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Francisco, el emotivo encuentro con las víctimas en Colombia

Por Rodrigo Almonacid

Villavicencio/AFP/dpa

Al hijo de Elizabeth lo reclutaron los paramilitares y a Alcides lo forzaron a huir de su tierra. El papa pondrá a las víctimas del conflicto armado en el centro del mensaje de reconciliación que enviará este viernes desde Colombia.

Francisco tendrá este viernes la cita más importante de su visita de cinco días al país: una gran oración por la paz en la ciudad de Villavicencio (centro), la capital de una región que fue escenario de brutales choques en el marco del conflicto armado de más de medio siglo.

Antes de abordar el avión en Bogotá, Francisco pidió ante un grupo de militares una oración «en silencio por todos los caídos y por todos los que quedaron heridos» en el conflicto.

«Gracias, y ojalá puedan ver consolidada la paz en este país, que se lo merecen», dijo.

El obispo de Roma, que pidió a los colombianos huir de la venganza y el odio, apoyó decididamente el acuerdo de paz firmado en 2016 entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En una carta abierta, Timochenko, jefe máximo de las FARC, ahora convertidas en partido político, le suplicó al pontífice «su perdón por cualquier lágrima o dolor que hayamos ocasionado al pueblo de Colombia o a uno de sus integrantes».

El pontífice argentino dirigirá en Villacencio la segunda misa al aire libre, tras haber congregado a cientos de miles de personas este jueves en Bogotá.

Luego se dirigirá y escuchará las voces de indígenas, negros y campesinos, así como de exguerrilleros y agentes estatales enfrentados por décadas.

Una imagen del mutilado Cristo de Bojayá será llevado al encuentro con el papa.

La figura religiosa, sin brazos ni piernas, quedó semidestruida por un artefacto explosivo lanzado por guerrilleros contra una iglesia donde se refugiaba una comunidad negra en medio de un combate entre las FARC y paramilitares en 2002: 79 personas murieron.

El reclamo indígena

Entre la multitud que encontrará Francisco estará Elizabeth Cometa, una mujer morena con pecas en la cara cuyo hijo fue reclutado a la fuerza por paramilitares cuando aún era menor de edad.

Con él no volvió a encontrarse sino hasta mediados de la década pasada, cuando estas milicias de ultraderecha se desmovilizaron.

«Un hecho de estos deja marca en nuestros corazones, en nuestras vidas, esperamos que este primer paso hacia la reconciliación nos sirva para sobrevivir», dijo esta mujer de 57 años, quien asistirá a un encuentro de oración con pañuelo negro en señal de luto.

Elizabeth optó por perdonar y ahora encabeza la ONG Forjando un futuro por la paz, que reúne a una veintena de organizaciones, principalmente de mujeres violadas por actores armados en el departamento del Meta, del que Villavicencio es capital.

Alcides Mejía, un indígena del pueblo zenú, ubicado en el noroeste del país, recorrió Colombia de un extremo a otro para «reclamar» ante Francisco los derechos de los pueblos aborígenes.

«Estamos luchando por nuestros territorios, tenemos muchos indígenas desplazados desde hace 500 años y (somos) discriminados por el pueblo colombiano», explicó este guardia indígena con bastón de mando en mano.

«Los indígenas nunca serán arrodillados ante el papa», remató Mejía, cuyo territorio en el departamento de Antioquia ha sido por años zona de disputa de «todos» los grupos armados.

Medioambiente

Como Alcides, unos 1.500 indígenas de todo el país asistirán a los actos del papa en Villavicencio, la segunda ciudad después de Bogotá que visita el pontífice.

De ellos, 102, en representación del mismo número de etnias existentes en el país, le harán un pasillo de honor a Francisco en su ingreso a la misa, a la que se espera asistan medio millar de personas.

Las comunidades indígenas le entregarán un bastón de mando como símbolo de guardián milenario de la madre tierra y de los pobres.

«Queremos que el papa ayude al mundo a que se proteja el agua, a que se proteja a los pueblos indígenas», dijo Luis Alfredo Acosta, coordinador nacional de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).

Francisco, que ha centrado su pontificado a la lucha por los pobres y la defensa de la naturaleza, brindará un mensaje para preservar la Amazonía.

En Villavicencio, Francisco también sembrará un árbol como símbolo de la paz y beatificará al obispo Jesús Emilio Jaramillo y al sacerdote Pedro María Ramírez, muertos en diferentes circunstancias de la violencia política colombiana.

