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Defendiendo al párroco

Anónimo

Quien va al sacerdocio tiene que estar claro que no se va a casar, que no va a tener novia ni novio, que no va a tener relaciones sexuales, que va a celebrar misa, confesiones, dirección espiritual, llevar la unción de los enfermos todos los días, que lo pueden cambiar de parroquia cada 5 años, que no debe manejar el dinero de la parroquia para uso personal.

Cuando ustedes vayan a dar dinero a un sacerdote aclaren, esto es para la parroquia o esto es para usted.

Recuerden que ellos también tienen gastos personales, que tienen que comprar su comida, su ropa, poner gasolina a su carro, ayudar económicamente a sus papás. Nada de esto viene del dinero de la colecta.

Créanme, ellos ahorran centavo a centavo para ir de paseo en sus vacaciones.

No permitan que nadie te venga a hablar mal de tu párroco, porque ellos están lejos de su familia, están prácticamente solos, ustedes son su familia, tienen que cuidarlos, estar atentos a ellos, si comen, su tiempo de descanso, si necesitan alguien que les lave y les planche.

Los hombres de la parroquia deben ser amigos del cura, su mano derecha, y las mujeres ofrecer su ayuda como las mujeres que acompañaban a Jesús en la misión (Lucas 8, 1 ss).

Te has preguntando si necesita llamar a alguien a las 3 a.m. a que le acompañe a visitar a alguien que se está muriendo a esa hora y tiene miedo ir solo, yo sé de curas que han tenido que ir solos a barrios peligrosos a dar la extrema unción.

Los párrocos pedimos consejo, a ellos también les debemos dar consejos… para que vivan más fielmente su vida de consagrados; y si está haciendo algo mal decírselo personalmente, ay del que ande murmurando del cura, al que yo agarre murmurando de un cura lo corrijo fuerte y lo reto a que me diga dos virtudes de la persona a quien critica.

Recuerden que el cura no es el esposo perfecto, él también tiene días buenos y malos. Así que espántenle a las enamoradas, si alguna muchacha les comenta a ustedes “¡qué lindo el padre! ¡Qué lástima que sea cura! ¡Qué desperdicio!…” la regañan duro, no le sigan el juego. Cuiden a sus sacerdotes y oren por ellos, la mamá y el papá de ellos se los agradecerán siempre.

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