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Cultivar la empatía es paz

José Guillermo Mártir Hidalgo

Hombres y mujeres que desean dictar el destino de miles de millones, no se suscriben a ninguna doctrina espiritual1. El globalismo es su religión y se ven a sí mismos como dioses. Se comportan como narcisistas de alto funcionamiento, ya sea como sociópatas o psicópatas. Buscan posiciones de poder, como las corporaciones, para reforzar la noción que son especiales. Sociópatas narcisistas y psicópatas están afectados por visiones de supuesta grandeza. Si no obtienen lo que quieren de manera rutinaria usarán todos los medios a su disposición: amenaza a usar la fuerza, uso de la fuerza, uso de la tortura, uso de mentiras elaboradas y esquemas, uso de condicionamiento psicológico, etc. Científicos y psicólogos confirman que la noción de bien y mal, lo que llamamos conciencia, es un rasgo vigente en los humanos. Pero no todas las personas nacen con conciencia. Algunas personas presentan una visión borrosa y frívola del bien y el mal.

Las corporaciones tienen como único propósito hacer dinero2. Estas son sujetos artificiales encabezados por una junta de directores, que toman decisiones en pro de los intereses de la corporación y la empatía está condenada. Al quitar esa capacidad empática en las corporaciones, estas difunden maldad por todo el mundo.

CERO GRADOS DE EMPATÍA

Rebecca P. Lawson, del Departamento de Neurociencias de Imágenes de la Universidad College de Londres, define empatía a la capacidad de tener en cuenta el sentimiento de otra persona, que permita reconocer y responder de manera apropiada a las emociones, pensamientos y sentimientos de otros3. La erosión de la empatía es el camino hacia la crueldad. La maldad es un fallo en la empatía4. La empatía presenta dos partes, la empatía cognitiva, como entendemos a los otros y la empatía afectiva, nuestra reacción emocional ante otra gente5. Las personas con autismo presentan dificultad con la empatía cognitiva. Mientras que el psicópata muestra intacta la empatía cognitiva, pero, ostenta un grave deterioro en la empatía afectiva. El trastorno límite de la personalidad exhibe dificultad tanto con la empatía cognitiva como con la empatía afectiva.

Simon Baron-Cohen, psicólogo británico, profesor de la materia “Desarrollo de la psicopatología” en el departamento de Psiquiatría y Psicología Experimental de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, es el autor del test para la fijación del “Cociente de Empatía”.6 Dicho cuestionario determina dónde se encuentra un individuo o grupo, en el espectro de los rasgos de personalidad relacionados con la empatía. Todos nos encontramos en el espectro empático. En un extremo de la curva de Gauss encontramos la empatía cero y en el otro extremo la súper empatía. Empatía cero significa no entender cómo se sienten los demás y es probable que actúen por su propio provecho, sin importarles el daño que ocasionen a otros. “Cero-negativo” es una carencia de empatía que no se acompaña de nada positivo, aquí se encuentran los inmorales. Son personas capaces de deshumanizar a los demás y llegar a actos de crueldad como narcisistas, psicópatas y personas con trastornos límites de la personalidad. “Cero positivo” es la carencia de empatía acompañada de un sentido exagerado de lo que está bien y lo que está mal, aquí se encuentran los autistas y personas con el Síndrome de Asperger.

El “Coeficiente de Empatía” ubica a la persona en cualquiera de los seis niveles del espectro de empatía. Nivel cero, carencia total de empatía. Nivel uno, puede hacer daño a otro y es capaz de reflexionar lo que ha hecho. Nivel dos, se da cuenta que ha hecho algo malo. Nivel tres, sabe que tiene un problema con su empatía. Nivel cuatro, presenta un nivel “medio-bajo” de empatía. Nivel cinco, no trata de dominar ni controlar. Nivel seis, centrado en los sentimientos de los demás.

Cero grados de empatía significa un mal funcionamiento del “circuito de empatía” del cerebro. Hay diez regiones cerebrales involucradas en el comportamiento social y constituyen un “circuito de empatía”. Investigadores de la Universidad de Valencia señalan7 que las estructuras cerebrales que envuelven la empatía convergen, en parte, con los de la violencia. La corteza pre frontal, la corteza temporal, la amígdala y otras estructuras límbicas como la ínsula y la corteza cíngulada, juegan un papel fundamental en la empatía. Pero, coinciden con aquellas que regulan la agresión y la violencia. Para la española Elsa Velasco Benito, periodista de ciencia, los procesos emocionales de identificación con otra persona y compasión a partir de la comprensión de su situación, son las dos caras de la empatía.8 Cuando nos identificamos con el padecimiento de otro, nos contagiamos de su sufrimiento. A este tipo de sufrimiento le sigue la compasión que nos incita a ayudar a la persona con la que empatizamos.

El origen del comportamiento no empático es genético, bioquímico y por condiciones ambientales. Un fallo en el apego con la madre se rastrea en la empatía cero-negativa de personas con trastornos límites de la personalidad y psicópatas. En todo acto malvado, hay una desconexión de la empatía en el momento en que se comete. La empatía se puede perder por emociones corrosivas, por razones ideológicas, por alcanzar nuestros objetivos, como resultado del miedo o la amenaza, por obediencia a la autoridad, por el deseo de conformar con la mayoría, por la cultura, por experiencias tempranas, por identidades grupales, por factores biológicos y por estados físicos.

