Página de inicio » Memoria Histórica » Sebastián Torogoz, entre el compromiso, la música y el amor

Sebastián Torogoz, entre el compromiso, la música y el amor

Carlos Osorio
@DiarioCo Latino

El nombre de los Torogoces ya no es extraño en El Salvador. Seguramente mucha gente sabe que se trataba de un grupo de músicos campesinos que nacieron musicalmente hablando en un campamento de la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), viagra en Morazán, no rx y que uno de sus músicos, el líder, es conocido como Sebastián Torogoz. Con Sebastián conversó Diario Co Latino, para recordar esos momentos del surgimiento del grupo, pero, antes debe hablarse de la guerra revolucionaria misma.

P/ ¿Quién es Sebastián el Torogoz? 

R/ Bueno, antes de hablar de Sebastián Torogoz (Seudónimo), hablemos de Benito Chica Argueta (nombre real).

Benito Chica nace un 3 de abril de 1960, en el cantón Zapotal, jurisdicción de Joateca, en el departamento de Morazán; hijo de Francisco Chica y de Cástula Argueta. Fuimos 14 hermanos que era el promedio de hijos de las familias de Morazán, en ese entonces.

Soy el número 14, algo así como el Benjamín, resulta que mis hermanos la mayor parte no tuvieron la oportunidad de ir a la escuela, no había (dinero), y cuando hicieron la escuela quedaba como a 5 o 6 kilómetros de la casa.  Sin embargo, era deseo de mi papá que su Benito estudiara.

Así, hice el primer grado en la escuela del cantón, tenía que salir a las cuatro y media (de la mañana) para poder estar a las 7. Hice primer grado, medio aprendí las vocales y unas cuantas letras porque fui ya grande a la escuela.

Me gustaba mucho participar en la Iglesia Católica.

Había tradición de músicos en la familia, mis hermanos hicieron un grupo musical –coro- para tocar en la iglesita del cantón. Entonces, yo nací en esa bruma de músicos, más que músicos éramos fanáticos a los temas de la Chanchona y volados así.

Como a los siete años aprendí a tocar guitarra, ahora el violín, si no me pregunten, porque no me acuerdo como putas aprendí.  Llegaba un señor disque a enseñarle a mis hermanos –a tocar instrumentos musicales- pero lo que llegaba era a chupar, era Andrés Barrera. En ese tiempo empecé a participar en la Chanchona de mis hermanos.

 

Los Torogoces de Morazán.
Los Torogoces de Morazán.

Los inicios la Guerra y los compas músicos

En los años 78 / 79 comenzaron los movimientos de la guerrilla en el departamento, participábamos de algunas acciones.  Tenía 18 años y sabía que tenía que meterme pero no con un planteamiento marxista, leninista, sino con la certeza que no era voluntad de Dios que hubieran pobres.  Nunca nos hablaron ni del “mínimum vitae” o de Carlos Marx ni nada, solo ese planteamiento: “que no era voluntad de Dios que la mayoría sean pobres”.

– ¿Quiénes los invitaban, quienes los motivaban a pensar así?

Todo nacía desde una reflexión a raíz del Concilio Vaticano Segundo y los textos de Medellín, desde la Iglesia Católica, es decir, una reflexión con los catequistas.  La motivación comenzaba desde el Evangelio con los catequistas. La mayor parte de ellos se hicieron guerrilleros.  Nunca te hablaban de armas ni de nada de eso.

También fuimos animados por los sacerdotes, claro, ahí está el Padre Miguel Ventura, quien fue torturado y que por pura suerte no lo mataron.

El primer operativo y la muerte de Romero, un compromiso inevitable    

Antes de los 18 ya me había casado, pero mi matrimonio no funciono  porque solo 6 meses duré con la susodicha, para el primer operativo militar de octubre del año 80, ya no pudimos seguir y a la mujercita ni la volví a ver. Fue un operativo en todo el Departamento de Morazán y lo desarmó todo.

*7Torogoz– ¿Y monseñor Romero?

Era bien chistoso porque aunque vos no tuvieras radio, siempre oías la homilía, ibas por un camino real y en todas las casas que había radio estaba la homilía, o sea, que no necesitabas tener radio propia para oírlo los domingos.  Ibas por el camino y estabas escuchando toda la homilía de Monseñor Romero.

Él se convirtió en una figura aglutinadora y esperanzadora para muchos en el campo, era como el modelo a seguir.  Lo “yuca” (difícil) fue cuando matan a monseñor Romero, nosotros dijimos: “bueno si mataron a Romero que no pueden hacer con un simple campesino”.

