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La alimentación y la nutrición de la mujer embarazada

1a. parte

Una buena alimentación no quiere decir necesariamente una buena nutrición. La Nutrición se da cuando la alimentación es completamente balanceada y la mujer se encuentra sana.

La alimentación de una mujer que se encuentra embarazada debe cubrir todos los componentes necesarios y de forma balanceada: carbohidratos, proteínas, grasas, minerales y vitaminas. Estos componentes son obtenidos de la carne, leche y derivados, huevos, verduras, cereales y frutas.

Las carnes de res, cerdo y aves, pescado o frutos del mar, son opcionales como fuentes de proteínas, las que pueden ser sustituidas por los huevos o productos derivados del frijol de soya.

La leche de vaca y sus derivados pueden ser sustituidos por la leche de soya en las madres que presentan claros componentes alérgicos a la leche de vaca. Algunas evidencias de intolerancia a la leche de vaca y derivados de la misma pueden ser flatulencia, dolor abdominal, borborigmo o chillazón de tripas, ventoseadera, irritabilidad, estreñimiento o diarrea. Componentes respiratorios como manifestaciones alérgicas a la leche de vacas tales como: catarros, tos, hervor, cansancio de pecho; o manifestaciones en la piel como eccema y acné. Estas limitantes deben de tomarse en cuenta para no afectar a un recién nacido, que desde que nace puede presentar problemas de la piel, que se declaran cuando se inicia la alimentación con fórmulas industriales derivadas de la leche de vaca y que se manifiestan por vómitos y timpanismo (soplazón) o eccema seborreico.

Se puede agregar que si la madre o el padre o ambos son de piel blanca y padecen o han padecido de acné, el bebé puede nacer con un problema de intolerancia láctea: leche de vaca y sus derivados: queso, crema, mantequilla, requesón, yogur, cuajada, etc.

Si usted quiere prevenir que su bebé se enferme por causas poco determinadas, indefinidas, desconocidas y que probablemente sean las causas ya mencionadas, desde que nazca aliméntelo única y exclusivamente al seno materno y si desea agregar un complemento nutricional, que sea cuando el bebé sea mayor de 6 meses y a base de leche de soya. Esta actitud le ayudará mucho a prevenir la rinitis alérgica, asma y eccema.

Una advertencia válida para los niños que padecen de alguna enfermedad alérgica: además de los componentes de la leche de vaca, están los productos concentrados que se ofrecen como complementos de la nutrición, tanto para los niños como para ancianos, o para adolescentes que convalezcan de alguna enfermedad o cirugía.

Estos productos son súper concentrados en proteínas derivadas de la leche de vaca, hasta del 95 % del total del producto. Algunas madres también abusan de estos productos y no atienden las recomendaciones del médico, ni las que vienen impresas en los respectivos envases y ofrecen al bebé bebidas con tales concentrados que satisfacen el apetito o el gusto que dan estos productos, pero que, al mismo tiempo, sobrecargan al organismo de los niños a nivel de los riñones, por la gran cantidad de proteínas contenidas en el producto.

Se tiene que señalar que como estrategia de venta de estos productos les agregan olores y acentuadores del sabor para atraer la preferencia del niño, con lo cual puede terminar en un mal uso y dañarle la salud.

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