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Diálogo ecuménico, profetismo y retos políticos

German Rosa, unhealthy s.j.

La realidad dramática de los migrantes una vez más les golpea a ellos, thumb a sus familias, a sus sociedades, pero también a quienes tienen sensibilidad y conciencia social. Miles de emigrantes están viviendo una situación crítica en los campamentos, sin los recursos o las condiciones higiénicas necesarias. Pensemos en los emigrantes producto de la guerra en el Medio Oriente.

El Papa Francisco ha visitado la isla de Lesbos, se ha encontrado con el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé, y con el Arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo. Este es un gesto profético que expresa cercanía y solidaridad con tantas víctimas que sufren las consecuencias de la guerra y de la injusticia en el mundo. Los datos registrados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) a la fecha del 15 de abril, son elocuentes, en toda Grecia hay 46 mil 450 refugiados para una capacidad de 30 mil 860. El 56% de estos migrantes provienen de Siria, mientras que otros grupos importantes llegan de Afganistán, Irak, Pakistán y Somalia. En la isla de Lesbos, indica ACNUR, en estos días eran 4 mil 142 refugiados para una capacidad de 3 mil 500.

Este encuentro ecuménico en Lesbos marca un hito en el compromiso con los migrantes que vinculan la Iglesia Católica (Papa Francisco), la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla (Bartolomé I) y la Iglesia Ortodoxa Griega (Jerónimo II). Es un gesto en un momento de crisis política en Europa con respecto a la posición que se debe tomar en cuanto al tema de los emigrantes en el Próximo Oriente. Ante esta crisis política la fe cristiana responde a dos niveles: el primero con la presencia solidaria de todas las instituciones comprometidas en la atención y el cuidado de los refugiados; en segundo lugar responde con una declaración ecuménica conjunta que pide el fin de la violencia en el Medio Oriente y la atención mundial a la crisis migratoria que se ha desencadenado. Dicha declaración comienza en los siguientes términos: “Nosotros, el Papa Francisco, el Patriarca Ecuménico Bartolomé y el Arzobispo de Atenas y de Toda Grecia Ieronymos, nos hemos encontrado en la isla griega de Lesbos para manifestar nuestra profunda preocupación por la situación trágica de los numerosos refugiados, emigrantes y demandantes de asilo, que han llegado a Europa huyendo de situaciones de conflicto y, en muchos casos, de amenazas diarias a su supervivencia. La opinión mundial no puede ignorar la colosal crisis humanitaria originada por la propagación de la violencia y del conflicto armado, por la persecución y el desplazamiento de minorías religiosas y étnicas, como también por despojar a familias de sus hogares, violando su dignidad humana, sus libertades y derechos humanos fundamentales”(https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-declaracion-conjunta-firmada-por-el-papa-francisco-en-lesbos-90138/). Analicemos esta situación.

1) El gesto profético ecuménico se realiza en una crisis anti-migrante en Europa

El gesto profético de estos líderes religiosos se hace en un contexto en el cual Europa está dividida y sin una capacidad de responder satisfactoriamente a la inmigración. Pues hay gobiernos que plantean incluso levantar muros ante el fenómeno migratorio, como ocurre en la campaña de Donald Trump, precandidato a la presidencia del Partido Republicano en Estados Unidos. Incluso, Austria ya comenzó la construcción de una barrera de 250 metros de largo en el Paso de Brennero en la frontera con Italia.  Esta decisión de Viena ha sido criticada por el gobierno italiano, advirtiendo que tendrá implicaciones económicas, además se viola el tratado de Schengen sobre la libre circulación de personas, lo que traerá como consecuencia la concentración de miles de personas indocumentadas tal como está ocurriendo en la frontera de Macedonia. Sin embargo, la inmigración será un tema pendiente de resolver si no se atienden las causas que la producen. Ni los muros ni las alambradas detendrán la inmigración. Un ejemplo de ello es lo que ocurre en la frontera entre Hungría y Serbia, que es una de las más frecuentadas de toda Europa por los refugiados, que llegan de países en conflicto como Siria, Afganistán o Pakistán a través de la llamada “ruta de los Balcanes”. La valla construida por Hungría, de 175 kilómetros reforzada con efectivos policiales, no detiene a los inmigrantes. El creciente número de inmigrantes ha causado en los últimos días tensiones internas en las zonas de tránsito y en los campamentos.

Se percibe un ambiente anti-migrantes que ha ido dando lugar a un creciente liderazgo de partidos de derecha y también ultraderechistas que promueven la salida de sus propios países de la Unión Europea. Estas posturas radicales suman fuerzas y votos por el temor y el pánico que han suscitado las acciones terroristas de estos años en Paris y Bruselas. Hay una confusión que no permite discernir quién es inmigrante y quién es terrorista. Esta situación abona a un sentimiento de xenofobia y anti-migrante promovido por estos partidos.

