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El Estado Islámico: un caos planificado

Oscar A. Fernández O.

En una brutal burla a la decencia, clinic hace poco los terroristas del Estado Islámico, case anteriormente conocido como el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL) fueron anunciados como “luchadores por la libertad y la oposición” en Siria, comprometiéndose a “restaurar la democracia” y destronar al gobierno democráticamente electo del Presidente Bashar al-Assad. Desde la época de la Administración Reagan, Washington ha apoyado a estas redes terroristas, calificándolos de “luchadores por la libertad”. Solo necesitamos recordar películas de propaganda de la época, como la célebre Rambo III.

¿Y quién está detrás de la insurgencia yihadista en Siria? Los mismos que ordenaron la campaña de bombardeos y  los que apoyan militar y políticamente el proyecto del califato.

La milicia del Estado Islámico (IS), que actualmente se encuentra como presunto blanco de una campaña de ataques de Estados Unidos y la OTAN bajo el lema de “lucha contra el terrorismo”, sigue siendo apoyada secretamente por este país y sus aliados, pues los bombardeos están dirigidos realmente a quebrar las fuerzas de resistencia que defienden la legitimidad del Estado Sirio y al ejército que comanda Bashar al-Assad, teniendo como resultado la muerte de miles de civiles inocentes.

En otras palabras, el Estado Islámico (IS) es una creación de la inteligencia de Estados Unidos con el apoyo del MI-6 Británico, el Mossad de Israel, la Inteligencia Pakistaní “Inter-Servicios (ISI)” y el General de Inteligencia de la Presidencia de Arabia Saudita (GIP), Al Amah. Por otra parte, según fuentes de inteligencia israelíes (Debka) en la OTAN en coordinación con el Alto Mando turco, ha estado involucrado en el reclutamiento de mercenarios yihadistas desde el inicio de la crisis siria en marzo de 2011 (Michel Chossudovsky: 2014)

En relación con el alzamiento en Siria, los combatientes del Estado Islámico en conjunto con las fuerzas yihadistas afiliadas a Al Qaeda (Frente Al Nusrah) son apoyados “secretamente” por Estados Unidos, la OTAN e Israel. Su mandato consiste en librar un alzamiento terrorista contra el gobierno Sirio. Las crueldades cometidas por las huestes del Estado Islámico en Irak y Siria son harto conocidas. Por su parte los medios periodísticos imperialistas, con CNN a la cabeza, pretenden presentar dichas acciones sanguinarias, como producto de la brutalidad del ejército regular sirio.

Como resultado de esta desinformación de los medios, la opinión pública occidental no es consciente de que los terroristas del Estado Islámico, desde el principio reciben apoyo económico y logístico de las grandes potencias occidentales y sus aliados en Oriente Medio. “La fuente más importante de financiamiento de ISIS hasta la fecha, ha sido el apoyo de los países del Golfo, sobre todo Arabia Saudita, Qatar, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos” declaraba a Deustche Welle el Dr. Günter Meyer (2014), especialista en el Medio Oriente. Arabia Saudita “es responsable de la ayuda financiera y moral que reciben los grupos insurgentes”, señaló hace un año, también el primer ministro de Irak, Nuri al Maliki. Es conveniente recordar, para entender todo este nudo, que la dinastía de los Saud y sus pretensiones de liderar el medio oriente, es fiel aliada y principal proveedora de petróleo de la oligarquía estadunidense y amiga de los sionistas.

En una foto ampliamente publicada en 2013, se puede apreciar, al senador estadounidense John McCain, en una reunión privada con Abu Bakr Al Baghdadi –o el ahora conocido Califa Ibrahim. En otra imagen, Al Baghdadi es parte de la comitiva que recibe al ex candidato presidencial de Estados Unidos, a quien se le califica como el organizador de “la primavera árabe”.

