Página de inicio » Salud » La ruptura prematura de las membranas fetales: una emergencia obstétrica

La ruptura prematura de las membranas fetales: una emergencia obstétrica

La ruptura prematura de las membranas fetales (RPM) son conocidas, como “ruptura” o “rotura de la fuente” o como “ruptura o rotura de la bolsa de las aguas” o simplemente: está botando agua o ha estado botando agua. Este momento es preciso definirlo con exac- titud y precisión pues tiene que ver con la Mortalidad y Complicaciones tanto para el feto como para la madre. Por supuesto que los problemas más frecuentes se presentan con más gravedad para el feto, por las infecciones que suelen producirse desde el momento en que el niño nace y que son totalmente prevenibles y tratables con Antibióticos cuando al Pediatra Neonatólogo se le advierte de la ocurrencia de una RPM.

El momento que genera la definición de la RPM es motivo de controversia entre los acadé- micos. Pero lo que se necesita no es discutir la definición, sino que es la acción, con tal de prevenir las complicaciones e incluso la muerte de un bebé por una infección, que se genera a partir de la ruptura previa al parto, y que también los médicos que trabajan con el recién nacido se den cuenta que muchos niños adquieren enfermedades infecciosas en la Sala Cuna mientras permanecen en observación y no tienen ningún dato que oriente al origen o inicio de la infección que presentan.

Uno de los principales y más frecuentes errores está en la definición de lo que es una ruptura prematura de membranas. En una forma estricta y conveniente para el feto y la madre, se define así: las membranas se tienen que romper única y exclusivamente en el periodo expulsivo del trabajo de parto o llamado también el segundo periodo del parto; que en la mujer primigesta transcurre hasta por 90 minutos previos a un parto normal y que en la multípara puede durar desde 30 minutos hasta 60 minutos, previos al nacimiento.

El periodo expulsivo es aquel en que el cuello uterino ya dilató por lo menos 10 centíme- tros (dependiendo del tamaño de la cabeza del niño) y luego entonces comienza el verda- dero descenso y rotación de la cabeza del bebé. La madre siente el deseo de defecar por la compresión que la cabeza del feto hace sobre el segmento del intestino de la madre llamado recto y que se traduce en el pujo o sea el deseo indetenible e inevitable de hacer fuerza para completar la coronación y asomo de la cabeza del feto por el Introito vaginal.

La deambulación durante el trabajo de parto y el descenso natural de el feto n UNA ADVERTENCIA A TIEMPO

La ruptura quirúrgica de las membranas producida por el Médico obstetra o el partero/ partera: Es travesura que no debe hacerse. La lógica lo dice y la Fisiología lo confirma que es dañino para el feto y también para la madre. Si las membranas son rotas por el partero con el falso pretexto de acelerar el descenso y encajamiento del feto puede resultar en una ruptura mórbida de las membranas y someter a un riesgo de infección tanto al feto, al recién nacido y a la madre, que al final puede terminar en un parto por vía abdominal o cesárea extremadamente riesgoso y generar un caso de mala práctica médica, de la cual difícilmente se pueden excusar, pues se conocen perfectamente las morbilidades que se generan por esta conducta antinatural.

Los Oligohidramnios o falta de líquido amniótico en la bolsa del feto puede ser originada por una ruptura alta de las membranas que pasa desapercibida o confundida con emisión espontánea de orina a consecuencia de una Incompetencia de la uretra de la madre o puede ser confundida con leucorrea o secreciones vaginales en la madre que aparente- mente no son de importancia, por lo que se tiene que considerar el uso de antibióticos para prevenir una Infección neonatal o materna. Cualquiera de estas condiciones que puedan originar como morbilidad una infección, tiene que considerarse el uso profiláctico o preventivo de antibióticos en el recién nacido. Tómese en cuenta que un bebé ya al nacer puede correr el riesgo de tener una infección severa de inicio intrauterino y que no hay tiempo que perder en el tratamiento de una infección neonatal. Una infección de un recién nacido puede llevarlo a la muerte o a una complica- ción orgánica en término de 12 a 24 horas, dependiendo del tiempo transcurrido desde la ruptura de membranas.

Debido a la alta frecuencia con que se produce la ruptura prematura de membranas y la poca vigilancia y educación que se tiene de las mujeres embarazadas en nuestro país la ruptura prematura de membranas se trata y señala en este libro. Estamos involucrados en que un niño tenga vida sana desde que nace.

Ver también

Un nuevo estudio pone de relieve los factores contextuales asociados al suicidio en las Américas

Washington, DC/OPS Un nuevo estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y socios …