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La conmemoración del aniversario Vigésimo Octavo de la Masacre El Zapote, dio oportunidad a las comunidades y organizaciones como la CRC, CBC, CRIPDES y ACISAM honrar la memoria de catorce excombatientes y su comandante Antonio Cardenal, conocido como Comandante “Jesús Rojas”. Foto Diario Co Latino/Luis Ponce.

“Memoria Histórica para reconstruir la solidaridad social”

Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino

La conmemoración del aniversario Vigésimo Octavo de la Masacre El Zapote, dio oportunidad a las comunidades y organizaciones como la CRC, CBC, CRIPDES y ACISAM honrar la memoria de catorce excombatientes y su comandante Antonio Cardenal, conocido como Comandante “Jesús Rojas”, un ex jesuita y miembro de la familia Cardenal de Nicaragua.

Una curva cerrada, que da a un  muro de piedra natural, sirvió  para concelebrar la misa con los sacerdotes Miguel Vásquez, párroco de Arcatao y Rutilio Sánchez, que llamaron a honrar los valores de la solidaridad, la verdad y la fe en las comunidades; Delmy Dubón, sobreviviente a la masacre El Zapote, narró como ese 11 de abril de 1991, en una emboscada militar, en una  zona de control insurgente en Chalatenango, casi pierde la vida,  en el contexto de la negociación del conflicto armado que terminó con la firma de los Acuerdos de Paz, de enero de 1992.

“Eran las seis y treinta de la mañana, veníamos en grupo cuando el carro comenzó a frenar porque nos íbamos a bajar acá, exacto en esta vuelta, lo último que recuerdo fue la explosión. Mi primera impresión fue que habían tirado un mortero, porque solían caer en la zona, desde Chalatenango.

Venía al lado de Miguel, usaba un pantalón verde, camisa blanca y mi pistola. Cuando tomé conciencia entendí que habían colocado minas en el camino, precisamente en la curva. Era una emboscada para vehículo, no para gente de a pie. Todos volamos lejos por la onda expansiva y caí del lado de esa quebradita, solo tengo la imagen de los compañeros heridos, pidiendo auxilio, cuando de este muro de piedra, vi levantarse a varios soldados con monte encima de ellos, pensé es el (batallón) Atlacatl, fue en fracción de segundos, comencé a correr y nos tiraban las granadas como piedras. Quebrada abajo encontré compañeros que me decían: Chele, corré que te van a matar. Más abajo encontré a Marinita con las piernas heridas, me dijo que no la dejara y eso hice. Rompí mi camisa, le amarré las piernas, tapé con ramas la sangre y nos escondimos detrás de unas piedras. A los soldados oí decir –están vivas y son mujeres-, creí que moriríamos allí, pero no nos vieron, luego, pudimos contactar a nuestros compañeros que llegaron de Las Flores y Nueva Trinidad. Fuimos a donde había sido el atentado,  fue terrible ver esa escena de nuestros compañeros muertos. Luego me di cuenta que tenía la rodilla y el tobillo rotos, pero en ese momento no lo sentía. Nos llevaron a Arcatao, que ya se preparaba para dar sepultura a nuestros catorce compañeros, porque Jesús Rojas, se entregó a su familia. Solo recuerdo esa solidaridad entre compañeros que lo vivimos durante ese tiempo, estábamos en lo bueno y lo malo, y que creo que ahora, esto se ha perdido un poco”, expresó.

El fortalecimiento de los valores morales y la organización social, estuvo presente en la homilía del Padre Rutilio Sánchez, quien invitó a la comunidad a buscar la unidad de la población, como máximo referente de identidad de una sociedad transformadora.

“La verdad nos hace libres y muchas veces le hemos tenido miedo a la verdad; también hablemos de la vida y en especial de estos compañeros que murieron en este lugar, dieron su sangre por ideales muy altos de solidaridad. Es claro que todos nacimos para morir, pero la muerte también hay que ganársela, porque no todo el que muere lo hará para seguir viviendo en su legado. Todas las misas son especiales, pero esta tiene una particularidad, porque estamos es una tierra santa, conmemorando una parte de nuestra historia, esa es la particularidad y la vamos vivir desde nuestra espiritualidad”, reflexionó.

Asimismo, llamó a identificar los mensajes del Evangelio al contexto de la realidad que viven, para comprender que las Santas Escrituras, llaman a la transformación personal y superar los obstáculos la tentación de los intereses individuales.

“Piensen en el terreno en el que viven, en donde cultivan y si les compró sus tres manzana de tierra, por una cantidad de 45 mil dólares, ¿me la venderían?,  ahora les pregunto ¿en cuánto tiempo se comen esos 45 mil dólares?, o en ¿cuánto tiempo pueden vivir ustedes produciendo sus tres manzanas?, les quedó claro, una cosa es la riqueza y la otra el dinero, pero muchos les gusta más el dinero, que la riqueza, y se van a Estados Unidos, muchos quedan en el río Bravo y otros que vendieron su tierra para irse; y los regresan vienen peor, porque se han quedado sin nada y Dios no ha dado la tierra para hacerla producir como el Evangelio con leche y miel”, subrayó.

El Padre Rutilio Sánchez, también invitó a la comunidad a buscar la integridad, a cuidar de su historia, con acciones de organización y buscar la unidad social.

“Creer en Cristo no es creer en su figura como tal, sino creer en las verdades que él dijo, nos volvemos poco inteligentes cuando lo utilizamos para malas obras. Hay palabras suaves, como las que usa el Capitalismo, con la que nos endulza la inteligencia, nos dice palabras zalameras porque quiere verlos esclavizados siempre. Señoras y señores todos tenemos una capacidad de sentimientos, para eso tenemos el corazón, podemos amar u odiar, entonces, escojamos amar a nuestro hermano por sobre cualquier otro interés individual, prevalece el compañerismo”, reafirmó. El resguardo de la Memoria Histórica, dijo Bernardo Belloso, de CRIPDES, es una “tarea urgente”, así como entregar el legado a nuevas generaciones de las luchas sociales, que dieron un giro a la sociedad salvadoreña.

“Este es un momento de reflexión sobre este tema y con los compañeros que fueron asesinados en este lugar, personas históricas y revolucionarias que pasaron todo ese período de la guerra. Ahora, nos preocupa, también que muchos de los sobrevivientes estén muriendo. Queremos que todas las instituciones acompañen y atiendan a estos compañeros y atenderlos porque muchos han muerto de paros cardíacos, insuficiencia renal o derrames cerebrales; este es nuestro compromiso inmediato y el reto de buscar alternativas a mediano plazo, para estos héroes y heroínas que dieron su vida por una nueva sociedad”, puntualizó.

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