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«EN SANTIAGO DE MARÍA ME TOPÉ CON LA MISERIA»

Dos años de la Vida de Mons. Romero (1975-1976)
¿Años del Cambio?

Yo suplico, pues, estimado P. Vicario, que dando fe a mi sincera expresión de aprecio en favor de la labor sacerdotal de la comunidad pasionista de Jiquilisco, se disipe toda desconfianza o malentendido, que pueda entorpecer tan valiosa colaboración; y que, en vez de consignar con urgencia y por escrito los detalles que sugieren sus cuestionamientos, dejemos abierto el diálogo franco con los padres, para aclarar, con paz, todas las dudas y temores que aún existan y, sobre todo, para seguir buscando, sin más compromisos que nuestro amor a la Iglesia, la mejor manera de encauzar hacia el bien común de la diócesis lo mucho que el verdadero “carisma pasionista” le está ofreciendo con tanta generosidad.

Solamente me permitiría detallar estas tres iniciativas, precisamente para favorecer el diálogo que deseo:

1.- La primera, Ud. mismo la sugiere como posible en la pág. 3 (nº 6) del memorándum: “Que los párrocos planifiquen con los padres la actividad del centro para una mayor eficacia diocesana”.

2.- La segunda, es un ofrecimiento de mi participación personal, siempre que sea posible, en las reflexiones pastorales de la comunidad pasionista.

3.- Y la tercera, además de ser una súplica de colaboración más íntima, quiere ser expresión de mi confianza: es preguntar a V. R. y al P. Juan, si este aceptaría el cargo de vicario de la pastoral diocesana.

Por mi parte, estimado P. Vicario, creo que V. R. al tener que regresar tan pronto a su residencia de Honduras, puede sentirse satisfecho de que su noble intervención ha encontrado buena voluntad y deseo de comprensión en esta diócesis y en su obispo. Por lo que le reitero mis agradecimientos, extensivos al trabajo generoso de la comunidad de Jiquilisco. Con fraternal afecto. Oscar A. Romero, obispo de Santiago de María”.114

f) Conclusión del Debate

Como conclusión de todo este debate sobre el asunto del centro “Los Naranjos”, o mejor, sobre la línea pastoral de los pasionistas de Jiquilisco, vamos a copiar tres cartas:

-LA PRIMERA del P. vicario regional, que es respuesta a la de Mons. Romero del 13 de diciembre, en la que comenta las conclusiones acertadas de Monseñor, y da por acabada la situación de crisis relativa al centro “Los Naranjos”.

-LA SEGUNDA carta es del P. Provincial al P. vicario regional: en ella hace como una “evaluación” de cómo se ha llevado el asunto del centro: alaba la exposición del P. vicario, y vuelve a poner reparos sobre “el proceder prepotente” de la comunidad de Jiquilisco en este asunto. Al mismo tiempo -y esto es lo que nos anima a copiar esta carta- alaba la humildad, los sentimientos y el proceder de Mons. Romero.

-LA TERCERA es una carta de Mons. Romero al director de Adveniat pidiéndole ayuda para el centro en el primer semestre del año 1976. En ella se refiere al “affaire” del centro y dice: ”creo que han sido providenciales piedras de toque para acrisolar esta obra de Dios…” Creemos que es una visión sincera y muy propia de Monseñor por el sentido espiritualista y providencial de la misma; por eso también la copiamos.

PRIMERA CARTA:

“Excmo. y Rvmo. Sr:

Agradezco muy de veras su comunicación de fecha 13 de diciembre de los corrientes, que recibí en nuestra residencia parroquial de Jiquilisco, y que es una demostración palpable de lo que V. Excia. afirma en sus últimas líneas: “…puede sentirse satisfecho de que ha encontrado buena voluntad y deseo de comprensión en esta diócesis y en su obispo”. Por todo ello, le doy gracias a Dios.

Esta sabia y ponderada comunicación, nos deja bien marcados suficientes criterios para que podamos mirar con optimismo y con sentido eclesial, el trabajo por venir de los PP. pasionistas en su querida diócesis. Señalo algunos que me parecen más destacados:

1.- El que considere la presencia y el trabajo de la comunidad pasionista como una parte muy destacada de la herencia que le ha entregado el Señor y como una colaboración necesaria, al buen servicio pastoral de su diócesis.

Sinceramente, eso nos desborda y nos hace sentir, no solo aceptados, sino que nos compromete aún más a trabajar con mayor dedicación, en esa su iglesia local.

2.- Soy muy consciente de que a pesar de esa buenísima voluntad mutua, como V. Excia., muy acertadamente lo expresa, no desplaza los problemas ni las fricciones, a la hora de las soluciones y planteamientos concretos de una pastoral encarnada en la realidad.

Y personalmente, acepto y me alegra, la pauta de solución para esos momentos conflictivos: “Solo se pueden superar, con una buena dosis de oración, de espíritu de discernimiento, de humildad, de buena voluntad”.

Estoy más que convencido de esa actitud, en todos los responsables de la diócesis, sería la más conveniente para que el Espíritu del Señor se manifieste y nos haga ver con claridad las soluciones para un servicio mejor al Pueblo de Dios.

3.- De igual modo, creo que el criterio de la “solidaridad para con las opciones de la Conferencia Episcopal, al orientar problemas comunes de pastoral o enfrentar las difíciles circunstancias sociopolíticas del país”, como norma práctica, es un signo de comunión eclesial, y por lo mismo, ha de ser tenido muy en cuenta por todos los que quieran construir o trabajar en una iglesia concreta.

4.- Y lo que más estimo, por ser el punto clave de todas las soluciones, es su disposición y su apertura para un diálogo franco con los padres, en una actitud de BÚSQUEDA constante, sin más compromisos que el amor a la Iglesia para encontrar juntos la mejor manera de poner al servicio de la diócesis los distintos aportes y carismas de cada quien.

Estoy, por lo demás, muy de acuerdo con todas y cada una de las iniciativas que V. Excia. sugiere al final de su comunicación, e interpreto su gesto de que “le agradaría poder contar con la colaboración del P. Juan Macho para el cargo de vicario de pastoral de su diócesis”, como una demostración clara de su confianza y de su deseo de una colaboración más íntima de los padres, en su tarea apostólica. Por mi parte le dejé dicho al P. Juan, que si él se sentía animado para este nuevo trabajo, no solo tenía mi visto bueno, sino que me alegraría mucho el que siempre el Sr. obispo les encontrase con esa disposición de servicio incondicional.

Estaré muy contento de que el nuevo año, se pueda volver a trabajar con toda normalidad, y que en este ambiente de mutua comprensión, tanto en la parroquia de Jiquilisco, como en el centro “Los Naranjos”, y desde ya, deseo que esa labor apostólica tenga los mejores éxitos.

Ruego mucho al Señor, por esa su querida Iglesia, por su obispo y por sus sacerdotes, para que el espíritu les acompañe en estos tiempos tan difíciles.

Acepte, Monseñor, el testimonio de mi distinguida consideración y aprecio, junto con los mejores deseos de una Navidad y Año Nuevo llenos de las bendiciones del Señor. Frmd: P. Victorino Sevilla González, vicario regional de los pasionistas”.115


114. A.C.P: Carta de Mons. Romero al Vicario Regional de los Pasionistas, 13 de diciembre de 1975, págs. 1-2.

115. A.C.P.: Carta del Vicario Regional a Mons. Romero, 19 de diciembre 1975, págs. 1-2.

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