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Las prácticas del manejo vehicular y las inversiones de la ley de tránsito. El mundo al revés en las calles del país.

German Rosa, diagnosis s.j.

El balance de los accidentes de tránsito ha sido negativo en esta temporada de vacaciones y de fiestas religiosas en el período de la semana santa. El país muestra un incremento de la violencia y una tendencia ascendente en los accidentes del tráfico vehicular. El cómputo de las personas fallecidas y lesionadas en la semana santa es preocupante. Un total de 25 personas fallecieron en accidentes de tránsito durante el período vacacional de Semana Santa y 228 más resultaron lesionadas por la misma causa, informó el Viceministerio de Transporte (VMT) el domingo 5 de abril. Cuando se dio este reporte se informó que este año hubo 5 personas más fallecidas por accidentes de tránsito con respecto al año pasado.

Entre los factores que explican el incremento de los accidentes están: la velocidad excesiva, rebasar en curva, incursionar en el carril que corresponde al vehículo de la dirección contraria, el abuso del consumo de alcohol, etc. Del total de 382 accidentes ocurridos durante el período de vacaciones, 60 fueron ocasionados por la invasión de carril y 47 por no guardar la distancia reglamentaria. 182 multas fueron aplicadas por manejar bajo los efectos del alcohol y drogas, según el VMT, y  105 conductores fueron detenidos por conducir en estado de ebriedad. Esta cifra representa un incremento de 15 casos más respecto al año pasado, cuando solo se registraron 90 detenciones.

Sin pretender banalizar la violencia producto de los accidentes de tránsito vehicular, nos atrevemos a decir que este tipo de violencia es relativamente fácil superarla; si la comparamos con la violencia delincuencial, de las pandillas, del crimen organizado o el narcotráfico.

La inversión de las leyes de tránsito en las costumbres y las prácticas del manejo vehicular

Analicemos la situación. Al recorrer las calles del país podemos observar que existe un caos vehicular sorprendente. La ley de transito es clara ante las prácticas que la violentan con frecuencia. Sin embargo, al analizar lo que ocurre en las calles pareciera que fuera un imperativo hacer todo lo contrario a lo establecido en la ley de transito.

La ley dice que hay que respetar el límite de velocidad establecido, el conductor expresa con su práctica de manejo que “hay que exceder el límite de velocidad”; la ley dice no rebasar en curva, el conductor pareciera que esperase una curva, aunque esté indicada en las señales y exista una línea doble amarilla, para rebasar al vehículo que tiene enfrente; la ley expresa que no hay que invadir el carril del vehículo que circula en dirección contraria, y el conductor procede como en las películas de “rápido y furioso” para llegar a su destino, no importando estas normativas; la ley dice que no hay que consumir alcohol para conducir, los conductores normalmente hacen alarde de su capacidad de consumo de alcohol para apretar al máximo el acelerador como en las películas de James Bond…

En definitiva, la prioridad que prevalece es la del conductor temerario en detrimento del peatón y del ciudadano que circula en las calles del país.

Los casos dramáticos son innumerables, y si los describimos van desde el atropello de ciudadanos que caminan por las aceras públicas hasta los choques frecuentes entre vehículos. Muchas veces los ciudadanos que sufren atropellos de los conductores temerarios son abandonados y no son asistidos por aquellos que los atropellan, y cuando mueren en las calles del país no se encuentra rastro alguno de quienes les han atropellado. No importa, ya han ocurrido otros accidentes y se suman a las cifras de estos casos que es una listan inmensa en la trayectoria de las estadísticas del país.

La violencia vehicular atenta contra la salud pública

La Organización Mundial de la Salud ha tocado la alarma sobre este tema de la violencia vehicular y nos dice lo siguiente: “Los traumatismos causados por el tránsito son uno de los principales problemas de salud pública, pues provocan más de 1,2 millones de muertes cada año. Afectan a todos los grupos de edad, pero de forma más destacada a los jóvenes: son la primera causa de mortalidad a nivel mundial en la franja de 15 a 29 años. Aunque en muchos países de ingresos altos las tasas de mortalidad por accidentes de tránsito se han estabilizado o han disminuido en los últimos decenios, los datos disponibles llevan a pensar que en la mayoría de las regiones del mundo están aumentando de resultas del rápido incremento de la motorización y de la insuficiencia de las actividades de prevención. Se ha estimado que, a menos que se tomen medidas inmediatas, las muertes en carretera aumentarán hasta convertirse en la quinta causa de muerte para 2030, con unos 2,4 millones de defunciones anuales” (Boletín de la Organización Mundial de la Salud 2009; 87:736-736. doi: 10.2471/BLT.09.071829).