Hay controles rigurosos de inmigración en Inglaterra, que cierran las puertas incluso a los ciudadanos europeos que viene de países menos desarrollados. Esto ya ha ocurrido también en los años anteriores en otros países. El gobierno danés, ha presentado un proyecto de ley según el cual se recortará el subsidio de desempleo a los inmigrantes de más de 30 años que no usen correctamente el idioma local. El Primer Ministro francés, Manuel Valls, ha expresado lo siguiente: “Europa debe decir que ya no puede acoger tantos migrantes, es imposible”. Además expresó que el control de las fronteras exteriores de la Unión Europea es esencial para el futuro de la UE: “Si no lo hacemos, los pueblos van a decir ¡basta de Europa!” (http://www.lainformacion.com/mundo/valls-dice-que-europa-no-puede-acoger-mas-refugiados-y-pide-mas-control-fronterizo_ZHRo2BtGoQLALpNUSglTv6/).

Pero también hay sentimientos anti-migrantes en Alemania, Holanda, y en otros países más que proponen medidas para cerrar las puertas a los inmigrantes sin tomar en cuenta su situación dramática (Cfr. http://www.eldiario.es/miradaalmundo/odio-inmigrante-recorre-europa_6_159644049.html).

2) Un profetismo que propone una globalización alternativa

El profetismo auténtico denuncia una realidad mala y anuncia una realidad buena alternativa. La declaración de los Patriarcas y del Papa en la isla de Lesbos el 16 de abril de 2016, denuncian la inhumanidad, la indiferencia y la realidad dramática de los inmigrantes y anuncian una sociedad alternativa que propone una globalización solidaria entre los seres humanos, y lo expresa así: “La opinión mundial no puede ignorar la colosal crisis humanitaria originada por la propagación de la violencia y del conflicto armado, por la persecución y el desplazamiento de minorías religiosas y étnicas, como también por despojar a familias de sus hogares, violando su dignidad humana, sus libertades y derechos humanos fundamentales. La tragedia de la emigración y del desplazamiento forzado afecta a millones de personas, y es fundamentalmente una crisis humanitaria, que requiere una respuesta de solidaridad, compasión, generosidad y un inmediato compromiso efectivo de recursos”(https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/april/documents/papa-francesco_20160416_lesvos-dichiarazione-congiunta.html).

La crisis de la migración forzada es de tal magnitud que no la puede resolver un solo Estado. Por esta razón los líderes religiosos apelan a los países de la comunidad internacional para que respondan con valentía enfrentándola y resolviendo la crisis desde las mismas causas que la provocan, desplegando iniciativas diplomáticas, políticas y de beneficencia coordinadamente entre los Estados del Oriente Medio y de Europa. Sin embargo, el acento está en encontrar una solución política dialogada. Mientras tanto se debe asegurar la vida de todas las personas sin discriminación por su credo o la fe que profesen. Pues hay muchísimas personas asesinadas por practicar la fe cristiana. Muchos mártires y la mayor parte mueren en el anonimato. En definitiva, se plantea la necesidad de una paz justa y duradera en el Medio Oriente. La declaración propone: tener la disponibilidad para recibir a los emigrantes y refugiados en las comunidades religiosas, extender el asilo temporal y acoger todas las iniciativas que ayuden y trabajen para terminar con el conflicto armado.

Europa se enfrenta hoy a una de las más graves crisis humanitarias desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Al final seremos juzgados en el amor, así está expresamente escrito en la declaración: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme… Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,35-36.40).

El ecumenismo ha mostrado así la fortaleza de hacer una síntesis profética entre fe y justicia para lograr la paz. Una cosa importante es poder discernir y diferenciar la pluralidad que existe en la comprensión y la práctica de la religión Islámica. No todos los islamistas practican la persecución y el terrorismo. Es una minoría radical. Hay experiencias exitosas de grupos religiosos cristianos, judíos e islámicos que practican un verdadero encuentro de fe y diálogo sin violencia ni discriminación entre ellos. La fraternidad y el encuentro entre las distintas confesiones de fe es posible, es necesario y es fundamental para lograr la paz.

El liderazgo moral ecuménico ha dado un aire fresco para ventilar nuevas iniciativas que proponen terminar con las políticas de cerrar las puertas y construir muros y vallas anti-migrantes. Pues la verdadera fe cristiana no es compatible con las divisiones y las exclusiones. La verdadera fe cristiana propone construir puentes de paz, de justicia y reconciliación. Por eso siempre hay que recuperar la memoria histórica apelando a la tradición cultural europea que ha sabido integrar y asumir a los inmigrantes con humanidad, fe, confianza y sin terror.

3) Los retos políticos ante la inmigración

Dada esta situación crítica que sufren millares de migrantes, se necesitan soluciones políticas eficaces. Y la primera es suprimir toda política de levantar muros y alambradas. La manera más eficiente de promover una emigración natural de los seres humanos es construir redes de desarrollo humano global, porque ni las armas ni los muros detienen a las personas. Si hay pobreza, desempleo, hambre, enfermedad, guerras, las personas buscan un lugar digno y seguro para vivir. Pensemos en una globalización que concibe el mundo como la casa común de todos.

