontré un amigo de la infancia, era Jorge Ramos y nos encontramos en el centro de San Salvador e hicimos remembranzas  de nuestra infancia, me comentaba que había sido un cruel asesinato lo Monseñor Romero y que el pueblo pedía que el vaticano le hiciese santo, pues si es Santo o no, eso soló Dios lo sabe. Lo que si te sabré decir es que fue un hombre muy valiente, un Sacerdote que siguió las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo y por eso lo mataron.

Me invitó acompañarle a la catedral pues éste 20 de marzo se cumplía un año más de su martirio, cuando salimos de la catedral de san Salvador, que es dónde se encuentran sus restos, me invitó a que compartiésemos una tasita de café con un pedacito de pan dulce, aquí le dicen semita mieluda y es bien sabrosa. Mirá me dijo: es que el pueblo tiene y ha tenido los gobernantes que se merecen en el caso nuestro, el pueblo nuestro que dice amar a Dios, pero lo que realmente ama y adora es el becerro de oro, QUE TRISTE REALIDAD ME DIJO, yo le contemplaba y no pude argumentarle nada, pues estaba en lo cierto, nuestro pueblo  es un pueblo religioso pero no ama la verdad de Jesucristo, nos han presentado la religiones a un Jesús a sus conveniencia. Antes del comienzo de la guerra me comentaba que los poetas se reunían en un café céntrico de San Salvador, de ahí sacaron a varios para desaparecerles, desaparecieron cantidades de estudiantes universitarios que también murieron en combate, sacerdotes como el padre Rutilio Grande y Alfonso Navarro, el día 14 de Mayo de 1980, en el cantón las Arcadas y el  Mozote cerca del río Sumpul que se tiño de sangre, la sangre de los campesinos que asesinó el ejército por que colaboraban con la guerrilla, fueron más de 900 personas pasadas por las armas. Después fuimos al parque que se encuentra frente a la catedral el parque Barrios, habían centenares de palomas y comían las migajas que las personas las tiraban, este parque fue testigo del baño de sangre cuando se efectuaba el sepelio de Monseñor Romero, ése día hubo una gran masacre. Una gran escritora nuestra llamada JACINTA ESCUDOS, por eso escribió su libro: El Salvador república de la muerte.

La corona de espinas que laceró las sienes de mi divino señor

Y el dolor inmenso que sintió la noche que durmió azotado ésa noche  su cuerpo destrozado, pero más grande fue el dolor por aquél que le vendió y por Pedro que también le negó, cuando la luz vino a éste mundo y el mundo no lo reconoció por eso dijo el poeta: LA MUCHO LUZ CIEGA Y LA VERDAD  INACCESIBLE ASOMBRA.

A mi Señor lo pusieron en una cruz y sus divinas manos clavaron, manos que a los leprosos sanaron, manos que a los muertos resucitaron, son pétalos de luz tus manos, manos divinas clavadas en la cruz, Jesús Dios humanizado la humanidad tus divinas manos en un madero  las  ha clavado.

Mi amigo se despidió con un abrazo note que sus ojos estaban humedecidos  y contemplé su rostro lleno de tristeza, espero que nos veamos pronto me dijo, me gusta conversar contigo de estas cosas, el poeta se encaminó hacia una parada del auto bus le dije a dios con mi pensamiento, un silencio profundo embargaba mi alma.

 

FATALIDAD EN LA ACUARELA SALVADOREÑA

Conocí a Carlos, porque ese día asistimos a una fiesta de despedida. De cierta joven que viajaba a México D.F. a realizar estudios de antropología, en la UNAM, (Universidad Autónoma México). Y tuve la oportunidad de bailar con ella unas dos piezas musicales estaba de  moda Ray Coniff y su orquesta y casi todas las fiestas se amenizaban con dicha orquesta norteamericana y era de calidad sucede que no sabía que se trataba de una de las hermanas de Carlos y después de haber bailado con ella, me presento a su hermano, la fiesta a la que me refiero, se realizó en Santa tecla y pude observar que Carlos era un joven muy ameno para conservar y poseía un encanto personal y además de ser fino en sus modales, su conversación resultaba ser interesantísima, recuerdo que estuvimos conversando sobre la obra, “las mil y una noche” y me decía: ¡que imaginación, y que portentosa obra de la literatura universal! Ya que es autor anónimo y la imaginación de Sherezada, su creatividad  para no ser decapitada.. y observe que él deseaba conocer mis intenciones de “amistad” con respeto a su hermana y creo que le respete más por ser tan recto en su manera de pensar realmente Carlos resulto  ser todo un caballero, me hablo de sus inquietudes por la poesía y me hablaba de autores clásicos, modernos y contemporáneos pude ver y observar que sus ojos eran grandes y expresivos y casi hablaba con ellos , y bajo ellos se manifestaban profundas ojeras, bueno la verdad es que yo tenía que granjearme su amistad pues lo que realmente me interesaba era su hermana Carmen…del Socorro… yo le decía que me aceptara como su amigo. Y que iría a visitarla a MÉXICO D.F. y el tiempo que se encargaría de lo demás, y que me entristecía su partida. Hacia la ciudad de los palacios.

