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“DESPOJOS DE LA LOCURA” (Poesía, inédita, 2019)

Alfonso Velis Tobar

 

¡Huellas 

del tiempo!

Una mujer  se asoma a la puerta

Besan mis labios  sus ojos de agua

Miran de reojo con su fisonomía

Y en  ojos sordos hay oídos ciegos

 

La quise con sus encantos y maravillas

Descartan mi angustia las discordias

Supuran deslumbrando nuestros poros

En inesperados malos rumores

Y a borbollones se enciende la sangre

Estaba escrito vendrían vástagos

Sembrando generaciones y edades

Cicatrizando  la fisonomía de los Dioses

Lengua de fuego de “Chaman” de ritos mágicos

Esta voz de los gestos  familiares

Este anillo en el herbolario de la muerte

Porque  todo se queda

Cuando nos vayamos de una vez

Porque no llevamos nada

¡Nada quedará en la tierra!

Sombras  

desesperadas

Sombra ambulante que blasfema soy

Ríe un poco Dios mío sin indiferencias

Alcanzar  alegría  hasta en mis zapatos

Viene la mañana al asombro de mis ojos

¿Dónde estás tú pálida hembra?

¡Para  luego dormir en paz contigo!

¡Dios mío entre  congojas y pesares!

Crueles paisajes en desiertos desolados

Y de  calcinadas miserias el horror

Esta tierra  no ofrece  encantos

La gente huye  sin olvidar su terruño

Para encontrar las fronteras del sueño

Y mis vecinos se fueron  pa’lnorte

Este paisaje  de  amarguras

Entre crápulas del crimen y  el soborno

Entre odios de clase paredes que oyen

Y los muros siguen gritando las consignas

Aquí hemos perdido la paz  y la armonía

País triste entre los más violentos del mundo

¡Dios mío  oye ¡¡Dios mío oye!

Hay que desechar de raíces  lo malo

Todo lo que corrompa desecharlo todo

Desde las mismas simientes colonizadoras

Desesperada sombra de maldad  impera

¡Pero mi pueblo ni huérfano ni oprimido!

Es imagen distorsionada de dolor y miedo

¡Quizás mañana los himnos  canten!

¡Los  sacrificios del  júbilo y la gloria de los héroes

La mañana traerá alegría de flores nuevas

(Mi corazón  espera ver para contar)

¡Ese  gran final asalto al cielo!

¡Elogio a la inmortalidad!

I

A medianoche estoy solo muy solo

Sin ánimos y ninguna grisma de dormir

Pero mi palabra se vuelve punzante

Desata un mar de silencios mi corazón

Y al silbido del viento rompo las puertas

¡Capaces de derribar aquellos molinos!

¡Aquellos  andamios ilusorios!

Mi sombra  se desvanece

Al reflejo de la luz  el infernal trueno

Por otro sitio de la ciudad

Cunde con pánicos la miseria que sonríe

Y el hambre refleja la grotesca mueca

Mirar estas esquinas corroe los ojos

Espectro sollozante de ásperas ojeras

¡De ansias voy a  inventar tu  cuerpo!

Te conozco desde mis  calladas manos

 

¡Te vuelves huracán de los tormentos!

¡Aah! que tan sola soledad te quisiera!

Lleno de gracia soy menos que

Una  brizna  de paja entre  tus ojos

 

¡Tú  Patria mía en mi exilio distante!

¡Sabes mitigar mis penas y pesares!

Esta mala suerte  de tus  infiernos temporales!

Atraviesan  todo el silencio de esta mañana

¡Cubro mis ojos al dolor  del mundo ¡

¡Tú ayer  tú historia  de estoico pueblo!

¡Sabes soportar sufrimientos  y castigos!

Como otro Cristo en su  martirio

¿Cuándo serás feliz un día?

Si andan buitres desflorando los ojos

Entre chacales de lobos mercenarios

¡Oh Dios mío! ¡Dios mío ¡¡Santo Dios!

¡Tú  Dios mío tienes la culpa de todo

Por  haber inventado el pecado!

II

La mañana amaneció de maravillas

Matando este perro insomnio estoy

Alegre  optimista lobo estepario soy

¡Solo sin ti nace el crepúsculo a las seis!

(Me voy a mi ejercicio matinal)

Donde se amenaza la existencia

No se piense en la muerte

Que venga cuando quiera

Sueño eterno de vivir este instante

¡Padre mío! ¿Dónde está ese rincón?

¿Ese paraíso terrenal del universo

Donde quizás uno nunca se muera.

Soledad 

desenfrenada

En casa mi mujer  peina mis cabellos

Contornea su cuerpo al quicio de la puerta

Yo sigo su sombra a su atrape desnuda

La muerte persigue desde el primer llanto

La soledad golpea en horas desesperadas

Mientras los pájaros se echan a la fuga

Mientras el naranjo deja caer su otoño

El viento cepilla el dolor de los portales

Saltan  las sombras disecadas

Sin techos el hambre se avalancha

Y me importa si el presidente de EEUU

Se quita los zapatos piensa arrasar la noche

El tenebroso silbido de la guerra electrónica

Resquebrajando la sonrisa inocente

Los niños de Siria Irak, Palestina y Afganistán

En juegos la muerte con la guerra del petróleo

Mi mujer peina mis hirsutos cabellos

Mi soledad se disipa ante la penumbra

Del bosque que se marchita mientras

Ladra el perro  oculto temeroso entre la sombra

La soledad  en  la noche sangra amarguras

Está cambiando el clima todo está cambiando

El tiempo bien acelerado en  su espacio sideral

En el cosmos del infinito se pierde mi voz

Vivo mi soledad platico con mi soledad

Del sol a la tierra que gira a

A su inimaginable velocidad

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.