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¿Hasta dónde puede llegar la mezquindad?

El Salvador pasó, en los gobiernos del FMLN, de ser el primer país del mundo más vulnerable, a la casilla 11, lo que demuestra un gran salto y un gran avance en materia de sustentabilidad ambiental. Aún falta mucho por hacer, indiscutiblemente, pero desde 2009 el país va por el rumbo correcto en esta materia.

Por eso es que es imperdonable y condenable la mezquindad de los diputados de ARENA en la Asamblea Legislativa, que desde hace dos años mantiene su negativa a aprobar un préstamo blando que ha otorgado Japón para tener recursos disponibles, en caso de que hubiera un desastre natural en el país. El préstamo es de 40 millones de dólares.

Es decir, si en El Salvador hubiera un terremoto devastador, si el préstamo fuera autorizado, podría echar mano de esos recursos para enfrentar los problemas que aquel cause, para las atenciones primarias. Lo mismo ocurriría si fuéramos afectados por un terremoto o un desastre ocasionado por una tormenta tropical o huracán.

No obstante esos peligros inminentes, por la situación de vulnerabilidad del país, ARENA se niega a contar con recursos de ese tipo. Esto no tiene nombre, pero si demuestran el desprecio que los diputados y la dirigencia arenera le tiene a la población salvadoreña.

Lo más mezquino ocurrió la semana pasada, cuando los diputados de ARENA quisieron negociar los votos por el préstamo, a cambio de que el FMLN les diera sus votos para castigar a los militantes tricolor que se pasaron a otro partido como GANA.

Los areneros saben muy bien que las leyes, por Constitución, no pueden ser retroactivas, salvo aquellas que favorecen a alguien que enfrente la justicia.

Es decir, negociar a favor de un préstamo para el bien público, para afectar a los que ellos consideran traidores, es más que mezquindad, es una bajeza política que ARENA ha instaurado en el Parlamento, desde que perdió el Ejecutivo.

Todos los sectores sociales, incluida la Iglesia católica, que en los dos últimos años tiene posiciones no solo firmes sino correctas en temas ambientales, debería pronunciarse en contra de ARENA y exigir que den sus votos para obtener esos 40 millones disponibles en cualquier emergencia.

El fondo no es para gastarlo en cualquier necesidad del Estado salvadoreño, sino, en situaciones de verdaderas emergencias.

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