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Carta a ARENA

@arpassv

Señores diputados y dirigentes de ARENA:

En el marco del actual debate sobre la subasta de frecuencias radioeléctricas, viagra ustedes aparecen con un discurso que no habían pronunciado antes: la democratización del acceso al espectro radioeléctrico. Ustedes ahora critican la fallida pretensión de la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (SIGET) de entregar al mayor postor varios canales satelitales, frecuencias radiofónicas y canales de televisión abierta.

Esto llama la atención porque es ARENA la que impidió la democratización de las comunicaciones: Sus diputados aprobaron la Ley de Telecomunicaciones que establece la subasta como único mecanismo para asignar frecuencias radioeléctricas y sus gobiernos privatizaron el espectro radioeléctrico, excluyendo a los medios públicos y a los medios comunitarios.

ARENA fue la impulsora de la visión de la comunicación como un negocio, los medios como instrumentos de lucro y las frecuencias radioeléctricas como bienes privados que se pueden vender, alquilar, etc. En esta visión no cabe la comunicación como un servicio público ni como un derecho colectivo de los grupos organizados de la sociedad a crear sus propios medios de comunicación.

ARENA cerró las radios comunitarias. En 1995, por presiones de ASDER (Asociación Salvadoreña de Radiodifusores), el gobierno de Armado Calderón Sol le negó frecuencias a una veintena de radios comunitarias y las mandó a cerrar. Dos años después, los diputados areneros y sus aliados institucionalizaron el cierre de estas emisoras aprobando una ley (de Telecomunicaciones) que no las reconoce y establece un mecanismo (de subasta) por el cual difícilmente tendrían acceso al espectro radioeléctrico.

Por eso, diputados y dirigentes de ARENA, no les queda bien hablar de democratizar la comunicación. Pareciera que su discurso responde a intereses coyunturales, oportunismos políticos y planteamientos demagógicos.

Y, si no es así, demuéstrenlo. Demuéstrenlo reformando Ley de Telecomunicaciones estableciendo un mecanismo democrático para asignar las frecuencias, eliminando la renovación automática y el carácter de bien privado de las concesiones, la falta de límites antimonopólicos en la posesión de las frecuencias, etc. Demuéstrenlo aprobando los proyectos de ley de Medios Públicos y de Radiodifusión Comunitaria.

Si lo hacen, el país se los reconocerá; pero si no, quedarán evidenciados como políticos oportunistas, hipócritas y demagogos.

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