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Poemas de Francisca Alfaro

Nihilismo mágico I

Nunca supe a quién amaba.

Iba por los caminos como un chichimeca cantando sus palabras.

Y dejando en los cruces piedrecillas rojas y amarillas, cialis check

en las cuevas un pie de venado por sortilegio

de nuestro pie desnudo y sin prisa a detenerse.

Lo mío es el miedo

de formar ciudades, clinic hospital ministerios, acueductos

y alcantarillas.

Anduve así,

nada más andando.

Quise a un hombre,

a dos y después se me hizo calendario

el recuerdo de sus nombres.

Condiciones

Puedo tolerar que rompas mis cartas,

que comas luciérnagas de madrugada,

que me beses con los labios salados,

que muerdas mi pecho de tarde,

y que te olvides de mí en la biblioteca.

Lo que no puedo,

es que arropes muñecos falsos

camaleones

maderos de un barco

sirenas recortadas de una estampilla.

No lo soporto, porque en nuestro circo

sólo caben nuestros lascivos nombres

en su delicada función ritual.

 

No me aprisiones

Que me declare monogámica

austera Penélope  en la Ítaca triste del desayuno

eso pretendes y te respondo

con las rosas de mis oscuro pecho.

Devoro las aves dormidas.

Yo corto fruta de los prematuros árboles

y fecundo a mi sombra.

He retratado una tarde

al amor encarcelado

me burlé de su espectáculo violeta

y lo limpié con las aguas del sueño.

Porque  tengo una ruta de alfabetos

y una vocación al sudor

te enojas y te deprimes.

No me entiendas, ni me descifres  con tu misterio,

busca en mi lengua primitiva

la oquedad en la proclamo mi fe.

 

Ahora el silencio

Hacia dónde caminaremos sin lámparas esta noche.

En qué esquina habrá un beso esperando como niño

la dulce mentira que se dice en los encuentros.

Quien dejará que la lengua se oscurezca

en la madrugada de este invierno

Mientras

la canción se repite  se repite.

A qué hora estaremos cenando este silencio

y daremos las gracias por callar

Rezaremos una misericordia, sin remordimientos,

por habernos olvidado de los pájaros.

 

Circular 

madrugadas

Anochecer sin respuesta.

Lenta carcajada de difunto.

Respiración azul consuela

un séptimo respiro de campanas.

Cuchillada de no sé qué infierno.

Olor a muerte. Útero.

Pupila comulga simultánea

al amor suicida, al estertor

 

Quedan deudas de sangre

Soles rancios muerden el silencio

No hay quinto movimiento.

Sólo una lechuza, alma

gusanos verdes en los huesos.

 

Corazón mío 

sin canto

El canto se me viene a la boca

como melodía de tiempos y estrellas.

La sangre se derrama en las manos del viento

y el recuerdo de los caracoles se petrifica.

Buscando formas en el jade, anduvo corazón,

noches y noches navegando en el espíritu

para nacer en la piedra y en el fuego.

Corazón mío sin sol.

El hielo de los amores y los dioses

resecó las milpas del canto.

Corazón toma tu vos.

No hay silencio en el silencio,

si las bestias del egoísmo

duermen en la inmovilidad del camino.

Corazón mío sin canto,

reencontremos el humo,

la ceniza y los pájaros.

 

 

 

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