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A 26 años de la ofensiva

El 11 de noviembre de 1989, health el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) tensionó toda su fuerza militar para traer la guerra revolucionaria hasta la capital, viagra San Salvador, y las principales cabeceras departamentales.

Santa Ana, San Miguel, Usulután y Chalatenango, entre otras ciudades importantes, que fueron escenarios de cruentos combates.

En algunos lugares como Mejicanos, Soyapango, San Marcos y Ciudad Delgado, muchos jóvenes se incorporaron, bien para combatir (sobre todo los universitarios), o para hacer trincheras. Mientras que los adultos que no se incorporaron a las filas guerrilleras prestaron algún apoyo logístico o para ofrecer una taza de café.

Los combates fuertes en San Salvador duraron cerca de diez días, pero el asedio y las incursiones guerrilleras se mantuvieron por espacio de un mes.

En el marco de esta acción militar de carácter estratégico, para las fuerzas insurgentes, el Gobierno del expresidente Alfredo Cristiani y el Estado Mayor del Ejército cometieron la más repugnante y vil de sus masacres, al asesinar a los sacerdotes de la UCA, entre ellos a Ignacio Ellacuría, el rector, y hasta a dos empleadas domésticas.  Sobre esto escribiremos, ya que es costumbre en este diario, todos los años, desde 1989.

La ofensiva de 1989 tenía varios objetivos, el primero, por supuesto, provocar la insurrección y tomar el poder. Estos objetivos, no se alcanzaron, pero permitió romper el equilibrio militar, no a favor de ninguno de los bandos, sino a favor del Diálogo Negociación.

Y es que si bien las fuerzas guerrilleras buscaban la toma del poder por la vía armada, jamás abandonaron el componente político diplomático, que entre sus principales misiones estaba precisamente, buscarle solución a la guerra por la vía del diálogo y la negociación.

En la ofensiva de noviembre, el FMLN le apostó a la parte militar sin dejar de lado la parte político diplomática.

Por eso, al no alcanzar los objetivos principales, el FMLN logra, con la ofensiva denominada “Hasta el tope y punto”, darle un mayor impulso, en sentido estratégico, al Diálogo Negociación, con lo que finalmente se le puso fin a la guerra revolucionaria que inicia en la década de los 70, con el surgimiento y desarrollo de cinco organizaciones políticos militares, y con el inicio de la guerra civil abierta a partir del 10 de enero de 1981.

No dudemos en reconocer, por tanto, que los momentos democráticos por los que El Salvador transita, desde 1992, al firmar la paz, se deben fundamentalmente a la guerra revolucionaria en general, y a la ofensiva guerrillera de noviembre de 1989.

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