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Yaneth Estrada
@caricheop
En un ambiente fraternal, compartiendo el pan y recordando a sus cientos de mártires, la Casa Parroquial El Despertar en Mejicanos conmemoró 50 años de nacimiento de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBEs) en El Salvador.
“No da mucha alegría, estamos contentos de celebrar 50 años de la
llegada de las CEBEs, eso es lo que celebramos y este es un gran regalo, es de reconocerles a ellos su gran trabajo, su solidaridad con los pobres, su trabajo, profético y evangélico, por eso esto aquí para agradecerle a Dios y a ellos también todo el bien que han hecho”,
destacó el Arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, quien presidió este domingo la eucaristía.
Asimismo, comentó que en el sentido teológico, ser mártir es ser testigo de la fe, a eso estamos llamados todos los cristianos a tener esta dimensión martirial, en cuanto a que debemos dar testimonio de nuestra fe, la pregunta ahora es hasta donde llega ese testimonio, y la respuesta debe ser, hasta la sangre y deberíamos de estar
dispuestos todos, como los primeros cristianos.
Las CEBEs son una nueva manera de ser de la iglesia católica, más cercana a la gente, con mayor conciencia social, justicia, paz y pobreza que tuvo como base principal la Segunda Conferencia General Episcopal Latinoamericana (Medellín 1968), que luego dio paso a la
Teología de la Liberación.
Los inicios y sus mártires
Luis Van de VelDe, animador de tres CEBEs en Mejicanos, explicó que fue hace 50 años que se formó el primer grupo de CEBEs en la parroquia Cristo Salvador, en Mejicanos, luego la guerra civil esparció a sus fieles por todo el país, lo que permitió la propagación de la iglesia, pero que también trajo muerte y dolor a sus miembros y dirigentes
católicos (al padre Rutilio Grande, padre Octavio Ortiz, los Mártires de la UCA y el mismo Monseñor Óscar Arnulfo Romero), quienes fueron vigilados por el gobierno de turno que reprimió duramente a la población.
“En esta celebración queremos recordar a estos 12 hombres que junto al padre belga Pedro Declerk sembraron, en San Ramón (Mejicanos), la semilla donde nació una nueva rama de comunidades, porque había otras, pero esta tenía su propia metodología y experiencia para vivir el evangelio”, explicó Van de VelDe.
Manuel Cotto, presente en la celebración y uno de los miembros de la primera generación de las CEBEs, comentó que fue acá donde empezó a vivir el verdadero significado del evangelio de Cristo, estando cerca de los más necesitados, conociendo la realidad que imperaba en el país, en las colonias más pobres casi “tugurio”, donde compartían el pan con quienes verdaderamente lo necesitaba porque no había comido
todo el día.
Asimismo, recordó que inició este camino por invitación del padre Pedro Declerk, quien junto al padre Rogelio Ponssele, de la Diócesis de Brujas, Bélgica, iniciaron esta nueva forma de evangelismo cercana a la gente en Zacamil.