Además, teníamos ya el “mal” ejemplo de Nicaragua, con su insurrección popular, que por cierto, cuando triunfa la revolución sandinista lo que hicimos fue comprar una docena de cuetes y en todos los lugares donde había núcleos guerrilleros reventamos cuetes ese día.  Solo esa acción preocupó a la guardia de todos los municipios del departamento, porque en todos los municipios del departamento de Morazán sonaron cuetes. El efecto que tuvieron esos cuetes era complicado de medir. Para ellos era como “puta ya hay guerrilleros aquí”; para nosotros era esperanzador, alegría porque no estábamos solos.

– P/ ¿Posterior a la muerte de Monseñor Romero?

Me dijeron que al incorporarme a la guerrilla lo que yo tenía que hacer era ir a dejar agua a la línea de fuego, que no era que íbamos a pelear y que eso iba a durar poquito, dos o tres meses, que eso iba a ser, así como ir a “Nanciar”.   Esos dos, tres meses se convirtieron en 12 años.

Después se le ocurre al Frente (Frente Farabundo Martí para Liberación Nacional –FMLN-), una vez unidas las 5 organizaciones,  el 10 de octubre del 80, hacer la “Ofensiva Final” el 10 de enero de 1981.

Pensando que una vez llegáramos a las ciudades la gente nos iba a pedir los fusiles, cosa que no pasó.

Porque una cosa hay que decir, los gringos y el ejército de El Salvador si evitaron una insurrección en el país. Claro, lo evitaron matando a Monseñor Romero, matando a Rutilio Grande, matando a todos los curas que se oponían, matando a campesinos por donde agarraban, desapareciendo la gente en la Capital, cazando a todos los opositores políticos.

El 10 de enero del año 81 no hubo insurrección, lo que hubo fue un montón de campesinos “encachimbados” que bajaron a la ciudad y se dieron “verga” un par de días;  y después regresaron al campo, eso fue lo que pasó. En realidad, lo que hicimos fue espantar el panal.

Y se nos fueron con todo –el ejército-, y qué te tocaba, después de que los guardias sabían que habías ido a pelear a Gotera, a San Miguel a Usulután, ya estabas en la lista, si te agarraban eras hombre muerto, ahí es donde nosotros en Morazán,  y te hablo de Morazán porque no conozco otra parte, organizamos los campamentos guerrilleros, es decir, como un instinto de autodefensa.

El fusil en una mano y la guitarra en la otra 

Habíamos conseguido unos fusiles, pero ni sabíamos utilizarlos bien. La instrucción militar la recibimos con garrotes, con pedazos de palo, pero nunca habíamos tenido uno (fusil).

Para ese día –el de la ofensiva del 10 de enero-  consiguieron armas, pero mucha mara no sabía ni como disparar los fusiles.

Entonces, regresamos y vimos que la cosa no era tan chiche.  “Hay que prepararnos para la guerra” pensabamos todos. Hay que preparar armas, hay que saber utilizar los fusiles, hay que saber tácticas militares. De ahí el aporte valioso de Emilio Mena Sandoval y  Marcelo Cruz Cruz, pues, cuando ellos se salen del ejército y se van para Morazán, nos instruyeron militarmente.

Se aguevaron

Aquí hay que destacar un detalle, por ejemplo, después de esa ofensiva las otras 4 organizaciones se “aguevaron” (tuvieron miedo), en el sentido que como no había habido insurrección se preguntaban qué iba a venir después.

Algunas organización como las FPL, la RN, el Partido Comunista planteanban que lo mejor era agarrar una guerra prolongada, que aquí durara 50 años una guerrilla.

Pero, el loco de Joaquín Villalobos no le cabía esa posibilidad. Él lo que planteaba era pegarle un buen “vergazo” al ejército en un punto, para demostrar que si existíamos y que éramos capaces y despés a ver qué pasaba.  Es así como el 5 de junio de 1982 el ERP se concentró todo en Morazán, concentro a la gente de Santa Ana,  Chalate, Usulután  y de aquí de San Salvador.

Ya todos esta gente en Morazán, imagínate que yuca, ahí iba Juan Ramón Medrano, ahí iba la Guadalupe Martínez, ahí iban las gemelas que una estaba presa Carmen Letona y Marisol Galino, el padre Rogelio Ponce.

Se diseñó un operativo militar de la guerrilla en Morazán sin precedentes. La “onda” (idea) era sitiar Perquín y San Fernardo para que el ejército subiera de Osicalá y darle “verga” en el río Torola.

Porque cuando vos vas para Morazán, vas bajando al río y ahí están todos los cerros. Todo el control del río lo tenés desde los cerros, por donde se iban a meter que no se le dieran verga.