En la era de la globalización las acciones políticas de los Estados nacionales han sido resituadas en un contexto en el cual las soluciones de los problemas escapan a los países aisladamente. Los continentes tampoco pueden enfrentar los problemas globales sin contar con los Estados que están más allá de sus fronteras. El escenario de la globalización expande las acciones políticas porque todos estamos vinculados a la sociedad global. Por ejemplo no se pueden resolver los siguientes problemas globales sin el consenso de muchos países: el calentamiento global, la expansión del SIDA y otras enfermedades como el virus del ébola, el zika, etc.; el terrorismo internacional; el unilateralismo de las superpotencias; el control de grupos criminales que operan a través de las redes de internet; la información y la desinformación de los medios de comunicación; los flujos del capital financiero y algunos de ellos anónimos y apátridas como ha ocurrido con la crisis de los paraísos fiscales con entidades bancarias que administran capitales personales y empresariales, y que están reguladas con normas que les conceden mayor libertad a sus operaciones, tal como ha sucedido ahora con la crisis financiera producto del Panamá Papers, en los que se encuentran implicadas personalidades políticas y de la farándula porque han eludido el pago de impuestos de sus capitales, etc. Todos estos problemas no se resuelven dentro de las fronteras nacionales de los Estados aisladamente. Así mismo ocurre con la realidad dramática los migrantes y los refugiados.

El caso de los emigrantes y de los refugiados es grave porque lamentablemente su situación los posiciona en un contexto en el que no tienen muchas veces gobiernos que los respalden, a veces sufren una muerte política o legal. No tienen instancias a dónde ir y en territorios extranjeros carecen de identidad política, así como de los derechos y la voz para reclamar. Pensemos en una realidad en la que los emigrantes y refugiados huyen de conflictos internos en su propio país y tienen que escapar de las bombas y del fuego cruzado entre las partes en conflicto, ¿ante quién pueden quejarse si no son ciudadanos en un país extranjero? No es un cuento producto de la imaginación, sino una pesadilla que viven millares de personas que cruzan el mar escapando desesperadamente de la guerra y de la hambruna, pero que son detenidas en aguas internacionales y devueltas a su país o simplemente a cualquier destino porque no se sabe su nacionalidad o su país de origen.

En estos momentos lo que más urge en los centros de los emigrantes y de los refugiados en Grecia y también en Turquía es la atención con carácter de emergencia para atender sus necesidades alimenticias, sanitarias y ofrecer las condiciones fundamentales para poder superar esta crisis grave.

Los países occidentales tienen que pensar en políticas serias, durables de pacificación en las regiones que están teniendo grandes conflictos. No podemos ignorar que una cosa que sirve para atizar el fuego es la venta de armas. Si se elimina el mercado de armas naturalmente disminuye la capacidad de cometer crímenes violentos y de hacer la guerra. Este un tema que no se puede ignorar en una propuesta de pacificación regional.

Europa no es una isla, es parte de la sociedad global y también sus ciudadanos son habitantes de la casa común que también es la casa de los migrantes. Por esta razón, la política europea con respecto a los migrantes tiene que ser integral e integradora, no fragmentada ni discriminativa.

Otra cosa importante es disminuir la psicosis que han generado las acciones terroristas en suelo europeo, para lo cual se necesita una información veraz, auténtica, un periodismo que no acentúe tanto el tema del terror, ni cree estigmas o difunda un vocabulario discriminativo o que fomente un sentimiento de desconfianza con respecto a los inmigrantes y los refugiados.

Los medios de comunicación han estigmatizado a los inmigrantes con la categoría de prófugos, como si estuvieran huyendo de la justicia de sus propios países. Esto no es así, huyen de los conflictos armados en sus propios países, huyen de la muerte, de las bombas, del fuego cruzado entre las partes en conflicto, del hambre, de la inseguridad de sus propias vidas y de la propia familia, y buscan un lugar seguro para vivir con dignidad.

Es verdad que algunos que han ingresado a territorio europeo para cometer actos terroristas lo han hecho en calidad de inmigrantes. Pero esto no significa que todos los inmigrantes son terroristas. Esto se debe diferenciar claramente en la información que se difunde y en todos los medios de comunicación. Así se responde a la crisis que vivimos hoy con una política eficaz de los Derechos Humanos y no se responde a los inmigrantes y los refugiados con una política de seguridad militar. La mejor seguridad no es la que blinda las sociedades con los tanques y el ejército en la calle, sino una seguridad integral con responsabilidad ciudadana.

La humanidad sufre dolores de parto… Así hablaba San Pablo en la carta a los Romanos (Rm 8,22). Y en este contexto de crisis podemos agregar que: al final, cuando se vive el parto de la justicia, nace la paz y la reconciliación.

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