McCain, miembro del partido Republicano, el año pasado viajó de forma ilegal a Siria y mantuvo reuniones con jefes e integrantes de grupos terroristas como el Frente Al Nusra y el Ejército Libre Sirio (ELS). En la última foto difundida, Al Baghdadi, de quien se dice comanda con mano de hierro al Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), se le ve escuchando atentamente las palabras del Senador. Una oficina iluminada, con cómodos sillones, es el lugar de encuentro de los jefes terroristas con el ex candidato, ocurrido en mayo de 2013. Más allá de cierta conmoción mediática, el hecho de que un representante de Washington ingresara a un país de forma clandestina para entrevistarse con terroristas no generó demasiada condena internacional y en realidad fue prácticamente ocultada. El senador McCain continúa ejerciendo su puesto en el Parlamento estadounidense y operando juntos a los terroristas de Medio Oriente.

Al Baghdadi, considerado el hombre más peligroso del mundo, está doctorado en estudios islámicos por la Universidad de Bagdad. Nacido en Samarra en 1977, el “Califa” se unió a grupos yihadistas en 2003, luego de la invasión de Estados Unidos a Irak en 2003. Un año después, fue capturado y estuvo 11 meses prisionero en el centro de detención Camp Bucca, controlado por las fuerzas estadounidenses. Liberado en 2004, y luego de establecer relaciones con ex militares que respondían a Saddam Hussein, Al Baghdadi se enroló en Al Qaeda y comenzó la creación del Estado Islámico. La unión entre ambas organizaciones se rompió cuando el Califa cuestionó a Aymán Al Zawahirí, líder de Al Qaeda y sucesor de Osama Bin Laden.

Luego del brutal asesinato del General Kadhafi, estos mismos grupos yihadistas, se dirigieron hacia Siria, donde comenzaría en apariencia, “un nuevo episodio de la primavera árabe”. Cuando se inició la guerra por la caída del presidente Bashar Al Assad, los mercenarios recién llegados de Libia, que no eran sirios sino afganos, chechenos, bosnios, entre otros y fundaron, junto a alzados nativos, una red de grupos que pelearían contra el gobierno de Al Assad.

Algunos de estos fundaron el denominado Frente Al Nusra, otros sentaron los cimientos del EIIL, sumados a las células de Al Qaeda. Detrás de estos grupos, se unió una masa de militantes muy heterogénea, formada por combatientes islámicos –nacidos en medio de la guerra–, ex militares que se formaron en las 2 guerras del Golfo, algunos ex partidarios de Sadam Hussein.

Sin olvidar a los militantes provenientes de Estados Unidos y de Europa, entre los que también se hallan seguramente agentes secretos especialmente entrenados para este tipo de operaciones. Los extremistas, con ayuda de los servicios secretos saudíes y qataríes, fueron entrenados previamente en el sur de Turquía y el norte de Jordania. Luego comenzaron a recibir financiamiento, armas y facilidades para circular, principalmente de Estados Unidos y sus potencias aliadas, además del apoyo militar y logístico proveniente de las petro-monarquías del Golfo (Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, Turquía y Jordania). Fue así que se conformó el Ejército Libre Sirio, al cual se le endilgó el calificativo de oposición legítima a Bashar Al Assad.

Los observadores geopolíticos de la turbulencia de Oriente Medio tienden a culpar del caos que asola a la zona al presunto fracaso de las políticas “contradictorias”, “incoherentes” e “ilógicas” de los Estados Unidos. Evidencias irrefutables sugieren, sin embargo, que en realidad el caos representa el éxito, no el fracaso, de esas políticas que han sido diseñadas por quienes fabrican el caos; por los beneficiarios de la guerra y las aventuras militares en la región y el mundo.

Mientras que las políticas estadounidenses en la región son ciertamente irracionales y contradictorias, desde el punto de vista de la paz internacional, o incluso desde el punto de vista de los intereses nacionales de Estados Unidos en su conjunto, son bastante lógicas desde el punto de vista de los favorecidos económica y geopolíticamente de la guerra y de su política hostil para someter a todo el medio oriente, es decir, para el complejo militar-industrial-financiero y los defensores del poderoso sionismo expansionista israelita.

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