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Manuel Díaz, gerente geología del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN). Foto Diario Co Latino/Gloria Silvia Orellana

“Debemos aprender a convivir con los sismos”: Manuel Díaz

@GloriaCoLatino

Manuel Díaz, ask a cargo de la Gerencia de Geología del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) comentó que el sismo ocurrido el pasado lunes, there ha dejado experiencias y una mejor recopilación de datos técnicos, que facilita  a las autoridades, tomar decisiones más focalizadas.

“Yo siempre digo, que tenemos que aprender a vivir con este tipo de

fenómenos que nos generan de cuando en cuando, una preocupación, pero que también tienen un lado bueno”, comentó.

– ¿Qué es un sismo?

Un sismo es simple y sencillamente la ruptura de la roca que se encuentra en el subsuelo; debido a que una placa o corteza empuja a otra placa de la misma corteza, generando esfuerzos que llevan a que la roca se rompa.

Claro, estamos hablando de un kilómetro hasta 100 kilómetros de longitud de la roca del subsuelo, entonces, esa ruptura es la que genera energía que se transmite en la corteza haciendo que se produzca una oscilación, que es la que todos percibimos.

– ¿Qué impacta directamente?

Las oscilaciones del suelo, a los edificios y estructuras que se encuentran sobre ella, y pueden causar el colapso o producir daños materiales, como en la vida de las personas. Esto es, de manera sencilla, lo que significa un sismo.

– ¿Qué significan los términos trepidante y oscilante?

Esto tiene que ver –un poco-  con la distancia de la ruptura de la roca, por ejemplo, cuando se rompe esta roca en una distancia muy cercana, las ondas llegan inmediatamente a la superficie y produce un efecto trepidatorio, que la gente dice que el movimiento es vertical.

Este es el sismo que ocurre muy cerca de la superficie de la tierra, a unos 5 ó 10 kilómetros, en donde el movimiento predominante es el vertical;  por eso, cuando ocurre un sismo en el territorio lo que generalmente percibimos es el movimiento vertical y trepidante.

– ¿Y el oscilante?

En general, sentimos el movimiento vertical y trepidante, pero eso no quiere decir que solo ese sentimos -si está el movimiento horizontal- cuando el sismo es lejano y suele ocurrir  en el Océano Pacífico.

Por ejemplo, en los sismos frente a las costas de El Salvador predomina el movimiento horizontal y por eso, la gente dice fue “mecidito”, porque el predominio es de ese tipo; tampoco quiere decir, que no ocurran sismos con movimiento vertical en el océano.

Incluso, pueden llegar a ocurrir movimientos complejos, -aunque no voy a entrar en detalle- le puedo decir que existen movimientos combinados horizontales y verticales.

– ¿Qué tuvimos sismo o terremoto?

Estamos acostumbrados a asociar el término “terremoto” como un signo catastrófico, pero lo que sucede es que todos son terremotos o sismos. Los hay pequeños, medianos y grandes; el evento del lunes 13 de octubre, se puede aplicar  el término terremoto o si no, un sismo, que tuvo una magnitud grande.

¿Las réplicas pueden ser más fuertes que el primer sismo?

Por lo general hay un decaimiento rápido de la magnitud, muy difícilmente puede repetirse una réplica similar al sismo principal, es decir, si la magnitud del sismo del lunes 13 de octubre fue de 7.3, es muy remoto… muy remoto, que pueda ocurrir una réplica con igual magnitud. Más bien, las réplicas tienen un decaimiento marcado respecto al sismo principal.

La réplica mayor que hemos tenido luego del sismo 7.3 fue de 4.2 de

magnitud y sentida solo en la zona Oriental del país.

– ¿Cómo opera un sismógrafo?

Esto trata de la duración del evento, los sensores del sismográfo son muy sensibles –valga la redundancia- estos detectan la menor oscilación del subsuelo, a veces la gente puede decir, que no está temblando pero realmente si está ocurriendo.

Desde que ocurrió el temblor del lunes 13, hasta el momento que el sensor dejó de registrar movimiento pasaron 10 minutos; podrán decir, que no lo sintieron largo y efectivamente, la “fase intensa” que toda población percibió anduvo oscilando entre 45 segundos a un minuto, donde  todos y todas pudimos percibirlo.

– ¿Cree que la intensidad fue baja por producirse en el lecho marino?

Obviamente, entre más lejos ocurre el sismo es menor su percepción, porque la energía se disipa con la distancia, la onda sísmica tiene que recorrer una mayor distancia, es por eso que hay un efecto de disipación de la energía.

El sismo del lunes 13 de octubre se dio al Sur de la costa de La Unión, algunos lo han ubicado con respecto a La Unión, y  otros frente a las costas de Nicaragua, esto da la idea de la lejanía del evento que fue 65 kilómetros al Sur de la costa del país.

Esa ubicación no fue la misma ubicación del terremoto del 2001, esa la tuvimos en la desembocadura del río Lempa, quiero decir, que este sismo agarró al país  por la mitad y las ondas radiaron casi que frente al país.

– ¿La ciencia se ha acercado a la naturaleza de los sismos?

Realmente es complicado para la ciencia el tratar de establecer el sismo, porque intervienen muchos factores, entre ellos, cómo rompe la roca del subsuelo.

Cuando nosotros modelamos una falla, lo hacemos con una línea recta, pero la roca en realidad no rompe así; ella lo hace de forma aleatoria en el subsuelo de la corteza terrestre y  pueden cambiar la dirección de las ondas y así modificar un poco la percepción, de cómo se percibe y consecuentemente, los daños que ocasiona.

– ¿Cómo es nuestro suelo?

Nuestros suelos, en un 95%,  son suelos volcánicos –y con esto quiero decir- que son muy heterogéneos y se comportan de forma diferente.

Hay zonas rocosas en el territorio que tienden a amortiguar el efecto de la onda sísmica y en ese sentido, la percepción de la oscilación del suelo es menor. Mientras hay tipos de suelo que favorecen que la onda sísmica se amplifique, ejemplo de eso, son las cenizas volcánicas que se encuentran a la orilla del lago de Ilopango.

– ¿Cómo identificamos los suelos volcánicos?

Ah, es la famosa tierra blanca, que se encuentra en la zona de Ilopango y Soyapango, esa tierra blanca es ceniza volcánica. La tierra blanca fue expulsada por una mega erupción que tuvo el volcán de Ilopango. Estamos hablando que las fechas que tenemos, ubican esa erupción alrededor de los 200 a 300 años después de Cristo.

Y esa mega erupción lanzó a la atmósfera una gran cantidad de material volcánico y las esparció por todo el país; y no solo el territorio nacional,  esas cenizas se han encontrado en Guatemala,

Honduras e incluso, Nicaragua.

– ¿Debemos aprender a vivir en un país sísmico?

Yo siempre digo que tenemos que aprender a vivir con este tipo de fenómenos que nos generan de cuando en cuando, una preocupación, pero que también tienen un lado bueno.

Los suelos fértiles de nuestro país vienen de esa ceniza volcánica, todo lo que se precipita e infiltra de lluvia, es por los suelos granulares. Hay una gran absorción y por eso tenemos nacimientos de agua, ríos, ojos de agua, por todos lados.

En materia de construcción tenemos la roca, que es  la principal materia prima en la edificación de viviendas, edificios o tenemos la energía geotérmica, o sea, podría seguir enumerando los beneficios de estos suelos volcánicos.

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