Página de inicio » Nacionales » “Romero es el profeta del Amor de Dios y el amor al Prójimo”, Cardenal Amato
El Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos. Foto Diario Co Latino/Rodrigo Sura

“Romero es el profeta del Amor de Dios y el amor al Prójimo”, Cardenal Amato

@GloriaCoLatino

El Cardenal Angelo Amato, viagra Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos y designado por el Papa Francisco, para celebrar la ceremonia de Beatificación de Monseñor Oscar Romero, hizo vibrar a la feligresía con su Homilía dedicada al nuevo beato de América.

“Su opción por los pobres no era ideológica, si no evangélica, su caridad se extendía a sus perseguidores a los que predicaba la conversión al bien, y les que aseguraba el perdón”, dijo.

En su Homilía, Amato destacó de la vida de  Monseñor Romero su vocación y amor por la iglesia, su pueblo y sus sacerdotes, por quienes entregó su vida en el mayor acto de heroica caridad.

Sobre las lecturas bíblicas en la ceremonia, Amato indicó que el significado del martirio de Monseñor  Romero, en la palabra de Dios, recuerda el hecho directo que después de su muerte trágica el alma de los justos encuentra la paz  “en las manos de Dios “ y ningún tormento lo agobia y solo el día del juicio para resucitar.

El Mártir Romero es por tanto, luz de las naciones y sal de la tierra, si sus perseguidores han desaparecido en las sombras del olvido y de la muerte, la memoria de Romero en cambio, continúa estando viva y continúa dando vida a todos los pobres y a los marginados de la tierra”, predicó.

Sobre el compromiso de Monseñor Romero como hombre de Iglesia el Cardenal Amato recordó las palabras de Apóstol Pablo, al citar que ni la angustia, la persecución, el hambre, ni el poder separó al Pastor mártir de Dios.

“¿Quién era Romero?, ¿Cómo se preparó para el martirio? digamos ante todo, Romero era un sacerdote bueno, un Obispo sabio pero sobre todo, era un hombre virtuoso que amaba a Jesús que adoraba en la eucaristía, que veneraba a la Virgen María, amaba a la Iglesia, amaba al Papa, amaba a su pueblo y su martirio no fue una improvisación sino que, fue una larga preparación Romero -de hecho- era como Abraham, hombre de esperanza inquebrantable”, reconoció.

De la vida de Monseñor Romero destacó además la influencia del asesinato del Padre  Rutilio Grande, sacerdote jesuita, cuya pastoral estaba íntimamente relacionada con la vida de los campesinos, oprimidos y marginados, en Aguilares, antes de ser asesinado junto a dos personas que lo acompañaban.

“Fue este el evento que tocó el corazón del Arzobispo Romero,  la muerte del sacerdote le dolió como podría ser para una madre por su hijo; se dirigió rápidamente a Aguilares para la misa de sufragio de su alma, y pasó  la noche llorando, velando y rezando por las tres víctimas inocentes: sin el Padre Rutilio los campesinos ahora estaban sin su padre y Romero quiso tomar su puesto”, recordó.

Amato continúo narrando que desde ese día que Monseñor Romero  cambió su lenguaje volcándose hacia la vida de Jesucristo y defendió al pueblo que era oprimido, a los sacerdotes perseguidos y no se ocupó de las amenazas que cotidianamente recibía, previo a su asesinato.

“En su  homilía para el Padre Grande, Monseñor Romero dijo que la liberación del Padre Grande se inspiraba en la fe que habla de la vida eterna;  la liberación que termina en la felicidad de Dios, la liberación que solo da el arrepentimiento del pecado y  la liberación que tiene a Cristo como única fuerza liberadora. El Espíritu Santo le ofreció esa especial fortaleza a su  pastoral al defender la iglesia y estar al lado de su pueblo tan oprimido y despreciado”, reflexionó.

En cuanto a la Beatificación de Monseñor Romero, el Cardenal Amato recalcó la oportunidad que tiene el país para buscar una reconciliación en búsqueda de un sociedad en paz y justa.

“Monseñor Romero no es símbolo de división, sino de paz, concordia, fraternidad, llevemos su mensaje en nuestros corazones y casas;  demos gracias al Señor por este Siervo Fiel que ha dado a la Iglesia su Santidad y a la humanidad  entera su bondad y mansedumbre.

En 1983 ante la tumba de Romero el Papa Juan Pablo II dijo -Romero es nuestro- y si, es verdad pertenece a la Iglesia pero también a la humanidad, con un corazón bueno y de respeto y concordia”, afirmó.

Ver también

Norman Quijano condenado a 13 años y 4 meses de cárcel 

Por Alessia Genoves Colaboradora La Cámara Segunda de lo Penal de San Salvador condenó a …