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Críticas a Arabia Saudita tras la muerte de más de 700 peregrinos cerca de La Meca

Por Lynne Al-Nahhas/Mina/AFP

Arabia Saudita recibió numerosas críticas este viernes por su organización de la peregrinación a La Meca, un día después de la estampida que causó más de 700 muertos durante el ritual de la lapidación de Satán, en Mina.

Las autoridades sauditas prometieron una investigación «rápida y transparente» sobre lo ocurrido, y el rey Salmán ordenó «una revisión» de la organización del evento, muy criticada por unos fieles que temen continuar el hach (peregrinación).

Los peregrinos musulmanes retomaron este viernes el ritual de la lapidación de Satán, pero la muchedumbre era menos compacta que la víspera, cuando una avalancha humana causó 717 muertos y 863 heridos, en la mayor tragedia registrada en el hach en 25 años.

Mohamed Hasan, un egipcio de 39 años, dijo que temía una nueva estampida este viernes, criticando la mala gestión de los desplazamientos de los casi dos millones de fieles reunidos en Mina, a cinco kilómetros de La Meca.

«Arabia Saudita gasta mucho dinero en el hach, pero la organización es negligente», opinó Ahmed, otro peregrino egipcio, que consideró que el flujo de peregrinos de Mina, una ciudad de carpas blancas, debería gestionarse mejor.

«(Los organizadores) podrían reservar una vía para los fieles que se van y otra para los que llegan», añadió.

‘Confío en Dios’

«No había margen de maniobra» en el lugar de la estampida, declaró Aminu Abubakar, un reportero de la AFP que hacía el hach y que sobrevivió a la tragedia.

Abubakar dijo que los peregrinos le contaron que muchos niños murieron pese a los esfuerzos de los padres por salvarlos.

«Intentaron tirarlos a los techos, la mayoría de ellos carpas (…) pero muchos no lo lograron», afirmó el periodista.

Zaid Bayat, un hombre de negocios sudafricano de 43 años que lideraba un grupo de peregrinaje, dijo a la agencia ANA que la gente estaba desorientada y que se moría frente a sus ojos.

«Se estaban sofocando. Intentábamos revivirlos, pero por cada persona que ayudábamos había 13 o 14 que caían. Fue muy traumático», contó.

El hach ha sido especialmente mortífero este año. El 11 de septiembre, una grúa se derrumbó en la Gran Mezquita de La Meca, matando a más de 109 personas e hiriendo a al menos 400.

«A Dios me encomiendo. No tengo miedo», dijo resignado Abdel Aziz, un ciudadano sirio.

Desde Nueva York, el papa elevó una oración por los fallecidos desde la catedral de San Patricio. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también expresó sus condolencias.

‘Mala gestión’

Irán, que perdió a 131 ciudadanos en la estampida del jueves, denunció los fallos del sistema de seguridad de Arabia Saudita, su gran rival en la región.

Desde Nueva York, donde participará en la Asamblea General de la ONU, el presidente iraní Hasan Rohani pidió al gobierno saudita que asuma sus responsabilidades en esta catástrofe.

Antes, el guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, había atribuido el accidente a la «mala gestión» de las autoridades sauditas.

En Teherán, las autoridades convocaron una manifestación para protestar por «la incompetencia» de Riad.

Para Irfan al Alawi, cofundador de la Islamic Heritage Research Foundation de La Meca, el reino saudita intentó mejorar las instalaciones, pero descuidó la salud y la seguridad. El experto destacó que uno de los problemas es que la policía no tiene conocimiento de idiomas para comunicarse con los peregrinos, la mayoría de los cuales son extranjeros.

El viernes, el rey Salman recibió a las delegaciones de los países islámicos que concurren a la peregrinación. En una alocución televisiva el monarca expresó su preocupación por asegurar «la seguridad de los peregrinos».

En el rezo del viernes, el imán de la Gran Mezquita, el jeque Saleh al Taleb, defendió que el reino saudí es capaz de organizar la peregrinación. «Es inaceptable ignorar los esfuerzos que realiza el país», afirmó.

En Afganistán, los talibanes reclamaron a los sauditas que «hicieran todo lo posible para evitar este tipo de accidentes en el futuro».

En Turquía, cuyo gobierno reportó la muerte de cinco ciudadanos, el presidente del partido islamoconservador Justicia y Democracia (AKP), Recep Tayyip Erdogan, se mantuvo prudente.

«Sería un error culpar a Arabia Saudita, que hace lo mejor posible» para que el hach transcurra en paz, afirmó.

Aunque Riad no reveló la nacionalidad de las víctimas de la estampida, el gobierno paquistaní anunció la muerte de siete de sus ciudadanos. Argelia informó del fallecimiento de tres de sus peregrinos, India, de 14, e Indonesia, de tres.

Holanda lamentó la muerte de uno de sus ciudadanos.

Los medios marroquíes informaron que 87 de los fallecidos provenían de ese país. También habrían fallecido varios nigerianos, según la prensa del país africano.

El hach es uno de los cinco pilares del islam que todo fiel debe completar al menos una vez en la vida, siempre que pueda. Casi dos millones de fieles participan este año en la peregrinación, 1,4 millón de ellos venidos del extranjero, según las autoridades.

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