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Ing. Omar Salinas
Apocos días de llevarse a cabo los comicios legislativos y municipales, cure los partidos políticos involucrados en la contienda electoral han intensificado su campaña de cierre en la búsqueda de la simpatía y del sufragio popular, que les permita obtener una correlación de fuerzas importante para el próximo ejercicio legislativo. Las elecciones constituyen el método básico democrático para designar a quienes toman las decisiones en representación nuestra, haciéndolos responsables de sus decisiones. En ese contexto las elecciones del 1º de marzo de 2015, además del morbo que despiertan por la elección de los primeros concejos municipales plurales y por la implementación del voto cruzado o listas abiertas, que permite votar simultáneamente por diputados de diferentes partidos políticos en una misma elección, sin omitir que se puede votar por la bandera del partido político, no solo serán clave para saber cómo quedará el mapa y el ajedrez político en ese Órgano, sino también porque se tornan trascendentales en el marco de las decisiones importantes que inevitablemente deberán aprobarse en la próxima Asamblea Legislativa 2015-2018, entre las que están, la elección de un tercio de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), la elección de funcionarios de segundo grado, que incluye la elección del fiscal general de la república, la reforma del sistema de pensiones, la discusión de una política de responsabilidad fiscal, y la renovación o no autorización de las concesiones de frecuencia del espectro radioeléctrico, que se refiere en términos físicos-ambientales al aire, a la atmósfera donde viajan los impulsos eléctricos que son señales de radio, de televisión y de telefonía, bien público de obligación del Estado de administrarlo y darlo en concesión, y que resulta un sector sensible y estratégico, no solo por los intereses económicos que están implícitos ahí, sino también por lo controversial del tema, como se evidenció recientemente en el conflicto por el canal 11, que más allá de una disputa por una libre y sana competencia, lo que estaría en juego es la supremacía de un sector dominante que concentra la mayor parte de los espacios en el rubro de las comunicaciones, o en su efecto se configure un nuevo mapa de medios en El Salvador, que democratice el acceso a las frecuencias, tanto para cualquier medio privado, público o comunitarios, como lo ha expuesto en más de alguna ocasión la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), y que de alguna manera no solo explica la relevancia de las concesiones del espectro radioeléctrico para las venideras bancadas legislativas, sino también de la resistencia de algunos sectores corporativos, de aceptar un nuevo panorama legislativo como el de la correlación actual. Igualmente en el orden de importancia del voto, el ciudadano debe premiar a quienes le ofertaron propuestas realistas para solucionar los problemas del país y las necesidades puntuales de la gente más humilde, y castigar al político que ofreció populismo y demagogia, y aquellos otros que ya fracasaron en la gestión pública.
