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La Canciller de Alemania Angela Merkel, y el excanciller alemán Helmut Kohl.

Europa rinde homenaje a Helmut Kohl, «un verdadero europeo»

Por Christian Spillmann

Estrasburgo/AFP

La Unión Europea rindió este sábado un homenaje inédito y lleno de emoción al excanciller alemán Helmut Kohl, con una ceremonia en el hemiciclo del Parlamento Europeo en Estrasburgo.

Una veintena de jefes de Estado y de gobierno, así como el rey emérito Juan Carlos de España, figuraban entre los asistentes al acto, para una Unión Europea doblemente en duelo un día después de la muerte de otra gran figura del europeísmo, Simone Veil, primera presidenta del Parlamento Europeo.

Vestida de negro y visiblemente emocionada, la jefa del Gobierno alemán, Angela Merkel, reconoció la labor del «canciller de la unificación» de Alemania. «Sin Helmut Kohl, la vida de millones de personas, como yo, que vivían al otro lado del muro no sería la misma», subrayó.

El ataúd, cubierto por la bandera europea y transportado por ocho militares, se instaló en un catafalco en el centro del hemiciclo para esta ceremonia sin precedentes en la historia de la Unión Europea (UE).

Ante el féretro, tres coronas de flores: una con los colores de la República Federal de Alemania, otra en nombre de la UE y la tercera, en nombre de su esposa, con la inscripción «In Liebe, deine Maike» (‘Con amor, Maike’).

«Helmut Kohl era un verdadero europeo y un amigo. Europa le debe mucho», subrayó antes de la ceremonia el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el único de los dirigentes europeos en funciones que se codeó con Kohl, cuando era un joven primer ministro de Luxemburgo.

Herencia enorme para Europa

Padre de la reunificación alemana, arquitecto de la ampliación de la UE y heraldo de la amistad franco-alemana, Helmut Kohl falleció el 16 de junio a los 87 años. Fue jefe de gobierno alemán entre 1982 y 1998 y su «herencia para Europa es enorme», según Juncker.

Es la primera vez que la UE organiza un homenaje de este calibre. Kohl fue nombrado, como destacó Juncker, uno de los tres «ciudadanos de honor de Europa», junto a los franceses Jean Monet y Jacques Delors.

En la ceremonia estaban presentes 17 dirigentes europeos, entre ellos la primera ministra británica, Theresa May; los expresidentes de Gobierno español Felipe González y José María Aznar y los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía; el italiano Romano Prodi y el portugués José Manuel Durao Barroso, ambos expresidentes de la Comisión Europea y ex primeros ministros de sus países; el presidente francés, Emmanuel Macron, y su antecesor, Nicolas Sarkozy.

«Me despido de Helmut Kohl desde la dimensión de la amistad, de la que tenía un gran sentido; unía la confianza a la amistad, rara especie en las relaciones políticas», dijo Felipe González en su discurso ante el hemiciclo.

«Tenía sentido de la historia y por eso hablaba de una Alemania europea, para no repetir nunca más una Europa alemana. Y tenía sentido social (…) Estamos perdiendo a un gran europeísta. Y yo personalmente tengo el sentimiento de perder a un amigo con el que he compartido momentos históricos decisivos. Para Alemania, para España, para Europa y para el mundo», añadió el exmandatario.

El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani; el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk; y Jean-Claude Juncker intervinieron en la ceremonia. Felipe González, el expresidente estadounidense Bill Clinton y el¡ primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, lo hicieron «a petición de la viuda» de Kohl.

Las dos últimas alocuciones las pronunciaron Macron y Merkel.

«Helmut Kohl fue un interlocutor privilegiado para Francia, un aliado fundamental, pero fue más que eso, fue un amigo», afirmó el presidente galo.

Los intermedios musicales elegidos para el homenaje honraron a los compositores Haendel y Beethoven, que nacieron en Alemania pero inspiraron a toda Europa. Entre sus obras, la orquesta y el coro universitario de Estrasburgo interpretaron el himno alemán y la «Oda a la alegría», himno de la UE, antes de acompañar la salida del féretro con la triste y lenta Séptima Sinfonía de Beethoven.

El homenaje europeo se vio ensombrecido por las riñas familiares en torno a sus exequias. Su segunda esposa, Maike Kohl-Richter, no quiso un funeral nacional e incluso intentó prohibir que Angela Merkel pronunciara un discurso.

No le perdona a la pupila política del excanciller que lo echara del partido conservador en 1999, denunciando el escándalo de las cajas en negro de la CDU.

Los restos del excanciller fueron luego trasladados a Spire, en Alemania, donde será inhumado.

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