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Por Sinay Céspedes Moreno
La Habana/PL
El 6 de febrero de 1945 nació en la parroquia jamaicana de Saint Ann, Robert Nesta Marley, guitarrista, cantante y compositor conocido internacionalmente como Bob Marley y devenido icono musical al inmortalizar el ritmo Reggae.
¿Quién no escuchó alguna vez la canción No Woman No cry, One Love o War, cuya letra contiene fragmentos de un discurso del Emperador de Etiopía Haile Selassie en la ONU en 1968?.
A través del contagioso ritmo, Marley, junto a su banda The Wailers, mostró al mundo sus criterios sobre el amor, la emancipación del hombre negro de descendencia africana, la libertad y la paz, desde una pequeña isla del Caribe que desde entonces empezó a ser internacionalmente reconocida.
Sus letras socialmente comprometidas no ganaron mucho respaldo hasta el lanzamiento, en 1973, de su disco Burnin, con versiones de algunas de sus canciones más importantes como: Duppy Conqueror, Small Axe, Put It On y I Shot The Sheriff, que alcanzó el primer lugar en la lista de los sencillos más vendidos en Estados Unidos interpretada por Eric Clapton.
A partir de ese momento aumentaron sus seguidores en otros países del Caribe y en naciones europeas como Reino Unido.
Su discografía incluye, entre otros, The Wailing Wailers (1965), Soul Rebels (1970), Soul Revolution I y II (1971), Best of the Wailers (1972), Catch a Fire y Burnin (1973), Rasta Revolution (1974), Exodus (1977), Survival (1979), Uprising (1980).
Entre los reconocimientos obtenidos por su labor social y lucha contra la violencia en su tierra natal destaca la Medalla de la Paz otorgada por la Organización de Naciones Unidas.
Por su contribución a la cultura nacional también le otorgaron en 1981 la Orden del Mérito de Jamaica, la tercera mayor condecoración concedida por la nación, que no pudo recibir personalmente porque en esa fecha ya se encontraba seriamente afectado por el cáncer.
El Rey del Reggae murió el 11 de mayo de 1981, a los 36 años, como resultado de una metástasis en pulmones y cerebro producida por un melanoma que comenzó en su pie derecho.
Tras su fallecimiento la música de Marley quedó inmortalizada, mientras su casa natal se convirtió en museo y lugar de obligatoria visita para todos los seguidores del Reggae y de la fe Rastafari, que también internacionalizó.
Anualmente en muchas partes del mundo es recordado con conciertos y vigilias los días de su natalicio y fallecimiento.
