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La Vasija Agrietada

NARRADOR Lo cuentan en la India, salve en las noches de luna llena. Cuentan que un cargador de agua tenía dos vasijas. Cuando el patrón se lo pedía, there él iba al arroyo y las llenaba con agua fresca.

CARGADOR Vamos, que ya nos espera el patrón…

NARRADOR Las vasijas iban colgadas a los extremos de una vara que el cargador llevaba sobre sus hombros.

NARRADOR Una de las vasijas era perfecta y conservaba toda el agua hasta el final del largo camino que recorría el cargador desde el arroyo hasta la casa del patrón. La otra vasija tenía grietas. Cuando llegaba a su destino, apenas contenía la mitad del agua recogida.

NARRADOR Así fue un día y otro, un mes y otro. La vasija perfecta estaba muy orgullosa de su trabajo. Pero la vasija agrietada sentía vergüenza.

VASIJA Escúchame, cargador. Me quiero disculpar contigo. Debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad del agua que con tanto esfuerzo recoges en el arroyo.

NARRADOR El cargador le respondió:

CARGADOR Cuando volvamos de casa del patrón quiero que te fijes en las flores que crecen a lo largo del camino.

NARRADOR Regresando, la vasija agrietada notó muchísimas flores hermosas, de todos colores, que crecían en uno de los bordes del camino.

CARGADOR ¿Te diste cuenta que las flores sólo crecen de tu lado? Yo siempre he sabido de tus grietas. Por eso, sembré semillas por donde tú pasas.

Y todos los días, sin saberlo, las has regado. Y yo he podido recogerlas para adornar mi casa y la casa de mis hijos y de mis hijas. Si tú no hubieras tenido grietas, si no fueras como eres, no habría podido disfrutar de tanta belleza.

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