Sucedió, que después de la partida de Carmen Socorro, nos hicimos grandes amigos con Carlos y en cierta ocasión me invitaba a conocer sus propiedades en las faldas del volcán de San Salvador, a él le encantaba montar y tenía un potro.. Bellísimo semental precioso  que sólo él podía montar…

Por eso le había bautizado con el nombre de “el Salvaje” y solía pasearse en él por las tardes  aquellas tardes bellísimas… Cuando el astro rey desaparece en el poniente.. y baña con sus dorados pétalos las laderas y faldas del volcán, me comentaba que él estaba  enamorado de Francis la hija mayor de uno de los colonos de la hacienda de su padre y había despertado en él ese noble sentimiento, siempre Carlos fue humilde y comprensivo en el trato personal para con todos ya sea amigos o los empleados de su hacienda.

El niño siempre acompañaba a su padre a las labores del campo, eran las 6:30 am. La carreta y los bueyes, como era costumbre ya debía estar enyugados para esa hora, ambos padre e hijo tenían que enfrentar las faenas del trabajo diario en la siembra, en el arar de la tierra.

Y abrir nuevos surcos para depositar las semillas del maíz pues es el sustento de nuestros pueblos; después de largas horas de sudar fatigas, volvían  cansados, extenuados, buscando el rancho que don Simón había construido en unas de las lomas de la enorme hacienda de don Jacinto, Don Jacinto propietario de aquellas tierras las había heredado de su padre un emigrante español que había llegado hacía muchos años por estas tierras de Cuscatlán (El Salvador) Don Simón Hernández era padre de siete hijos: José, Pedrito, Antonio, Luis, Isabel, Adela y Francis.

Solo Antonio ayudaba a su papá con las labores ya mencionadas, los demás ayudaban en el rancho a Doña josefina en otras labores como alimentar a los cerdos, servir en la casa del patrón Don Jacinto quien era un criollo nacido de español con india salvadoreña, el tenía tres hijos un varón y dos hembras. Carlos su hijo primero quien era muy apuesto montaba a su garañón preferido a quien por nombre había puesto “SALVAJE” y salía por las tardes a correr las propiedades que por ser el único varón había de heredar.

Cuando el astro rey comenzaba a declinar las tardes  parecían un incendio de pétalos de oro repartidos por aquellas laderas que eran faldas del volcán Quezaltepec (lengua Náhuatl hoy volcán de San Salvador).

Francis la hija mayor de Don simón Hernández acabada de transcurrir su adolescencia y se iba convirtiendo en una joven muy bella, con su pelo lacio que le caía hasta la cintura, lo torneado de sus caderas y su forma de andar – manifestaba ese cambio- esa coquetería cuando se despierta la mujer que hay dentro.

Carlos solo la contemplaba y la deseaba, pero era tímido para iniciar el dialogo, ella se decía para sus adentro que siendo el hijo del patrón, ¡¡no era posible que él se fijara en ella, menos que la llegase amar!! Pasaron muchos meses, sin que Carlos se decidiese a hablarle, pero ambos se amaban en silencio, aquello que no se dice pero se siente.

Esta tarde no sé qué paso, pero el garañón de Carlos (SALVAJE) no obedeció las riendas de su amo. Y al ver una yegua en la ladera próxima al rancho de Don Simón, comenzó a alborotarse todo; se paraba en dos patas y sus relinchos eran un verdadero espectáculo tras la yegua; y sin obedecer a su amo, quien había caído sin mayores consecuencias, solo se había lastimado un tobillo. Y como por aquellas cosas que suceden por milagro, su dulcinea- había contemplado todo el desarrollo – de este drama.

