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Momento en el que se representa la transfiguración de El Salvador del Mundo, en Catedral Metropolitana. Foto Diario Co Latino/Juan Carlos Villafranco.

“Un pueblo que clava su mirada en el Divino Salvador del Mundo no puede perecer”

Yanuario Gómez
William Siliézar
@DiarioCoLatino

Bajo el ardiente sol y el calor de una típica mañana de domingo, miles de fieles católicos se concentraron en Catedral Metropolitana para participar de la eucaristía en honor al Divino Salvador del Mundo.

Corrían las 9:00 a.m. cuando desde la Plaza Barrios y sus alrededores la feligresía cantaba a una sola voz, llenos de fervor y alegría por el mensaje que el evangelio del domingo traía.

La eucaristía fue presidida por el primer cardenal salvadoreño, Gregorio Rosa Chávez, quien durante la homilía reflexionó sobre el significado de la transfiguración de Jesús en el Monte Tabor y aprovechó a recordar la palabra del ahora beato Monseñor Oscar Arnulfo Romero.

Y es que las fiestas patronales en honor al Divino Salvador del Mundo de este año fueron dedicadas a los mártires de la iglesia. En ese sentido, Rosa Chávez recordó las palabras de Juan Pablo II, quien dijo que los “mártires es lo mejor que tiene la iglesia”.

El cardenal habló de la deuda que el país tiene con todas aquellas personas que murieron por predicar la palabra de Dios, como Monseñor Romero y el Padre Rutilio Grande, a quienes los asesinaron durante el conflicto armado por denunciar las injusticias sociales y llevar el evangelio a los menos favorecidos.

“Tenemos una deuda que debemos comenzar a pagar, estamos obligados por gratitud a Dios a rescatar la memoria de cientos de mártires anónimos, la mayoría humildes campesinos, la tarea no es fácil, será difícil, pero debemos hacerlo”, expresó Rosa Chávez.

Otro de los señalamientos que hizo el cardenal salvadoreño fue recordar siempre la labor pastoral de otros líderes de la iglesia, como Monseñor Arturo Rivera y Damas, quien fue un fiel seguidor de la línea pastoral de Monseñor Romero cuando sirvió como obispo auxiliar.

“No es justo que olvidemos su testimonio y su extraordinaria labor, debemos recordarlo no solo por su lucha por llevar al país a la paz, sino por ser un fiel conservador de la herencia de Monseñor Romero, a quien sucedió después de su muerte”, manifestó.

Durante la eucaristía, Rosa Chávez retomó las palabras que Romero dijo durante las misas que oficiaba en honor al Divino Salvador del Mundo mientras servía como obispo auxiliar de San Salvador. Ejemplo de ello, fue la reflexión que compartió con el pueblo el 5 de agosto de 1978 en la que exhortó a no perder la esperanza por la situación que atravesaba el país.

“Un pueblo que clava su mirada y su corazón en Jesucristo como el Divino Salvador del Mundo es un pueblo que no puedo perecer, es un signo de esperanza que debe mantener. Mantengámonos de este modo y tratemos de profundizar más en esta visión inquebrantable llena de esperanza en el pueblo de Dios”, fueron las palabras de Monseñor Romero, que retomó el cardenal ante la feligresía.

“Un pueblo que decide ponerse en camino es invencible. Hermanos y hermanas tenemos que transfigurarnos, subamos a la montaña, sigamos a Jesús”, exhortó en relación a la liturgia de la palabra que fue tomada del evangelio de San Lucas que recoge el momento en el que Jesús subió con sus discípulos al Monte Tabor.

Sin embargo, el mensaje de este domingo también lo dirigió a la juventud a quien invitó a ser los protagonistas de un cambio en la sociedad, pues los consideró como los actores del futuro.

“Somos parte de la iglesia, y más aún, nos convertimos en constructores de la iglesia y de la historia. Jóvenes por favor, sean protagonistas, vean para adelante, construyan un mundo mejor, un mundo de justicia, de amor, de paz, de solidaridad. Vayan siempre hacía adelante. No dejen que otros sean protagonistas de los cambios, les pido que sean constructores del futuro por un mundo mejor”, dijo.

A su mensaje añadió: “Nos inundan las tinieblas de la pobreza, de la marginación, de la injusticia, de la corrupción, de la violencia y eso no puede seguir así”.

A la eucaristía asistieron funcionarios públicos como Nidia Díaz, diputada del FMLN; Carlos Canjura, ministro de Educación, y Armando Pineda, presidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).

Capitalinos disfrutan de la tradicional Transfiguración

Desde tempranas horas de este sábado, cientos de feligreses católicos de todas las edades acudieron a las inmediaciones de Catedral Metropolitana de San Salvador, para participar en la procesión del Divino Salvador del Mundo, acto con el que se da inicio a las actividades que culminarán con la tradicional “Bajada del Señor”.

En la actualidad el recorrido se lleva a cabo desde Catedral Metropolitana hacia la Iglesia El Calvario donde el santo patrono nacional descansa unas horas y luego reanuda su peregrinación con destino a la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús.

En horas de la tarde de este sábado 5 de agosto y luego del rezo de las vísperas, la imagen del santo patrono reanudó el recorrido en su anda procesional hacia Catedral, donde se llevó a cabo la transfiguración del Divino Salvador del Mundo.

A eso de las cuatro de la tarde inició la procesión con el Cardenal Gregorio Rosa Chávez, José Luís Escobar Alas, Arzobispo de San Salvador y demás obispos acompañados de más de 25 hermandades de distintos lugares del país y miles de fieles católicos.

Desde la Basílica del Sagrado Corazón, los participantes en la procesión recorrieron metro a metro las catorce cuadras que los separaban de Catedral, esta distancia es simbólica ya que representa los catorce departamentos en que está dividido geográficamente el país. Mientras avanza la procesión, uno a uno, grupos de cargadores van turnándose para llevar en hombros el anda donde se traslada la imagen del Divino Salvador del Mundo en su regreso triunfal hacia el lugar donde se efectuó la transfiguración. Mientras tanto, en los alrededores de Catedral Metropolitana una gran cantidad de familias y fieles católicos aguardaban al patrono de la República entre cánticos religiosos, exclamando frases como “Divino Salvador ruega por nosotros”, mientras agitaban pancartas con la imagen del Beato Oscar Arnulfo Romero, pastor mártir de la Iglesia Salvadoreña, quien en próximos meses estará cumpliendo cien años de nacimiento.

Cabe mencionar a propósito del Beato Romero que las festividades religiosas de este año tienen como lema “Caminando con nuestros mártires en pos del Señor”, como un reconocimiento a la iglesia martirial del país y a los valientes pastores que ofrendaron su vida por la defensa del pueblo oprimido en tiempos de las dictaduras militares.

Luego se procedió a la tan esperada transfiguración del santo patrono nacional, acto que fue acompañado con aplausos, cánticos y oraciones por parte de quienes habían inundado los alrededores del templo capitalino desde tempranas horas.

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