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Nairobi/AFP
La energía solar atrajo en 2017 una inversión global de 160,8 millones de dólares, un 18 por ciento más que el año anterior, y un 57 por ciento mayor al resto de las fuentes renovables, publicaron organismos internacionales.
De acuerdo con el informe divulgado por el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas (Pnuma), la Escuela de Fráncfort y Bloomberg New Energy Finance, la inyección financiera fue mayor en fotovoltaicas que en nuevas capacidades de generación de carbón y el gas, con un aporte de unos 103 mil millones de dólares.
El texto, denominado Tendencias globales en la inversión en energías renovables 2018, significó que China incorporó más de la mitad del total mundial de la nueva capacidad de producción de energía solar, 53 gigavatios (Gw)e unos invirtió 86 mil 500 millones de dólares, un alza del 58 por ciento ante el año precedente.
Actualmente, la fotovoltaica tiene capacidad para producir 98 gigavatios adicionales, una contribución superior a la del resto de fuentes, le siguen las plantas de carbón 35 Gw, gas 38 Gw, petróleo 3Gw y la energía nuclear agregó 11Gw de capacidad de generación, 59 Gw en su conjunto.
Las energías limpias continúan en ascenso, en 2017 se logró un récord de producción 157 Gw, frente a los 143 de 2016, y superó ampliamente los 70 GW de los combustibles fósiles.
Desde 2004 hasta la fecha, en el mundo se invirtieron 2,9 billones de dólares (millón de millones), señaló, debido a la reducción continuada de los costos de la electricidad solar y eólica. El año pasado fue el octavo consecutivo en que la inversión mundial aunmentó en energías renovables, sin contar los grandes proyectos
Además de China, otras naciones como Australia, México y Suecia se destacaron en esta área, en contraste con algunas grandes economías que limitaron sus aportes financieros, como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania o Japón, puntualizó el informe.
La proporción de electricidad generada mediante estas energías evitó que enviasen 1,8 gigatoneladas de emisiones de dióxido de carbono a la atmosfera, equivalente a los gases emitidos por todo el sistema de transporte de Estados Unidos, ilustró la investigación.
Al respecto McCrone estimó que la energía limpia también significa menos contaminación, y un desarrollo más saludable y feliz.
