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La presión internacional hace incierta la organización del referendo en Kurdistán

Por Abdelhamid Zebari

Erbil/AFP

La incertidumbre era total el viernes sobre la organización del referéndum sobre la independencia en el Kurdistán iraquí, previsto el lunes, debido a la enorme presión y las amenazas internacionales para que se suspenda esta consulta.

El presidente de la región autónoma del Kurdistán, Masud Barzani, debería el sábado, en una conferencia de prensa en Erbil, dar a conocer su posición final. Los representantes extranjeros acuden a verlo para intentar convencerlo de que renuncie a la consulta.

Una fuente kurda en Suleimaniya (ciudad del Kurdistán iraquí) afirmó el viernes a la AFP que el jefe de los Guardianes de la Revolución, cuerpo de élite iraní, el general Qasem Soleimani, regresó al Kurdistán para un último encuentro con responsables de la región.

Se encuentra el viernes en Suleimaniya y viajará luego a Erbil. «Es su última visita antes del referendo. Se trata de advertir a los responsables kurdos que Irán se opone seriamente y pedirles que renuncien» a la consulta, según esta fuente.

«Los iraníes incitan siempre a que haya negociaciones entre el Kurdistán y Bagdad. Informó a sus interlocutores que Irán presionaba a Bagdad para que acepte los pedidos kurdos y resuelva el contencioso sobre el presupuesto, el salario de los peshmergas y las regiones disputadas», agregó esta fuente.

‘El referéndum es rechazado, hoy o en el futuro’

En 2014, por un conflicto sobre las exportaciones de petróleo, el gobierno iraquí decidió no girar más el 17% del presupuesto, lo que representa para la región kurda 12.000 millones de dólares.

Las consecuencias se hicieron sentir de inmediato ya que el monto representaba el 80% de los ingresos de la región, lo que se sintió en los salarios, incluidos los de los combatientes peshmergas.

Las regiones disputadas son zonas que constitucionalmente se encuentran bajo la autoridad de Irak y que el Kurdistán reivindica, como la región petrolera de Kirkuk, zonas en el norte y centro del país.

El Consejo de Seguridad de la ONU expresó el jueves en un comunicado «su preocupación ante el impacto potencialmente desestabilizador del proyecto del gobierno regional del Kurdistán de organizar de manera unilateral un referendo la semana próxima».

Los miembros del Consejo «llaman a resolver todo problema entre el gobierno federal y el gobierno regional del Kurdistán en el marco de la Constitución iraquí, a través de un diálogo estructurado y compromisos apoyados por la comunidad internacional».

El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, afirmó el martes que rechazaba toda forma de referendo sobre la independencia del Kurdistán iraquí, incluso si los kurdos afirman que no desembocará inmediatamente en la independencia.

«El referéndum es rechazado, hoy o en el futuro, ya sea en la región del Kurdistán en las fronteras de 2003 o en las zonas disputadas», declaró a los periodistas.

El miércoles, Arabia Saudita pidió a Barzani que suspenda el referendo para evitar «nuevas crisis». Además, Turquía, Irán e Irak se unieron, a pesar de sus divergencias, para denunciar esta consulta.

‘Hipocresía’

Pero de momento el jefe kurdo se rehusa oficialmente a cambiar de posición. Rechazó el jueves la iniciativa del presidente iraquí, el kurdo Fuad Maasum.

Maasum, en un documento que la AFP pudo leer, proponía la apertura «de negociaciones sin condiciones previas» apoyadas por la ONU.

Proponía para ello la creación de un alto comité presidido por el jefe de Estado y que incluiría a los primeros ministros de Irak y de Kurdistán y al presidente del Parlamento iraquí.

En plena ofensiva contra Estado Islámico, la tensión entre el Kurdistán y el gobierno federal es fuerte, en particular en las zonas disputadas que el Kurdistán querría hacer votar.

El referendo es «una hipocresía, es únicamente un medio de hacer presión en el gobierno central (…). Estamos listos para una enfrentamiento hasta la muerte», insistió Atef Annajar, responsable del Hashd al Shaabi, que reagrupa a las unidades paramilitares mayoritariamente chiitas, en Tur Jormatu.

Esta ciudad situada en la provincia de Salahedin forma parte, como Kirkuk, de las regiones de Irak reivindicadas tanto por el poder central de Bagdad como por la región autónoma de Kurdistán.

La semana pasada, Hadi al Ameri, jefe de la organización Badr, poderoso grupo paramilitar chiita apoyado por Teherán, había advertido sobre una «guerra civil». Hace casi una semana un coche bomba estalló en Kirkuk, matando a tres personas.

A pesar de esta crisis las fuerzas gubernamentales iraquíes alcanzaron el viernes el centro de Al Sharqat, una localidad al norte de Bagdad controlada por Estado Islámico, constató la AFP.

Esta localidad se encuentra a 30 km al noroeste del principal objetivo de las fuerzas iraquíes en el norte de Irak: Hawija, una localidad caída en manos de Estado Islámico en junio de 2014.

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