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Las bolsas europeas levantan la cabeza, pero las asiáticas siguen bajo presión

Por Jean Baptiste Oubrier/París/AFP

Tras un lunes negro, las bolsas europeas recuperaban parte del terreno perdido el martes a media sesión, pese a la fuerte caída de Shanghái y los temores sobre la economía china y su impacto en el crecimiento mundial.

Los inversores estaban al acecho de oportunidades tras el batacazo que el conjunto de los parqués mundiales registraron la víspera.

Hacia las 10H45 GMT, la Bolsa de París ganaba 4,37%, Londres recuperaba 3,55%, Fráncfort 4,29%, Madrid 3,37% y Milán 4,62%.

Todas las miradas se centrarán ahora en la apertura de Wall Street, que también registró un fuerte correctivo el lunes.

Los diferentes mercados trataban de relativizar la preocupación que suscita el hundimiento de las bolsas chinas. Shanghái registró una nueva caída, del 7,63%, y la Shenzhen se dejó 7,09%.

Tokio se dejó casi 4% llegando a su nivel más bajo en seis meses, aunque Hong Kong subió el 0,72%.

«El viento de pánico que sacude los mercados, probablemente amplificado porque en verano cae el volumen de intercambios, parece totalmente exagerado», dice Eric Cheney, economista jefe de la compañía de seguros Axa.

Según él, «a menos que ocurra algún acontecimiento político inesperado y transforme el miedo de una economía mundial débil y deflacionista en riesgo sistémico, la corrección será de corta duración y los fundamentales (…) se impondrán».

Los analistas se toman en serio la desaceleración económica en China, pero relativizan el impacto en la recuperación en Estados Unidos y en Europa.

«Una desaceleración fuerte de China no es en absoluto anodino ni potencialmente catastrófico» porque solo supondría, debido a los intercambios comerciales, algunos puntos porcentuales del PIB estadounidense y europeo, dice Gilles Moec, economista jefe del Bank of America-Merrill Lynch.

El presidente francés, François Hollande, dijo el lunes en Berlín que la economía mundial es «suficientemente sólida» y el crecimiento no está únicamente «vinculado a la situación de China».

Más alarmista sin embargo, es su ministro de Economía Emmanuel Macron quien dijo este martes que China es un riesgo particularmente grande para la recuperación de la economía mundial.

Para la agencia Aurel BGC, «aunque la desaceleración de la economía china es indiscutible, el escenario del ‘hard landing’ (aterrizaje brutal) es en cambio mucho más hipotético».

Sin embargo, la situación económica no deja de ensombrecerse en China como lo muestran los indicadores.

La devaluación súbita del yuan hace dos semanas -percibida como un esfuerzo desesperado de Pekín para incentivar la competitividad de sus exportaciones – ha agravado el nerviosismo.

El índice manufacturero de referencia publicado el viernes está en su nivel más bajo en seis años, lo que pone de manifiesto la fuerte contracción de la actividad industrial china en agosto.

Los analistas lamentan también la falta de reacción de las autoridades chinas para apoyar la economía.

Medidas de apoyo

El banco central chino, el PBOC, anunció el martes un recorte del 0,25% en los tipos de interés y 0,50% en las reservas obligatorias de los bancos que entrarán en vigor el miércoles.

Poco antes había anunciado que ha inyectado 150.000 millones de yuanes (20.300 millones de euros) en el sistema financiero mediante operaciones en los mercados regulares, para tratar de calmar las tensiones sobre liquidez disponible.

El domingo, anunciaron que el gigantesco fondo de pensiones chino va a invertir una parte de sus activos colosales en las bolsas locales, pero no ha logrado convencer.

En Asia, «los mercados financieros han entrado en una especie de círculo vicioso», dijo a la AFP Gui Haomin, un analista de Shenwan Hongyuan.

Los inversiones chinos –por abrumadora mayoría particulares y pequeños accionistas — parecen de hecho pendientes de eventuales medidas adicionales del «equipo nacional» (gobierno y estructuras estatales), pero sobre todo de nuevas decisiones de política monetaria para incentivar la economía en su conjunto.

A Pekín no le queda otro remedio que actuar para «al menos incentivar a los mercados» y frenar «movimientos de ventas irracionales», considera Zhang Qi, analista de la agencia Haitong.

Las bolsas chinas subieron 150% en el lapso de un año, dopadas por el endeudamiento masivo de los accionistas y desconectadas totalmente de la economía real, antes de hundirse a mediados de junio pese a los esfuerzos repetidos de Pekín.

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