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LA INIGUALABLE: BILLIE HOLIDAY (Lady Day)

Oscar A. Fernández O.

Eleanora Fagan Gough (Filadelfia, pharm 7 de abril de 1915-Nueva York, cialis 17 de julio de 1959), conocida como Billie Holiday y apodada Lady Day, fue una cantante estadounidense de jazz. Junto con Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald, está considerada entre las más importantes e influyentes voces femeninas del jazz. El crítico Robert Christgau consideraba que era «inigualable y posiblemente la mejor cantante del siglo» y Frank Sinatra la consideraba «su mayor influencia» e «incuestionablemente la influencia más importante en el canto popular estadounidense de los últimos cincuenta años». (Jazz Guide Album).

El tema “Strange Fruit” fue considerado como la mejor canción del siglo XX, por la revista Time en 1999. El valor artístico de Billie Holiday reside en su capacidad interpretativa, en su dominio del swing y en la adaptación de sus cualidades vocales al contenido de la canción. Billie Holiday transmite a sus canciones una intensidad inigualable que, en muchos casos, es fruto de una traslación de sus vivencias personales a las letras cantadas. Esta personalización de lo cantado hace que su estilo esté muy vinculado a intérpretes clásicos de blues como Bessie Smith o Ma Rainey; también está clara su deuda, confirmada por ella misma, con Louis Armstrong (en su autobiografía dejó escrito: “Siempre quise el gran sonido de Bessie y el sentimiento de Pops”) y, desde luego, con quien sería su principal acompañante: el saxofonista tenor y clarinetista Lester Young.

Con una niñez y juventud sufridas y marcada por una violación y el abandono de sus padres, Billie, fue obligada a prostituirse siendo una niña de doce años.
A pesar de todo ese infortunio, en la década de los treinta, ya cantaba frecuentemente en varios clubes de Nueva York. Su popularidad empezó a cimentarse en 1933 cuando el productor John Hammond habló de ella públicamente en su columna de prensa y llevó a Benny Goodman a una de sus actuaciones. Después de la grabación de una prueba en los estudios de la Columbia, Billie se unió a un pequeño grupo de músicos dirigidos por Benny Goodman para hacer su debut comercial el 27 de noviembre de 1933 con la canción “Your Mother’s Son-In-Law”.

Sus primeras grabaciones de estudio las realizó bajo el sello Columbia, hasta 1933, para luego continuar con Brunswick en 1935 hasta un año después. En estos primeros años grabó junto a algunos de los mejores músicos de la historia del Jazz, como Ben Webster, Benny Goodman, Roy Eldridge, Johnny Hodges o Jonah Jones, entre otros. Teddy Wilson se encargó de reunir a estos músicos y formar reducidos y selectos conjuntos instrumentales (Billie Holiday Biography) En este breve periodo destacan If You Were Mine (1935) These Foolish Things y I Cried for You (1936), en el formato habitual para grabaciones de alta calidad de la época, vinilo a 78 RPM.

Fue por ese tiempo que tuvo sus primeros éxitos como cantante. El 23 de noviembre de 1934 cantó en el teatro Apollo recibiendo buenas críticas. Su presentación con el pianista y posterior amante Bobby Henderson hizo mucho para consolidar su prestigio como cantante de jazz y blues. Poco tiempo después Holiday empezó a presentarse regularmente en numerosos clubes en la calle 52 y en Manhattan. Su particular timbre de voz y su libertad rítmica hicieron de ella una de las cantantes más personales e influyentes del mundo del jazz. Sin embargo, Holiday no supo asimilar el éxito: consumidora habitual de drogas y alcohol, poco a poco entró en un proceso de decadencia artística, al que se sumó una desafortunada vida sentimental que la condujo a una profunda depresión.

Durante este período de decadencia siguió actuando, acompañada por músicos mediocres, grabó su peor repertorio y fue consumiendo el merecido crédito que había obtenido en su primera época. Sin embargo, a mediados de la década de 1950 consiguió rehacer su carrera, aunque su persistente adicción a los estupefacientes acabó finalmente con ella en 1959, a causa de una sobredosis de heroína. En 1956 había aparecido su autobiografía, Lady Sings the Blues. Una vida paralela con la también fenomenal Edith Piaff.

Billie Holiday no tiene nada que ver con ninguna otra cantante de jazz. Todo cuanto la rodea es un misterio. A pesar de no tener estudios técnicos, poseía una incomparable dicción, fraseo e intensidad dramática. Llena de sentimiento, su voz, es todavía capaz de erizar la piel, a pesar de que en los últimos años era ya apenas perceptible. En este nuevo milenio, en que las voces femeninas han invadido el mundo del jazz, la presencia de Holiday se agiganta a cada nueva escucha. Su legado es inmenso e insustituible.

Les dejo con algunas piezas de canto magistral de la inolvidable, inigualable e inmortal Billie, a través de estos links. Hasta la próxima, saludos fraternos.

www.youtube.com/watch?v=6MOht5qcIU4
www.youtube.com/watch?v=eWI6VSs4Onw

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