Acudió presurosa a auxiliarlo, él al darse cuenta, se hizo el desmayado. A todo esto el garañón ya estaba cumpliendo aquel mandamiento de creced y multiplicaos y la yegua hacia una “S” con la cola. Le acarició la frente. Le tomo las manos. Alfredo entre abrió los ojos, para contemplar las divinas formas de sus pechos que parecían dos volcanes en constante crecimiento.

Dicen que los que se aman se buscan el alma con un beso – así fue el inicio de aquel idilio- el primer beso para Francis: que le diera Carlos – Carlos decía para sus adentros ¡que afortunado fui  – al caerme del garañón –(SALVAJE) te lo agradezco caballo mío y sé feliz con tu yegua! Aquel idilio iba a cobrar poderosas alas, aquel beso iba a convertirse en un largo amor que con el transcurrir del tiempo iba a dejar una huella indeleble en el corazón de ambos seres. Como era costumbre Antonio y Don Simón día tras día, faena tras faena, había que luchar en la tierra. Ya comenzaba a escucharse rumores de una insurrección- pues el movimiento guerrillero había cobrado mucha fuerza y los hostigamientos se hacían notar, ataques y enfrentamientos con las fuerzas del ejército – sabotajes al tendido eléctrico. Las bombas explotaban en la ciudad y los combates dejaban saldos y bajas en ambas filas… era peligroso recorrer aquellos caminos, pues las minas quita pie – eran el plato del día.

Se combatía enérgicamente, el gobierno de Estados Unidos mandaba asesores y presupuestos estratosféricos en pertrechos de guerra, así se empobrecían, más se decía que los militares y el gobierno sacaba grandes utilidades  de ésos préstamos millonarios convirtiéndose así – la guerra en un jugoso negocio- para unos y una secuela de desgracia para otros.

Carlos enviaba recados- con Antonio- a su hermana pues estaba convencido que ella era el amor de su vida, todas las tardes salía a pasear el joven Carlos con su famoso garañón “el salvaje”. (Nombre que le puso pues era tan indómito que solo él podía montarlo) como amaba tanto a Francis – él le llevaba a la familia de don Simón – buenas porciones de carne – y protegía económicamente a esa familia, pues de ahí dependía – el árbol genealógico de su amada – llevándole provisiones y convirtiéndose en un mecenas para ellos. Don Simón – al principio no entendía aquella situación, pero poco a poco – fue comprendiendo – que el amor – no tiene barreras ni fronteras… y por éso el joven se mostraba tan magnánimo con ellos, tan diferente a su padre Don Jacinto, que para él solamente eran colonos – y no existía tratamiento especial- para ellos, eran lo que eran, campesinos rudos e incultos – criados y servidores  de sus tierras –al servicio de sus intereses económicos.. de hacendado que era. Carlos terminó su bachillerato y su padre dispuso enviarlo –a estudiar a España –pues era un excelente estudiante – y se recibió de bachiller con notas muy aceptables y mayores al promedio normal. Se hicieron los preparativos – se arregló  lo de la estadía en Madrid con unos parientes lejanos de Don Jacinto y los demás – lo demás no era problema, pues a Don Jacinto le sobraba el dinero.

Además Carlos  era la continuidad de su vida, él era el heredero universal de todas sus posesiones y así se conservaba su nombre y su apellido,  Don Jacinto se remiraba en su hijo y decía… para sus adentro: ¡¡Que muchacho tan hermoso e inteligente es éste hijo que engendre!!

A él se le presentaba un tremendo dilema pues deseaba conocer España y coronar su carrera de abogado, pero el amor, lo tenía atrapado, hubieron promesas lágrimas, jurándose ambos no quebrantar a aquel amor tan grande que había nacido entre ambos.

El día de la despedida fue doloroso para ambos, las lágrimas, los sollozos afloraban en constantes suspiros y ése dolor que siente el alma al dejar lo que más se ama así partió Carlos hacia España, en un avión que lo condujo a la ciudad de Miami EE.UU.(escala) y luego en viaje directo a Madrid, hubieron abrazos, se me olvidaba decir, promesas y lágrimas al por mayor…

El padre de Carlos y su madre deseaba convertirlo en un hombre profesional y además de eso, que adquiriese una cultura Europea y que se codeara con otra élite  social, para eso producían las fincas suficientes café que era vendido en buenos mercados de New York, EE.UU además Carlo era la esperanza, el único hijo varón y el orgullo de sus padres hermanos y familia.

