Marx y la religión

La alienación religiosa es una alienación de segundo grado. Expresa en forma de teoría justificativa lo absurdo del mundo que la hace nacer

Karl Marx

 

Rossel Montes

Filosofo hondureño

Es un hecho ya demostrado a lo interno de la filosofía y las ciencias sociales el papel fundamental de la religión en la configuración histórica de la conciencia humana y del hombre organizado en sociedad. La religión se remonta a los albores primigenios del hombre, cuando este aún se encontraba expuesto a las tempestades de una naturaleza indomable e incontrolada, en ese sentido la religión de alguna manera es resultado de una interacción entre el hombre, su conciencia y el medio que lo circunda. La religión como conciencia social primigenia del hombre arrojado a al mundo, un mundo hostil y peligroso, al mismo tiempo que complejo, el Homo Sapiens Sapiens se las arregla para  pasar del pensamiento del sentido común al pensamiento abstracto, que será lo que lo hará una criatura totalmente diferente del resto de especies pre homínidas y animales.

Desde los antiguos griegos cuando irrumpen las filosofías materialistas con filosofías como la de Demócrito de Abdera, Epicuro y la filosofía eleática, se da una vuelco en el pensamiento con el tránsito del mito al logos, de la doxa a la epísteme. La epísteme o conocimiento certero basado en el análisis riguroso de la naturaleza de las cosas. La filosofía griega se resiste a seguir pensando el mundo bajo los postulados del mito o cosmovisiones trascendentales.

Sobre la religión a los largo de la historia de la filosofía de desarrollaran posturas diversas pero será hasta entrado el siglo XVIII con los materialismos de la ilustración que se crearan sistemas filosóficos combatiendo sobre todo la teocracia del pensamiento escolástico y  que servía de superestructura al absolutismo monárquico.  Es la filosofía clásica alemana la que retoma el problema de la religión desde una postura estrictamente antropológica, como diría Ernst Cassirer, desde una antropología filosofía. Ludwig Feuerbach discípulo de Federico Hegel y duro crítico de sistema hegeliano a diferencia de Marx no retoma su dialéctica idealista para luego invertirla. Para Feuerbach no es el “Dios” el que crea al hombre, es precisamente el hecho inverso; el hombre el que crea a los dioses. Basándose en este postulado que viene de la teoría de la enajenación de Hegel, la cual explica que el hombre de alguna manera explaya su conciencia exteriorizándola y materializándola  fuera de su conciencia, de forma que pareciera que las cosas no son su obra, sino el proceso inverso.

 

Como pensaba el idealismo objetivo de Hegel, que la historia es el desarrollo de la autoconciencia y la conciencia era el desarrollo del concepto y que los conceptos eran en desarrollo de las formas simbólicas del pensamiento cuestión que explicara más adelante  el filósofo alemán Ernst Cassirer. El concepto de enajenación y alienación tal como lo dijo Adam Shaff, es de crucial importancia para comprender la fenomenología histórica y su desenvolvimiento material y a nivel de la conciencia. Dichos conceptos habían sido des-echados por la escolástica soviética, una parte del marxismo del siglo XX y vistos como reminiscencias de la filosofía “burguesa” .Como veremos el “materialismo dialéctico” de cuño soviético retrotrajo a el marxismo a posturas mecanicistas y pre-marxistas.

Marx nos dice sobre la religión:

 

La miseria religiosa, es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por otra, la protesta contra ella. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo.

 

Para Marx la religión es expresión de la miseria humana, la religión es el fundamento y auto sentimiento de una conciencia que se ha extraviado en la búsqueda de su realización ontológica como ser histórico pero que en esa búsqueda sólo se ha encontrado realmente a sí mismo. Marx no está interesado en demostrar la existencia  o no de un entre extrasensorial o “vivientes incorpóreos como asevera Gustavo Bueno”. Para Marx la existencia o no de “Dios” es casi irrelevante pues su preocupación no es puramente  físico-ontológica parecida a como plantea el problema la física o la física cuántica, en ese sentido se puede ver en la obra temprana de Marx una postura y preocupación estrictamente antropológico-filosófico sobre el fenómeno religioso.

 

Hay que recordar y hacer notar que después de Marx la teoría marxista del fenómeno religioso no ha avanzado mucho, realmente el marxismo del siglo XX se des-intereso del asunto de la religión y lo vio como un fenómeno “malévolo” al que hay que combatir y destruir, de ahí parten muchas posturas que se reclaman “ateas” y “materialistas” pero que realmente no lo son y se reducen a ateísmo vulgares que creen que con la simpleza de argumentar que “Dios” no existe le estarían dando un duro golpe a la religión.  En muy divulgada la creencia en círculos ateos de que la religión es un fenómeno que sirve para lavar cerebros y se entiende como algo extraño al hombre, como que la religión es un fenómeno o epifenómeno de la praxis histórico-social . Esta idea no sirve en lo absoluto para comprender el fenómeno religioso y del porque miles y miles de personas son religiosas, más si queremos luchar por un mundo realmente pletórico de justicia y libertad. Dios no es un puro ser imaginario como alega el ateísmo vulgar, sino que es una imagen del hombre, en ese sentido hay más verdad en la aseveración de la teología cristiana cuando dice: que es dios el que ha creado al hombre, pero el extremista-ateo vulgar asevera que dios es un ser imaginario dando a entender que la idea de dios ha sido creada por una mente calenturienta en un cuarto oscuro, es decir, que la idea de dios es una obra intelectual para engañar y entorpecer a millones de personas creyentes en el mundo.

