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Estados Unidos y China velan armas para una guerra comercial con encendida retórica

Washington/Pekín/AFP

Aldo Gamboa/Patrick Baert

Estados Unidos y China, las mayores economías mundiales, velan las armas para una potencial guerra comercial con una retórica que hace temer enfrentamientos de impredecibles consecuencias.

Washington lanzó el primer golpe el jueves al anunciar aranceles contra productos chinos por al menos 50.000 millones de dólares, y Pekín respondió con medidas de reciprocidad contra un centenar de productos estadounidenses.

Este escenario de incertidumbres generalizadas provocó en la jornada una marcada tendencia a la baja de las principales bolsas de valores, en un adelanto del impacto que esta crisis puede tener en los mercados financieros.

La bolsa de Wall Street el índice Dow Jones ya había caído 3% el jueves y este viernes volvió a desplomarse un 1,7%, mientras que en Europa también se deslizaron en la pendiente las bolsas de Londres, Fráncfort, Milán y Madrid.

En la propia China, las bolsas de valores en Shanghái, Shenzen y Hong Kong también terminaron en baja, así como la de Tokio.

OMC pide «moderación»

La Organización Mundial de Comercio (OMC) pidió «moderación y un diálogo urgente».

«Perturbar el flujo comercial puede poner el peligro la economía mundial», dijo en Ginebra el director general de la OMC, Roberto Azevedo.

En Bruselas el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo que la Unión Europea respondería «sin debilidad» a una eventual embestida estadounidense en el flanco comercial.

«Nada se puede resolver cuando tienes un revólver apuntado contra la cabeza», comentó el mandatario francés, quien tiene en agenda una visita a Washington en unas pocas semanas.

Este viernes, sin embargo, el presidente Donald Trump destacó que Washington ya inició conversaciones comerciales con varios otros países, y afirmó que su gobierno ahora puede negociar acuerdos «justos» gracias a su postura más firme.

Washington ya anunció que eximirá temporariamente de aranceles al acero y al aluminio de la Unión Europa y de varios países entre ellos Canadá, México, argentina, Brasil y Corea del Sur.

«Muchos países están negociando acuerdos justos con nosotros. Y una de las razones, francamente, por la que podemos hacer esto es que ahora tenemos aranceles a las importaciones de acero y aluminio», expresó el mandatario.

«Luchar hasta el fin»

«China no teme en absoluto una guerra comercial», advirtió el ministro chino de Comercio.

«Si se inicia una guerra comercial, China luchará hasta el fin para defender sus intereses legítimos con todas las medidas necesarias», había apuntado el jueves la embajada china en Washington.

Trump ordenó elaborar en 15 días una lista de productos chinos cuya importación pasará a ser objeto de pesados aranceles.

Washington alega que empresas estadounidenses son forzadas a repasar tecnología, patentes y propiedad intelectual para operar en China, y ello constituye «competencia desleal».

China respondió el viernes con una lista de 128 productos, o líneas arancelarias, sobre los que aplicará tasas de aduana del 15% o del 25% si las negociaciones con Washington no llegan a buen puerto.

Las represalias chinas parecen moderadas: los productos que afectados equivaldrían a 3.000 millones de dólares en exportaciones a China el año pasado, esto es, apenas el 2% del total de las exportaciones de Estados Unidos hacia ese país en 2017 (154.000 millones, según las aduanas chinas).

Productos como frutas, vino, etanol, ginseng o tubos de acero sin soldar podrían ser gravados con un arancel del 15%, mientras que el de la carne de cerdo o el aluminio reciclado sería de un 25%.

La lista no incluye, sin embargo, la soja, que Estados Unidos exportó a China por valor de 14.000 millones de dólares el año pasado.

Moderación con la UE

El secretario estadounidense de Comercio, Wilbur Ross, explicó que las sanciones a Pekín son el «preludio de una serie de negociaciones».

Lighthizer, de su lado, recalcó que las medidas buscan principalmente preservar el sector de la alta tecnología, la «parte más esencial» de la economía estadounidense.

Washington invoca también el déficit comercial colosal con Pekín, un importante socio comercial (375.200 millones de dólares en 2017, según las aduanas chinas).

Estados Unidos intenta obtener el respaldo de sus otros socios comerciales. «Es un problema que atañe a todo el mundo, todos los que comercian con China lo tienen», consideró Peter Navarro, asesor comercial de Trump.

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