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Reducir riesgos de violencia en los negocios

Francisco Javier Bautista Lara

Este no es un artículo exclusivo para empresarios y comerciantes pequeños, medianos y grandes, aunque lo escribo pensando en ellos(as), para prevenir riesgos. Comparto con brevedad estos puntos que espero sean útiles para muchos. Hay países –por condiciones generales de inseguridad-, donde el riesgo de ser víctima de violencia por robo, “cobro de deudas”, “pasada de cuentas” o venganza, son altos. En Centroamérica, son mayores en: Guatemala, Honduras y El Salvador, lo que implica que los costos por la seguridad personal de quienes manejan activos, dinero, y algún poder económico y político, son altos; hay menores riesgos objetivos en: Nicaragua, Costa Rica y Panamá, aunque en estos dos últimos países los costos son mayores por tener menor informalidad económica, mayor poder adquisitivo y empleo.

Hay tres cuestiones claves a considerar para reducir riesgos de violencia. Al obviarse, ubican en el foco de la delincuencia organizada y común a las personas que desarrollan operaciones económicas en diversos ámbitos:

Primero: realizar negocios lícitos. Hacer lo contrario, atrae el riesgo; si te movés en la periferia, al margen de lo permitido por la ley y la ética, operando en ámbitos dudosos que, aunque generen “grandes beneficios económicos”, costarán caro, -todo tiene costos-, te moverás en un mundo de limitados escrúpulos, serás vulnerable, arriesgando no solo tu integridad física y moral sino también tu familia y a quienes te rodeen. El crimen organizado no es más que un negocio que busca beneficio económico y opera al margen de la ley.

Segundo: relaciones sanas y responsables. ¿Con quiénes hacés transacciones económicas? ¿Con quiénes compartís el tiempo de descanso y aficiones? Dice el conocido refrán: “el que con lobos anda, a aullar aprende”, no podés argumentar ingenuidad, ni pecar de tonto, hay que asumir con responsabilidad las relaciones personales y de negocio. ¿Por qué cuando hay prosperidad económica o poder político aumentan los “amigos”?

Tercero: vida y rutina ordenada. ¿Adónde acostumbrás ir y con quién? Una vida desordenada e inestable, con fines de semana en la vagancia, visitando con frecuencia centros nocturnos para jugar o divertirte sin límites, trasnochando y bebiendo en exceso, pasando la noche en distintos lugares, ostentando del dinero, constituye alto riesgo que terminará dañando. Podrás ser blanco de la delincuencia, además de asumir consecuencias personales y familiares que te afectarán.

Además de los puntos fundamentales mencionados, hay otros siete específicos que sugiero no obviar. Los enumero:

i. Ser sincero y honesto en la relación con socios y proveedores, evitar engañarlos e involucrarte en operaciones onerosas o ruinosas que perjudiquen a ellos, a otros o al Estado.

ii. No engañar a los clientes en las condiciones, calidad y precio de bienes y servicios que ofreces. No aprovecharse de la necesidad ni la ignorancia, ser respetuoso.

iii. Contratar y rodearte, en el círculo de confianza, de colaboradores competentes y honestos, que compartan la visión del negocio.

iv. Tratar bien a tus empleados, respetar sus derechos laborales e integridad como personas, favorecer su desarrollo y comprender que sin ellos no es posible la prosperidad de ninguna empresa o negocio.

v. Evitar prestarte al soborno o cohecho a funcionarios públicos y privados para “comprar favores”, obtener prebendas irregulares, evadir impuestos u obtener permisos sin cumplir los requisitos u obligaciones definidas en las normas.

vi. No portar, -en lo posible-, grandes cantidades de dinero efectivo, ni ostentarlo; utilizar transacciones formales en sitios apropiados y a través de instituciones del sistema financiero.

vii. Evitar la rutina de lugares a visitar y rutas para moverte al negocio y casa, modificarlas, variar: medios, sitios y horarios.

¿Es posible desarrollar un negocio tomando en cuenta los criterios anteriores? Creo que sí, puede ser a veces difícil, principalmente en algunos países e industrias, pero, un patrimonio legítimo, con prosperidad sostenible y segura, para una sociedad sana, por la seguridad de las personas y sus bienes, solo es posible en estas condiciones. No hacerlo llevará a riesgos indeseables que cuestan caro. Afectará la integridad personal y familiar, la tranquilidad y la paz social, profundizará la brecha socioeconómica, aumentará la corrupción pública y privada (amenaza a la seguridad en Centroamérica, según el Tratado Marco de Seguridad Democrática), profundizará inequidad y resentimiento social; propiciará potencialmente la violencia.

www.franciscobautista.com

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