Ese fue el diseño que el ERP hizo y solo una gente de la RN nos apoyó en esa acción. Las FPL, el Partido Comunista, el PRTC no nos echaron la mano ahí, yo sé que no les va a gustar, pero es cierto.

Resulta que sitiamos Perquín y los “cuilios” se fueron a la “mierda”.  Eso modificaba el cuadro militar, porque ya no estaban los cuilios ahí.  El ejército podía bombardear lo que quisiera.

 Los soldados nunca entraron por las calles negras, sino que entraron por Torola, y se les puso la emboscada. En qué consistió esa emboscada: 250 prisioneros de guerra, 250 fusiles recuperados, un helicóptero derribado y para acabar de “joder” con broche de militar, capturamos a nada más y nada menos que al sub-secretario de la defensa, al coronel Castillo.

Despues de esa acción Francia y México son los dos únicos países que a esa alturas del partido reconocen al FMLN como una fuerza beligerante con la que se tenía el Gobierno que negociar.

La representatividad del FMLN era de carácter diplomático en esos dos países, eso es importante, era como tener embajadores en esos países, nosotros la guerrilla.

La cosa va de chiquito a más, eso hace que la solidaridad internacional se fije en El Salvador y digan “ahí están, todavía están vivos, ayudémosle“. Fue cuando el Frente creció, se activaron comités de solidaridad.

Benito Chica Argueta ¨Sebastian Torogoz¨, fundador de Los Torogoces de Morazán. Foto Diario Co Latino/ Guillermo Martínez
Benito Chica Argueta ¨Sebastian Torogoz¨, fundador de Los Torogoces de Morazán. Foto Diario Co Latino/ Guillermo Martínez

¿Qué diablos hace Sebastián Torogoz en todo esto?

El 10 de enero, para esa ofensiva, nosotros como elemento importantísimo se montó la radio venceremos, no sé cómo hicieron los compas porque esa parte ya tiene otras historias, pero montamos una radio. Digo montamos porque algún pelo de ese mounstro también fuimos nosotros.

 Estando en la radio no había mucha música y vieron a un compa con una guitarra vieja y dijeron: “mira porque no hacemos un grupo musical”. La Mariposa, Chiquito, Carlos Argueta, Santiago y yo  nos llamaron para que formáramos el grupo musical.

Como siempre hay cuadrados: “la radio es formal, que no sé qué, cómo van a meter una Chanchona”, y Santiago dale y que dale defendiendo la posibilidad de meter música de la zona.

La Chanchona representa la música campesina. Así es como ingreso a los Torogoces de Oriente. Después fue todo un elenco artístico donde había títeres, había teatro, de esas marionetas, hasta telenovelas en la radio.

– ¿Y cómo fue eso del nombre Torogoces? 

Fue todo un “desvergue”. Ese día, no me recuerdo que día fue, nos iban a presentar en la radio pero dijeron: “no, no podemos decir les presentamos el grupo”. Le dice Santiago a la Mariposa: “mira que nombre le ponemos”. Le preguntaron a un compañero que se llama Andrés Valencia, quien señaló un pájaro un poco “feyuco”. Eso está en “Las mil y una historia de Radio Venceremos”. Santiago pregunto, y le dijeron que era un Torogoz. Propongo que quede los Torogoces de Oriente. Así fue, oficialmente fuimos presentados un 12 de julio en el cantón Zapotal, donde estaba la radio.

Desde entonces el colectivo se hizo bien grande. Los compas se burlaban de nosotros, los mismos compas porque siempre hay machistas.  Te imaginás, yo, vestido con pintalabios, con peluca y todo representando a la “vieja oligarquía”, y un compa que se llamaba Leonidista con un estetoscopio que era un huacal: “hay me duele Sonsonate (y tocaba una parte del cuerpo de Sebastian para simular la geografía de El Salvador), por aquí, hay me duele Guazapa”. Hasta a mi esposa le daba pena mirarme. Pero sí que se cagaban de la risa.

Fuimos el elemento que por un momento desconectábamos a los combatientes de la presión de la guerra, por eso adquirimos al fin y al cabo mucho cariño de parte de los compas, porque siempre que había un operativo militar había una fiesta.

– ¿Cuántos iniciaron?

Llegamos a ser 8 los del grupo musical. En el campamento del Quinto Piso de la Alegría llegamos a tener 35 artistas.

Artístas y Combatientes

Los combatientes creían que nosotros no teníamos valor para ir al combate. Eso quedó desvirtuado cuando en un operativo militar nos dieron una escuadra, ahí cae el primer compa del grupo: Alba. En la ofensiva del 89, en San Miguel, caen otro dos.