Se prevé que en algunos actos haya excombatientes de las FARC, que fue la principal guerrilla de América y que ahora convertida en partido político envió un saludo «efusivo» al pontífice por su visita.

«La única condición que puso el papa para visitar Colombia es que se firmara el acuerdo de paz con las FARC», dijo a AFP Camilo Chaparro, experto en el Vaticano.

Tras el pacto con las FARC, Colombia busca la «paz completa», por lo que el gobierno negocia ahora con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla activa del país.

Papa Francisco beatifica a obispo y sacerdote colombianos

El papa Francisco beatificó hoy al obispo Jesús Emilio Jaramillo y al sacerdote Pedro María Ramírez en una ceremonia realizada en Villavicencio durante su tercer día de visita a Colombia.

La beatificación se llevó a cabo en el marco de una misa campal encabezada por Francisco ante cerca de 600.000 feligreses en el Parque Catama de la capital del departamento de Meta (centro), a unos 80 kilómetros al sureste de Bogotá.

Jaramillo era obispo de la ciudad de Arauca cuando fue secuestrado y asesinado el 2 de octubre de 1989 por miembros de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Ese grupo armado, que desde febrero de este año protagoniza con el Gobierno colombiano un proceso de paz en Ecuador, dijo en ese entonces que mató al obispo porque lo consideraba «cercano» a las Fuerzas Militares.

Sin embargo, el jefe del equipo negociador del ELN ante el Gobierno, Israel Ramírez, más conocido con el alias de «Pablo Beltrán», dijo hace poco que su grupo admite que cometió un error al asesinar al obispo y que está dispuesto a pedir perdón por ello al papa Francisco.

Por su parte, el sacerdote Ramírez era el párroco del municipio de Armero cuando fue asesinado a machetazos por una turba el 10 de abril de 1948.

El proceso de beatificación de Ramírez estuvo rodeado de polémica, pues algunos habitantes de Armero consideran que el sacerdote no fue asesinado por su misión pastoral sino por sus posturas políticas a favor del Partido Conservador, cercano a la Iglesia católica, y en contra el Partido Liberal.

Francisco expresó que tras haber escuchado los argumentos de las Diócesis de Arauca y de Garzón, así como de la Congregación de la Causa de los Santos, declara que «los siervos de Dios Jaramillo y Ramírez de ahora en adelante serán llamados beatos» y que sus respectivas fechas de fiesta serán el 3 y el 24 de octubre.

Durante la homilía, Francisco insistió en que los colombianos deben abrir la puerta de la reconciliación para superar el conflicto armado.

«La reconciliación no es una palabra abstracta; si eso fuera así, sólo traería esterilidad, más distancia. Reconciliarse es abrir una puerta a todas y a cada una de las personas que han vivido la dramática realidad del conflicto», dijo Francisco.

El sumo pontífice señaló que las víctimas de un conflicto armado se convierten «en los protagonistas más creíbles de los procesos de construcción de la paz» cuando a pesar de las dificultades «vencen la comprensible tentación de la venganza».

«Es necesario que algunos se animen a dar el primer paso en tal dirección, sin esperar que lo hagan los otros. Basta una persona buena para que haya esperanza. Y cada uno de nosotros puede ser esa persona. Esto no significa desconocer o disimular las diferencias y los conflictos. No es legitimar las injusticias personales o estructurales», dijo el papa.

El lema de la visita de Francisco a Colombia es «Demos el primer paso» en un sentido de reconciliación y perdón en momentos en que el país sudamericano está saliendo de un conflicto armado que lo ha azotado por cinco décadas.

Según el papa, «la reconciliación no puede servir para acomodarse a situaciones de injusticia» y se debe concretar «con el aporte de todos».

«En este entorno maravilloso, nos toca a nosotros decir sí a la reconciliación; que el sí incluya también a nuestra naturaleza. No es casual que incluso sobre ella hayamos desatado nuestras pasiones posesivas, nuestro afán de sometimiento», agregó el papa.

Francisco cerró su homilía citando el verso de la canción «Minas piedras», del cantautor colombiano Juanes: «Los árboles están llorando, son testigos de tantos años de violencia. El mar está marrón, mezcla de sangre con la tierra».

Villavicencio es una escala simbólica en la visita de Jorge Bergoglio, pues la región de los Llanos Orientales, de la que es la principal ciudad, fue escenario de sangrientos enfrentamientos armados.

Francisco encabezará en la tarde de hoy dos actos de oración por la reconciliación en Colombia en Villavicencio.

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