HOY

 

Hoy encontré la carta que te mandé

cuando me ahogaste el corazón.

Hoy de deseé en un espasmo

de perennidad

seguro que tenés en tus manos inmensas

mi alma de nance.

Ayer como siempre desperté con tu recuerdo

dándome con el muro de mi soledad

en al añoro de tu pecho.

Ayer lloré para adentro

acordándome de tu dulzura frondosa

escondida en tu suculencia reprimida

en tu imponencia de centauro

y mi sensibilidad virginal

aullaba en mi corazón de zodiaco.

A Dios…le pido tu mirada risueña

salpicada de morena profundidad

aunque sea atisbando en el astral.

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