Los primero días, la primer semana cartas y correspondencias constante. Carlos había llegado a donde unas tías lejanas pero había lazos de sangre que los unían, éstos familiares de su padre, le ofrecieron al joven Carlos toda la hospitalidad del caso, le llevaron a conocer sitios y lugares muy bellos del gran Madrid, así pues no se sentía solitario, pero en las noches su pensamiento volaba hasta donde su amada Francis con su pensamiento atravesaba todo un Atlántico.

Debo decir que Carlos al incorporarse a dicha Universidad, su proceso de adaptación fue rápido, pues Carlos era muy comunicativo y hacia amistades a granel. España se ofrecía para él como un despertar a una nueva vida, pues aquella ciudad tan esplendente producía una alegría inmensa, saber que no cualquiera tiene ese privilegio de estudiar con tan favorable comodidades… y recordaba las laderas de la hacienda de su padre y con cierta melancolía, se agolpaban en su mente aquellos atardeceres, cuando el sol moría en el poniente desgajándose en pétalos de oro.

Así transcurrieron los primeros 6 meses. Carlos había conocido la cuna natal de Federico García Lorca  (Fuente Vaqueros, Viznar) ya que sentía especial admiración por éste gran artista, dramaturgo y poeta y quizás por eso había decidido estudiar derecho, filosofía y letras, sentía gran afecto por el autor de Bodas de Sangre, además conoció Granada en Andalucía, quería conocer la ALHAMBRA bello conjunto de edificaciones y jardines de la época nazarí…y el palacio de  Carlos Quinto y el sepulcro de los reyes católicos el de Felipe el hermoso y el doña Juana la Loca.

España la madre patria de donde heredamos tan bella lengua. ¡¡La lengua de los dioses!! En sus venas corría sangre Española… y se propuso como meta conocer Castilla La Vieja, investigando así los orígenes de nuestra gloriosa lengua. Además fue a conocer la mancha, pues había leído que fue ahí donde Quijote hizo su primera salida ¡ah! Decía éste Don Miguel de Cervantes en realidad era el príncipe de los ingenios.

Transcurrieron dos años y Francis le amaba igual, y quizás más todavía, pues era el amor de su vida, su más grande ilusión y a él se había entregado en aquella tarde cuando hicieron la promesa juntos de amarse eternamente, y cuando una bandada de pericos pasaban y fueron testigos de aquel sagrado idilio.

En sus cartas le decía que sólo esperaba su llegada para amarlo más y más y formar un hogar y darle frutos de aquel gran amor. El hermano de Francis: Antonio quien ya era un muchacho de unos diecinueve años se había involucrado con los movimientos guerrilleros, y, él uno de los comandantes principales y, se había ido a la clandestinidad, por ésto y otras cosas sufrían tanto sus padres pues ellos habían sido tan fieles al patrón déspota y los combates continuaban cada día más y más y la situación no parecía tener arreglo.

Quizás llevaba ese resentimiento en contra de aquellos que tienen todo y él se encontraba entre los muchos que no tienen nada, sólo un arma, un fusil M16 y la cabeza llena de tantos ideales y los recuerdos del Che Guevara y la guerra de guerrillas en América. Realmente Ernesto Guevara fue un idealista, un verdadero Quijote, un romántico, un soñador ejemplo de héroes y mártires.

Se producían secuestros y se pedían rescates jugosos. También el ejército cuando capturaba hacía de las suyas con una secuela de torturas. Mientras tanto en España   Carlos estudiaba afanosamente y se distinguía entre los demás y España era para él un mundo nuevo que se abría como cofre de ilusiones, filosóficas e intelectuales, decidió un día ir a conocer Moguer, el sitio donde nació el autor de Platero y yo, y fue ahí donde conoció a Elisa, bella joven que al verla deslumbró su alma sensitiva y desenfrenada, sin embargo el amor de Francis era más fuerte, con Elisa recorrió aquellas calles en donde Juan Ramón Jiménez se inspiraba tanto, una tarde lloró al recordar la dulzura mágica, cuando los niños contemplaban  a Platero. Y así pasaron 5 años y se recibió de abogado, aunque su inclinación y su verdadera vocación ya había despertado en él y era el amor por las bellas letras, llegase el día de volver al solar terruño a la tierra tropical que le viera nacer, El Salvador tierra de lagos y volcanes y un dominio más del tío SAM. Todos sus amigos le brindaron una gran fiesta de despedida, se brindó con champan y con los mejores vinos españoles.

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