Uno de los compañeros después de la ofensiva del 89 por ir siguiendo a una “chamaca” lo capturaron y lo obligaron a grabar una cuña radial ¿Qué fue lo que sucedió? Fue que viene la chamaca se va para la comunidad Segundos Montes de regreso, él va siguiéndola, lo agarran y lo aniquilan.

En los operativos tenías que ponerle a la guitarra un trapo, porque claro un “chirivisquito” (sonido de las cuerdas de la guitarra) y bum.

-¿Qué es hoy de los Torogoces?

Cuando terminó el conflicto armado, y eso no me van a dejar mentirlo todos los compañeros combatientes, la prioridad no era ni el arte, ni nada, sino sobrevivir, es decir, qué voy a hacer para comer, para tener una casita.

Los que quedamos en el grupo, cada quien se fue a resolver su situación. Dejamos toda la parte política.  Yo fui muy afortunado porque me dieron 12,000 colones en un crédito, para que sembráramos las tierras. Cuando yo recibí ese dinero era un montón de pisto. Lo que hice fue comprar un lote, hice un rancho, me valió verga la milpa. Resulta que después la Asamblea Legislativa condonó esa deuda. Ya me quede bien.

Del baul a sacar cosas viejas y nuevas

Ya tenía un hijo, ya me había conseguido otra mujer, es la inspiración de “amor guerrillero”.

Tengo 34 años de vivir con María Lucía Ramírez, no hemos sentido la necesidad de casarnos por ninguna –religión-.

Cuando crecen mis hijos son ellos los que me dicen: “mire, si usted quiere nosotros le hacemos barra”.  Claro, yo como iba a decir que no ¡Mis hijos! La posibilidad de andar con ellos, la posibilidad de ganarnos un par de pesos, la posibilidad de conocer el país, entonces empezamos a actuar ya con mis hijos.

– ¿Cuándo fue eso?

Estamos hablando como el 98 para allá. Los años ateriores los Torogocitos quedaron tirados.

Ya con los muchachos nuevamente, lo que yo hice fue legalizar el grupo, lo registré. Algunos de los otros –compas- no estaban de acuerdo. Pero ellos no habían formado grupo hasta ese momento. Incluso, otro señor se presentaba como Torogoces y no había ningún problema, porque yo no iba a presentar objeción alguna.

–  ¿Cuándo no toca, qué más hace?

Bueno, soy misceláneo, reparo carros, hago milpa, soy músico, soy guía de turismo en el norte de Morazán, ruta de Paz, vendo un par de discos.

Sus hijos y el grupo

Francisco Sebastián es mi primer hijo, Carlos Jonathan, Diana Karina son mis hijos con María Lucía. Pero por fuera tengo a Francisco Alexander y Mario. Con estos hijos, un ahijado y un amigo, tenemos el grupo.  Con ellos fui a Estado Unidos hace dos años, en una gira con los guaraguaos.

“Amor Guerrillero” una canción de historia y sentimientos

Amor Guerrillero es una canción que yo le hice a mi esposa, agradeciéndole su acompañamiento en todo esto.

Con este ya son dos discos, el primero: “Por nuestros héroes y nuestra historia esto debe continuar”. Este lo grabamos en las instalaciones de Radio Venceremos, es música todavía con los compas que cayeron en combate. El otro es  “Amor Guerrillero” que ya lo grabamos con mis hijos hace un año.

En este último disco estan mis canciones preferidas, está “Amor Guerrillero”, ahí está “dos cabezas”, la que le hicimos a Monseñor Romero, hicimos varias; pero Amor Guerrillero es el homenaje que hicimos a mi esposa.

Nuestro disco los pueden conseguir en el Museo de la Palabra y la  Imagen (MUPI).

– ¿Cuáles son las dificultades más grandes que ha tenido?

La dificultad más grande ha sido mantenerme en el tema de la historia y no contaminarme de los partidos políticos, porque la historia linda bastante con el tema político. Mantener la historia es complicado, se tiene que ser ético, se tiene que ser muy cuidadoso para no ir a caer en la utilización política de las cosas, esa es la dificultad más seria.

 La otra ha sido para grabar, pero eso son temas presupuestarios, al fin y al cabo, si me preguntan donde nació el último disco: en el cuarto de mi hijo. Nos encerramos con una computadora y ahí grabamos el disco, hoy existen muchas posibilidades.

Ver también

Persecución contra organizaciones defensoras de DD.HH

Alma Vilches @AlmaCoLatino El Comité de Familiares de Presas y Presos Políticos de El Salvador …