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Yaneth Estrada
@caricheop
Con la llama encendida en un pebetero y un minuto de silencio, el Ministerio de Gobernación; la Comisión Nacional de Protección Civil, Prevención y Mitigación de Desastres; Comandos de Salvamento, Cruz Roja, PNC y Fuerza Armada de El Salvador conmemoran 34 años del terremoto de 1986 y sus víctimas.
Fue a las 11:49 de la mañana del viernes 10 de octubre de 1986, cuando El Salvador escribió una de las páginas más dolorosas de su historia, con terremoto de 7.5 grados en la Escala de Richter y IX en la escala Mercalli que sacudió todo territorio y dejó a más de 3,500 muertos, 200,000 damnificados y 20,000 heridos.
También hubo 150 edificios destruidos y 288,679 casas totalmente destruidas y 108,226 casas resultaron dañadas.
El epicentro se localizó en Los Planes de Renderos, al sur de la ciudad, con una profundidad de 5,4 km. La onda expansiva se dirigió hacia el Norte de la capital, atravesando el centro y causando un rastro de daños en su paso por los barrios San Jacinto, Santa Anita, Candelaria y el reparto Santa Marta, el terremoto fue de tipo trepidatorio debido a que fue hacia los lados y hacia arriba.
Luego el 13 de enero y 13 de febrero 2001 se tuvieron dos nuevos sismos de 7.5 grados y 6.6 grados, respectivamente, con saldo de 1,900 heridos y 700 fallecidos, una de las zonas más afectadas fue Las Colinas en Santa Tecla, al Sur Oeste de la capital salvadoreña. En este lugar, un deslizamiento sepultó la mayor parte del asentamiento humano, ocasionado 536 muertes y 300 viviendas destruidas.
En su participación, el ministro de Gobernación, Mario Durán destacó: “Las medias anteriores nos han evidenciado las consecuencias del desordenado proceso de urbanización, la falta de planificación y definición de políticas para la prevención y reducción del riesgo; y de continuar así, los eventos futuros podrían traernos consecuencias catastróficas. Es por ello que como Gobierno, que trabaja por cada salvadoreño, promovemos la cultura de la prevención”.
Carlos Fuentes, vocero de Comandos de Salvamento recordó ese trágico día (10 de octubre 1986), y como todo San Salvador yacía en el suelo, alarmas sonaban, aviones, gritos y como fieles a su juramento, muchos rescatistas pasaron semanas trabajando en labores de rescate en edificios emblemáticos como El Rubén Darío.
“A tres décadas de ese evento que marcó la vida de muchos salvadoreños, podemos decir que Comandos de Salvamento está mejor preparado para brindar un mejor respuesta, se han tenido talleres, se cuenta con mejor equipo y rescatistas, incluso, trabajando en medio de esta pandemia, dejando familia y hogares para salvaguardar la mayor cantidad de vidas, claro, ahora debemos cumplir con medidas de bioseguridad y procedimientos especiales”, dijo Fuentes, quien también rindió honores a colegas fallecidos recientemente como Manuel Fuentes “El Cólera” y el Guillermo “El Piocha” Solano.
Simulacro Nacional de Terremoto
Por otra parte, el ministro Durán informó sobre la organización del Quinto Simulacro Nacional de Evacuación en Caso de Terremoto, el cual está programado para el 21 de octubre con el objetivo de conocer la capacidad de respuesta de las instituciones y los mecanismos implementados para evacuar una instalación en caso que un sismo de gran magnitud ocurra en nuestro país.
Asimismo, agregó que la participación en este simulacro nacional estará compuesta por diversas carteras del Estado, instituciones municipales y algunas empresas privadas, quienes deberán inscribirse en línea en el www.proteccioncivil.gob.sv y completar los campos que se indican.
Este año se tiene la particularidad de la pandemia de COVID-19, por lo que la ausencia de los niños y docentes en las aulas es una realidad. En su lugar, se hará circular a través de las diferentes plataformas digitales, material lúdico que busca fortalecer la conciencia de una cultura de prevención en los estudiantes del sistema público y privado del país.
La actividad del 21 de octubre consistirá en ejercicios de evacuación de personas en edificios, asistencia de primeros auxilios por parte de los cuerpos de socorro, protocolos de reacción ante sismos, y otras más, respetando los protocolos de bioseguridad y distanciamiento social que requieren las circunstancias actuales por la pandemia.