En un estudio realizado en el año 2009 por la Organización Mundial de la Salud, en 178 países se obtuvieron los siguientes resultados presentados en el Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial, ofreciendo la primera panorámica mundial de la seguridad vial. “El informe confirma los resultados de investigaciones anteriores que muestran que las tasas de letalidad asociadas al tránsito son mucho mayores en los países de ingresos bajos y medios (21,5 y 19,5 por 100 000, respectivamente) que en los países de ingresos altos (10,3 por 100 000). Se destaca en él que aunque los países en desarrollo concentran más del 90% de las defunciones por accidentes de tránsito, sin embargo albergan menos de la mitad de los vehículos registrados en todo el mundo. Esto remite a otro dato, a saber, que casi la mitad de las personas fallecidas en accidentes de tránsito son peatones, ciclistas o motociclistas, y esa proporción de muertes de usuarios vulnerables es mayor en las economías más pobres del mundo, muchas de las cuales no han aplicado todavía medidas de prevención en materia de seguridad vial o carecen de suficientes servicios médicos de urgencia para afrontar las consecuencias del aumento de accidentes”. (http://www.who.int/bulletin/volumes/87/10/09-071829/es/). Es verdad que en nuestro contexto las medidas preventivas requieren recursos económicos, y gran parte de la población se encuentra en condiciones financieras que no pueden garantizar el mantenimiento adecuado de los vehículos y medios de transporte. Este es un tempo importante a considerar.

Algunas propuestas para disminuir el número de accidentes en las calles causados por la violencia vehicular

Planificar la construcción adecuada de la infraestructura vial: esta dimensión incluye la construcción de pasarelas en las autopistas, aceras suficientes que no sean invadidas por los conductores ni se conviertan en estacionamiento de los vehículos, cosa que ocurre con frecuencia a pesar que la ley de tránsito establece que en su artículo 41 que las aceras, como parte del sistema vial, son para uso exclusivo de los peatones; inversión suficiente en el transporte público que tengan en cuenta las necesidades de los usuarios más vulnerables considerando que es necesario una justa relación costo-beneficio del uso del transporte público, pues si el precio es adecuado y el servicio de calidad, puede competir con el uso individual de los vehículos particulares; además, se debe ofrecer un transporte público que garantice la seguridad del usuario, dada la realidad de violencia que vivimos en el país, tal como está establecido en el artículo 16 de la ley de tránsito: “Los vehículos destinados al transporte público de pasajeros y de escolares estarán sujetos a lo que establece esta ley, en cuanto a la normativa general para su funcionamiento, control y condiciones de seguridad”. Otras medidas a tomar en cuenta pueden consistir en controlar el uso de los celulares o aparatos electrónicos cuando se está conduciendo los vehículos. Situación difícil, pues siempre existen excusas para chatear, responder el celular o hacer llamadas de emergencias. Esta es una batalla en contra de la distracción de los conductores que pueden llevar a fatales accidentes. Estas distracciones pueden ser auditivas, visuales, cognitivas y biomecánicas cuando el conductor deja el volante por responde un mensaje de texto en el celular.

Las instancias gubernamentales correspondientes pueden favorecer y estimular el uso de transportes ecológicos como por ejemplo, el desplazamiento a pie y en bicicleta, alternativas que son ya las principales modalidades de transporte en algunos países de ingresos bajos y medios. La reducción de la dependencia de formas individuales de transporte motorizado también puede tener muchos efectos beneficiosos para la salud y el ambiente, en particular la reducción de la contaminación del aire y los efectos saludables de la mayor actividad física. El cumplimiento de la legislación es fundamental para controlar la velocidad excesiva, la conducción bajo los efectos del alcohol o drogas de distinto tipo y el uso de cinturones de seguridad, sistemas de retención para niños y cascos para motociclistas. Estas medidas son ya producto de los estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud. Conviene tenerlos en cuenta.

La violencia en el manejo vehicular nos plantea el reto de la seguridad vial y de lograr la disminución de accidentes en las calles del país. La violencia expresada en las prácticas de manejo al margen de la ley también puede ser superada a través de la educación de los ciudadanos. Educar a través de los centros de socialización primaria (la familia) y secundaria (centros educativos en sus distintos niveles). Es importante el protagonismo del Ministerio de Educación para elaborar un programa con un continuo educativo desde la educación en los primeros niveles de parvularia, primaria y nivel universitario. Además las instituciones públicas y autónomas tienen una gran responsabilidad para la formación permanente de sus empleados en este ámbito de la seguridad vial. Un recurso fabuloso los constituyen las redes de las tecnologías para la información y comunicación. Si se normara que todas las redes sociales y los medios de comunicación social (Tic’s) tienen esta responsabilidad de fomentar el conocimiento de las leyes, la responsabilidad social de los ciudadanos y apreciar el uso ordenado vehicular, sería de gran influencia positiva para disminuir este tipo de violencia, no obstante el hacinamiento de las calles en las ciudades donde se concentra una alta tasa de población. No hay que olvidar que las normas deben llevar al respeto, valorar la armonía y la vida.

Al hacer uso adecuado de las Tic’s se puede instalar cámaras de seguridad para controlar la conducción temeraria y disuadir a los que transitan por las calles para evitar los desastres que vemos en los accidentes viales. Superar la violencia vehicular es posible, si ponemos los medios adecuados para garantizar un país con un mínimo porcentaje de personas víctimas del mal uso vehicular. Finalmente, es importante decir que convendría tomar en serio este problema de la conducción peligrosa en las calles del país y hacer estudios científicos para formular políticas de soluciones eficaces.

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