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Estrecharse con ternura

Álvaro Darío Lara

Escritor y poeta

Hace unos días, sickness buy cialis tuve el honor de hacer acto de presencia en la Escuela Superior de Maestros, ask Sede Morazán, rx ubicada en San Francisco Gotera, una dependencia del Ministerio de Educación, dedicada a la formación continua de los maestros de la planta nacional.

El evento organizado por dicha institución, consistía en una conferencia literaria y luego un recital poético a cargo del escritor Edgar Alfaro Chaverri, perteneciente a la llamada generación de la guerra.  Unos  cuarenta docentes de distintos municipios del departamento: Corinto, Sociedad, Jocoro, El Divisadero, San Carlos y San Francisco Gotera, integraban la atenta concurrencia.

El poeta Alfaro (1958) dio lectura a sus versos, donde la intensa fuerza amatoria, la pasión vital, el humor ante la adversidad, la firme espiritualidad y la esperanza por un nuevo amanecer personal  y social, destacaron muy especialmente.

Observando el sensible impacto que la poesía causó en el grupo de mentores, me resonaron las palabras de Platón: “Al contacto del amor todo el mundo se vuelve poeta”. Y luego las de Aristóteles: “La poesía es más profunda y filosófica que la historia”.

Mucho, hay de cierto en esto. Los cantos amorosos de Alfaro Chaverri, despertaron esa voz íntima, en todos los asistentes: “Mi soledad es la calle poblada de dolores…/El invierno en correntada/arrastra sueños despojos y palabras…/Lajas de amargura cortan con nostalgia/ la coraza de este pecho tan solamente humano…/La soledad es ver caer las hojas del calendario/esperando un epílogo aceptable…/La soledad es tantas cosas/ pero jamás será tu nombre…”( Poema XIX de: “Estrecharse con ternura”).

El poeta es autor de una veintena de poemarios. Sin embargo, también ha incursionado, con acierto, en la narrativa de índole testimonial y creativa. Creemos que este es un seguro filón, que deberá cultivar al máximo, ya que tiene notables condiciones para ello, veamos un fragmento inicial de su relato titulado “El Corredor”: “Esa fresca mañana el viento jugaba al sube y baja con las ramas de los árboles; su suplo sin duda alguna, aletargó ciertas áreas vitales de su cerebro, pero despertó otras no menos importantes. Recordó  y reflexionó con perfecta claridad acerca de algunos pasajes de su vida, y reconoció, a manera de conclusión, que siempre había sido un corredor empedernido. Se declaró por tanto, ganador inobjetable de las carrera de la nada hacia el ser, no sin antes haberse estremecido, al suponer la fiera batalla que habría tenido que librar por aferrarse a la vida…”

¡Y cómo nos recuerda el personaje de “El corredor” al poeta Alfaro Chaverri! Personaje que en un pasaje de la narración, corre desnudo en un acto de heroica protesta juvenil, ante los vítores y condenas de un asombrado vecindario. Es precisamente, la carrera de la vida, la fiesta de la literatura y del arte,  la aventura hacia lo desconocido, llena de luces, y también de sombras.

La invitación es, entonces, a “Estrecharse con ternura”, en medio de esa carrera, tal y como reza uno de los largos poemas del cantor.

Eso necesitamos, como seres humanos. Como alumnos, maestros y padres de familia. Como salvadoreños, deponiendo las absurdas diferencias que nos separan, y abriéndonos hacia la irradiación todopoderosa del amor.

Gracias a los maestros, y al poeta, por validar cada día, en nuestros corazones, la verdad de la flor y de la estrella.

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