Cuando uno mira

Álvaro Darío Lara

Escritor y docente

A sus casi noventa años, mi madre es una mujer muy independiente y activa.  A pesar de su doble viudez, su optimismo y fe inquebrantable en el presente, la mantienen sana y feliz. Vive su existencia entregada a su jardín, a su comunidad religiosa, y a su asociación de adultos mayores, amén de sus dos hijos, y sus nietos. Ella ha sido, y es, uno de los grandes sostenes espirituales de este servidor, por su incondicional amor y por su enorme fortaleza. Si algo debo agradecer a los dioses de los efímeros, es haber tenido una madre como ella.

Un tarde de almuerzo familiar y de cafecito reparador, me alargó su mano, para entregarme un mensaje anónimo que en su asociación habían leído y compartido. El texto, trozado a manera de poema, nos ilustra sobre la forma en que “vivimos sin vivir” muchas veces, obviando los aspectos maravillosos que en verdad deberían ocuparnos, en lugar de atormentarnos por aspectos que están fuera de nuestro control y que no contribuyen en nada a nuestra necesaria paz interior.

Ya lo dice el prodigioso Maestro Saint Germain: “Allí donde está tu atención, en  eso te conviertes. La radiación del Amor Divino y la Misericordia fluyen a través del Universo, pero el hombre está totalmente inconsciente de ello”.

Para ustedes, entonces, esta perla de fina y sencilla sabiduría: “Cuando uno mira, ya son las seis y treinta de la tarde. /Cuando uno mira, ya es viernes. /Cuando uno mira, se terminó el mes. /Cuando uno mira, se terminó el año. /Cuando uno mira, pasaron 50 ó 60 años. /Cuando uno mira, ya no sabemos por dónde andan nuestros hijos. / Cuando uno mira, perdimos el amor de nuestra vida y ahora es tarde para volver atrás. /No dejes de hacer algo que te gusta por falta de tiempo. /No dejes de tener a alguien a tu lado, porque tus hijos pronto no serán tuyos. /Y vas a tener que hacer algo con ese tiempo que te sobrará. /Lo único que vas a extrañar será el espacio que sólo se puede disfrutar con los amigos. /Los amigos de siempre, ese tiempo que lamentablemente no vuelve atrás. /Es preciso eliminar el después: después te llamó, después lo hago. / Después lo digo./ Después yo cambio./Dejamos todo para después como si el después fuese lo mejor./Porque no entendemos que después el café se enfría./Después la prioridad cambia./Después el encanto se pierde./Después temprano se convierte en tarde./Después la añoranza pasa./Después las cosas cambian./Después los hijos crecen./Después la gente envejece./Después el día es noche y después la vida se termina./No dejes nada para después, porque en la espera del después tú puedes perder./¿Qué puedes perder?/Los mejores momentos, las mejores experiencias. Los mejores amigos, los mejores  amores. / Acuérdate, que el después puede ser tarde y acuérdate que el día es hoy. /Acuérdate que ya no estamos en la edad de posponer nada. / Vive plenamente el hoy y el ahora”.

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