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Con la canonización de San Óscar Arnulfo Romero, la sociedad salvadoreña tiene el reto de encontrar la unidad y la paz, así lo expresan Juan Vicente Chopín y Álvaro Artiga. Foto Diario Co Latino/Ludwin Vanegas.

La sociedad tiene el reto de borrar divisiones en torno a Romero

Mirna Jiménez
@DiarioCoLatino

La división que levanta en la sociedad salvadoreña la figura de San Óscar Arnulfo Romero constituye un reto para los diferentes sectores sociales que tienen la necesidad de construir un país más unido, según el politólogo Álvaro Artiga y el sacerdote Juan Vicente Chopin.

“Monseñor Romero no pertenece a una sola fuerza a una sola organización. Es un fenómeno de la sociedad salvadoreña, por lo tanto, es la sociedad salvadoreña, en sus distintas organizaciones, las que tendrán que hacerse cargo de esa  tarea que ha dejado plantada el santo salvadoreño”, dijo el politólogo.

Artiga añadió que con Romero ocurre como ha pasado con otras figuras históricas mundiales que han generado simpatizantes y detractores.

“Hemos tenido un evento donde se nos da la apariencia de homogeneidad. Con monseñor Romero pasa en cierta forma como pasó con otros líderes, como pasó con Jesús, que hay distintas versiones y puede haber versiones que pueden ser complementaria y otras pueden chocar, dependiendo de dónde se pone el énfasis”, manifestó.

El académico afirmó que son las generaciones que conocieron a Romero las que tienen la misión de trasladar a las nuevas generaciones la figura del arzobispo mártir en su real dimensión.

“Habrá que ver cómo se traslada esta herencia de los mayores a los menores, a los que tienen menos de 40 años que prácticamente no conocieron a monseñor Romero sólo de oídas, lo que les han dicho, yo creo que entonces ahí hay un gran desafío”, afirmó en entrevista con canal 33. El padre Chopin sostuvo en tanto que la canonización de Romero ha desnudado la división social en el país en torno a su figura, y que la elevación del arzobispo a los altares es un cierre canónico al debate, pero está pendiente la aceptación social de su mensaje y la comprensión de su martirio.

“En el proceso mismo de canonización se da un análisis en dos parte, por una parte se analizan lo motivos ex parte persecutorum (por parte del perseguidor) es decir, porqué lo mató y por otra parte se analiza el punto de vista de la víctima ex parte servus Dei (por parte del siervo  de Dios).

Ahí hay como una especie de dialéctica, hay motivos por parte del que lo mata y motivos por parte del que sufre el asesinato.

Lo que nos está arrojando ahí es que en la sociedad salvadoreña hay como dos sectores, un sector que es homicida y todavía está impune y un sector que sufre las consecuencias de esa intencionalidad mala, en esa dialéctica hemos llegado a un punto de síntesis, la canonización cierra canónicamente esa pugna, pero sociológicamente se mantiene”, señaló.

El sacerdote dijo que la reconciliación y no la división es un reto para todos los salvadoreños.   “En eso estamos llamados todos, tenemos que caminar en la línea de aportar en la reconciliación desde la especificidad de cada uno de nosotros”, sostuvo.

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