El “apego de seguridad temprana”, es decir, la seguridad y el afecto durante la infancia, es preventivo a la crueldad. Por lo cual, es necesario prestar atención al desarrollo de la personalidad durante la infancia. Hay componentes de la empatía que se pueden aprender. Para estimular la empatía, si el daño por el entorno ya se ha consumado, son ineludibles los programas educativos y las terapias psicológicas.

Para el filósofo David Livingstone Smith, actos como el genocidio ocurren cuando uno no aprecia la humanidad de los demás.9 El psicólogo Herbert C. Kelman establece que las inhibiciones contra el asesinato de seres humanos es fuerte y si se quiere cometer un crimen, las víctimas deben ser despojadas de su condición humana.

A veces la moralidad es una fuerza motivadora de la violencia. Se rastrea un deseo de hacer lo correcto en atentados suicidas con bombas, en los asesinatos por honor y en la tortura de prisioneros. La violencia moral está motivada por el reconocimiento de que la víctima es un agente moral, alguien plenamente humano.

Para la filósofa Kate Manne, las personas que se comportan de forma degradante e inhumana son seres humanos como los demás. La misoginia, “rama policial” del patriarcado, por ejemplo, no suele consistir en que las mujeres carecen de humanidad, sino, que su humanidad es precisamente el problema. Reconocer la humanidad del otro hace que esa persona sea un verdadero amigo o amado esposo, a la vez hace posible que las personas sean vistas como un rival, un enemigo, un usurpador, un insubordinado, un traidor, etc. Es decir, alguien que puede ser una amenaza para todo lo apreciado.

CULTIVAR LA EMPATÍA

El religioso español naturalizado salvadoreño, José María Tojeira, pone de ejemplo el desalojo de la comunidad de El Espino como símbolo de la carencia de empatía de nuestra justicia legal.10 La situación de El Espino se resume en que la familia Dueñas, familia oligárquica que despojó de tierras a poblaciones indígenas en el siglo diecinueve, tiró a la calle a criaturas inocentes, a ancianos, a gente que tenía años viviendo como colonos en ese lugar. La injusticia de esta familia se aprecia en su incapacidad de compartir un pedacito de tierra con sus antiguos colonos. El Estado fue incapaz de realizar una expropiación y resolver ese embrollo. Posteriormente fueron trasladadas a la Villa Centroamericana, del Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (INDES). Las muestras empáticas de jóvenes con un hondo sentido humano expresadas en actos de solidaridad con la comunidad El Espino son motivo de esperanza.

La empatía se encuentra infrautilizada a pesar de ser el recurso más valioso de nuestro mundo. Puede ser utilizada para resolver conflictos y diferencias tanto del plano personal como en el plano público. La educación en empatía es educación para la paz, significa la disminución del conflicto y mengua de actos beligerantes.

El pedagogo colombiano Julián de Zubiría Samper cita a Jean Piaget, quien en un ensayo sobre la educación entre las dos guerras mundiales propone que debe cultivarse en los estudiantes la tolerancia y la empatía.11 Una Educación para la Paz exige priorizar la formación ética, lo que significa desarrollar competencias ciudadanas, es decir, formar niños y jóvenes capaces de convivir con sus semejantes sin recurrir a la zancadilla y al atropello.


1 Smith, Brandon. Elitistas globalistas no son humanos. En http://beforeitsnews.com/opinion-conservative/2018/05/global-elitists-are-not-human-3380275.html.

2 Moore, Kaitlyn. Las corporaciones son psicópatas… con cero grados de empatía. En: https:/www.bibliotecapleyades.net/sociopolítica/sociopol_ponerology39.htm.

3 Lawson, Rebecca P. Zero degress of empathy. En: https://www.researchgate.net/publication/232744635_Zero_degress_of_empathy.

4 Pitiklinov. Cero grados de empatía: Simon Baron-Cohen- En: https://evolucionyneuriciencias.blogspot.com/2015/03/cero-grados-de-empatia.html.

5 Di Vagando. Zero degress of empathy (cero grados de empatía), de Simon Baron-Cohen. En: http://divagandodivagando.blogspot.com/2015/11/zero-degress-of-empathy-cero-grados-de.html.

6 Idea21. “Empatía cero”. 2011. Simon Baron-Cohen. En: https://unpocodesabiduria21,blogspot.com/2013/06/empatia-cero-2011-simon-baron-cohen.html.

7 La empatía y la violencia tienen circuitos cerebrales similares. En: https://www.agenciasinc.es/Noticias/La-empatia-y-la-violencia-tienen-circuitos-cerebrales-similares.

8 Velasco, Elsa. Los neurocientíficos presentan el primer mapa cerebral de la empatía. En: http://www.lavanguardia.com/ciencia/cuerpo-humano/20170609/423288753096/mapa-cerebral-empatia.html.

9 Bloom, Paul. Las raíces de la crueldad humana. En: https://medium.com/diferencias/las-raíces-de-la-crueldad-humana-1d72d8bb27dd.

10 Tojeira, José M. El Espino y la doctrina social. En: https://www.diariocolatino.com/el-espino-y-la-doctrina-social/.

11 De Zubiría, Julián. ¿Es posible una educación para la paz? En: https://www.semana.com/educacion/articulo/que-relacion-hay-entre-la-educacion-la-paz/448737-3.

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