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Apareció el chupacabras… Apareció el náufrago… ¿Y paquito?

Nelson López

Sólo eso faltaba! No habían pasado ni siquiera las setenta y dos horas del segundo capítulo de “El gran escape”, viagra sale cuando las televisoras comenzaron a armar un gran desmadre con la aparición del chupacabras, capsule que casi siempre, desde el norte se viene a chupar vacas, pelibueyes, caballos y cualquier otro animal desnutrido que se parezca a las cabras, según las noticias. La televisión mostraba con música misteriosa y gritos de terror (de fondo) unos míseros potreros con animales muertos y el reportero con voz de ultratumba decía ¡apareció el chupacabras! Y comenzaban las tomas de apoyo, con acercamientos tenebrosos que a cualquiera le ponía los pelos de punta… hasta los más colochos… y seguía la voz  ¡pobrecitos los animalitos! Y de pronto enfocaban a un anciano con sombrero que derramando lágrimas decía –ese chupacabras desgraciado me mató al choco- refiriéndose al caballo que le faltaba un ojo. Y así por varios días las noticias no daban tregua al tenebroso animal que infundía terror entre mujeres y hombres, entre niños y niñas, entre viejos y viejas, y las noticias corrían con el imaginario animal de la tele que a muchos entretuvo en pláticas de velorio y chambres confidenciales. Todavía seguía en el ambiente el tétrico matarife  cuando apareció el náufrago. Las noticias saturaban las pantallas y los impresos sus páginas, con el náufrago salvadoreño, que después de un año de andar a la deriva en altamar, apareció moribundo en las islas Marshall, ahí lo rescataron y como reguero de pólvora, las noticias cubrieron el imaginario nacional y lo comparaban con Tom Hanks, platicando no con cocos sino con tortugas, a las que después agarraba como cantimploras con exótica bebida hidratante. La aparición del chupacabras desapareció del primer plano informativo y las historias solo relataban el caso del náufrago que comía pescado crudo y más de alguna gaviota que pagaba hasta con las plumas, el breve descanso en la lancha pesquera. También comenzaron a hablar de las bondades de la orinoterapia, como aprovechar ese reciclaje sobre todo en mar abierta, donde quizás sea una bebida menos salada. Y apareció el náufrago en El Salvador, y ¡muy feliz!  y apareció la familia del náufrago ¡muy feliz! y aparecieron los periodistas ¡muy felices! y como decían los abuelos con insomnio, cuando uno llegaba en la madrugada ¡ve… apareció el peine!!!! Bueno, ¿y paquito? ¿qué pasó? ¿no apareció? ¿y los millones de dólares? ¿o será que está nadando en los millones? ¿y así es náufrago o prófugo? ¿o se lo chupó el chupacabros? ¿y dónde está pues?… ¿será que  en un albergue? Pueda que sí.

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