La aseveración del ateo vulgar de que dios es un ser imaginario comete el error de romper con la relación del objeto reflejado y la imagen del hombre. Hay más verdad en la aseveración teológica porque esta guarda la relación dialéctica antropológica de la alienación religiosa a la cual solamente como bien decía Marx, hay que invertir : es el hombre el que ha creado a Dios. Mientras que el ateo vulgar limita el asunto y lo vuelve un absurdo,negando el hecho de que la religión fue y es parte integral de la configuración histórica de la conciencia humana y que solo podrá ser superada cuando dejen de existir las condiciones que la posibilitan.

Como argumenta Francisco Umpierrez Sánchez: no se trata de negar la religión sino de conocer la necesidad de su existencia, cuales son el mecanismos sociológicos, antropológicos y psíquicos que posibilitan la subsistencia de la religión en los imaginarios colectivos en la sociedad de masas.

Marx no dice: La alienación religiosa tiene su origen en la alienación económica y no podrá superarse mientras no se supere ésta. “La lucha contra la religión es la lucha contra aquel mundo cuyo aroma espiritual es la religión.

Para Marx la alienación religiosa era una extensión de la alienación económica, terreno muy bien estudiado por Marx y que desarrollara sobre todo en su obra cumbre “El Capital”. Para Marx las alienación económica se deja entrever en la forma en cómo se estructuraba el modo de producción capitalista, aunque enfatizó en que la alienación económica era un fenómeno que existió desde mucho tiempo atrás, cuando el hombre comenzó a desarrollar las fuerzas productivas ,la técnica y todas las formas para apropiarse de su medio y entorno. El trabajo, función central del hombre para aprehender el mundo y transformarlo, el hombre a través del trabajo historiza la naturaleza al mismo tiempo se objetiva y se subjetiviza, somos entes en y por la historia. Entonces diremos que la alienación económica o la relaciones patronales-societales entre el capital y la fuerza productiva son de conflictividad y de choque.

 

Las desiguales formas en que se estructura la sociedad posibilitan el desarrollo de la alienación religiosa y al mismo tiempo la alienación religiosa posibilita el desarrollo de la sociedad clasista, habiendo una relación dialéctica entre las dos formas de enajenación.

El materialismo y ateísmo de Marx sostenía que la negación de “dios” es condición sine qua non para la configuración de un verdadero humanismo, siendo así Dios fruto de la propia enajenación del hombre.

Es necesario tener en cuenta también que el hombre tiene necesidad de creer en algo, en ese sentido y con esto el existencialismo de Sartre será de mucha ayuda, ya que el existencialismo argumenta que la religiosidad se sustenta sobre las bases de la angustia humana, dice Sartre que no es que estemos angustiados por esto o lo otro, no, es que ya somos ontológicamente angustia por antonomasia; dirá Heidegger, la angustia es la condición fundamental que nos coloca ante la nada. Y la nada es la condición fundamental para adquirir la conciencia como libertad. Creo que no ha habido un diálogo entre marxistas y existencialistas cuestión que Sartre quiso remediar con su obra” Critica de la razón dialéctica” publicada en 1960, donde tratará de sintetizar los argumentos estructurales e historizantes del marxismo con la extrema subjetividad del existencialismo el cual tal como dijo Levinas encerraba la conciencia en su propia mismisidad, alejándola de toda exterioridad o alteridad, es decir, la posibilidad de la incorporación ética del otro como sujeto. Marx concluirá en aseverar que toda esa fuerza histórico social que alimenta el fenómeno religioso el hombre debe de canalizarla para lograr una aprehensión del mundo y un control socio-político del devenir social y humano, es decir, re-orientar su extraviada conciencia la cual desea encontrar en el “cielo” lo que realmente debe de construir en la tierra, saber: el más profundo paraíso  pletórico de humanismo.

 

Para terminar podemos decir que la teoría marxista ha sido el sistema que mejor ha explicado el fenómeno religioso y  porqué éste  está alienado y enajenado,  que mientras las estructuras socio-económicas sigan siendo bifurcadas y exacerbadas por grandes desigualdades sociales que imposibilitan que el hombre llegue a adquirir una vida modestamente digna en la sociedad de masas, volviendo terriblemente angustiante y depresiva la vida de miles de seres humanos que son excluidos de los sistemas que ellos mismos ayudan a reproducir y levantar.

Mientras el hombre, mientras miles de hombres y mujeres no se apropien realmente del rumbo de las cosas, de los asuntos que aquejan al mundo social la religión seguirá siendo opio del pueblo ya que lo que posibilita que la religión siga subsistiendo son básicamente: el sufrimiento humano y el miedo.

Nuestro país, Honduras está entrando a una etapa de descomposición social y  de conflictividad social, lo cual al mismo tiempo nos obliga a repensar la realidad de forma creativa y no dogmática.

 

Bibliografía

Marx y la religión: Francisco Umpierrez Sanchez

Tesis sobre Feuerbach: Karl Marx

Antropología filosófica: Ernst Cassirer

El existencialismo es un humanismo: Jean Paul Sartre

 

El Progreso, Yoro. 26 de mayo de 2013

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