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El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega (derecha) y su esposa, Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua. [Foto Diario Co Latino/Archivo]

Ortega y Murillo: el comandante y la eternamente leal

Managua/AFP

Hace años que gobiernan Nicaragua juntos, pero a partir de ahora será oficial. Daniel Ortega y su esposa, la poetisa Rosario Murillo, dirigirán juntos las riendas de uno de los países más pobres de América Latina con miras, según sus detractores, a establecer un poder dinástico.

“Es la primera vez que un matrimonio asciende como presidente y vicepresidente en la historia de Nicaragua” y el segundo caso que se conoce en el continente después de Juan Domingo Perón y su esposa Isabel en Argentina, afirmó a la AFP el analista y exembajador ante la OEA Carlos Tünnermann.

Ortega, un comandante guerrillero de 71 años que luchó contra la dictadura somocista y dirigió el régimen revolucionario sandinista en los años 80, ganó las elecciones del pasado 6 de noviembre con el 72,5% de votos.

Ésta vez asumirá un cuarto mandato junto a su esposa de 65 años, calificada como egocéntrica por unos y como muy inteligente por otros. De hecho, Murillo ha gobernado a la sombra de su marido desde 2007 y ha acumulado un gran poder político.

Los detractores acusan a la pareja de querer instaurar una dinastía familiar similar a la de Somoza (1936-1979), que fue derrocada con las armas por el entonces insurgente Frente Sandinista (FSLN, izquierda), ahora en el poder.

Un exguerrillero conservador

Algunos lo describen como un hombre calculador, desconfiado y frío para tomar decisiones, y otros lo tildan de comprensivo, humano y sencillo.

Para el dirigente opositor Eliseo Núñez, “Ortega es un conservador disfrazado de guerrillero” por los pocos cambios que se observan en su gobierno, su oposición al aborto terapéutico y por su política en favor del gran capital.

Ortega gobernó de 1979 a 1990 con el apoyo de Cuba y la entonces Unión Soviética, en medio de un conflicto armado con rebeldes “contras” apoyados por Washington, que dejó unos 35.000 muertos y al país en ruinas.

En 1990 perdió las elecciones y pasó 17 años con el FSLN en la oposición, desde donde promovió violentas protestas y forzó la negociación de reformas con la derecha gobernante.

Tras recuperar en poder en 2007, maniobró para asumir gradualmente el control de todo el aparato estatal: la Policía, el Ejército, el Congreso, la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Electoral.

Con ese poder ha logrado anular a sus principales opositores, la derecha liberal y la disidencia sandinista, que no dudan en tildarlo de “dictador”.

En los comicios del 2011, Ortega ganó su reelección, a pesar de que la Constitución lo prohibía, amparado en un cuestionado fallo judicial. En 2014 el parlamento, controlado totalmente por su partido, aprobó la reelección presidencial indefinida mediante una enmienda constitucional.

En los últimos 10 años, Ortega impulsó programas para aliviar la pobreza con parte de los cerca de 5.000 millones de dólares en cooperación petrolera que recibió de Venezuela y que manejó fuera de presupuesto. Algunos de sus opositores aseguran que con parte de esos recursos se ha hecho millonario.

Ya hace tiempo que dejó de lado el uniforme guerrillero y forjó una fuerte alianza con el gran capital que apoya su gobierno. Además, estableció buenas relaciones con Estados Unidos y reactivó la cooperación militar con Rusia.

 Ortega nació el 11 de noviembre de 1945 en el pueblo minero La libertad. En 1963 abandonó la carrera de derecho para integrarse al FSLN, en el cual organizó los Comandos Armados que se encargaban de asaltar bancos, recuperar armas y ajusticiar a somocistas.

En una de esas operaciones cayó preso y permaneció siete años en una cárcel somocista, en la que fue torturado. Tras ser liberado viajó a Cuba, luego emigró a Costa Rica y regresó a

Nicaragua con el triunfo de la revolución el 19 de julio de 1979.

La poderosa vicepresidenta

Ortega ha reducido sus apariciones públicas en los dos últimos años y delegado la administración pública a su esposa y portavoz, Rosario Murillo, con quien tiene seis hijos en común.

Adicionalmente criaron un hijo de Ortega y tres de Murillo de relaciones previas. Sus hijos se dedican a la música, la administración de negocios y juegan un papel importante en el gobierno.

Murillo, de 65 años y conocida como “la Chayo”, dirige la comunicación, la agenda oficial y a los ministros.

Concentra la información oficial y tiene un enorme protagonismo político que los analistas creen aumentará como vicepresidenta.

“Murillo es una persona con una gran capacidad de trabajo, pero con una visión distorsionada de la realidad”, opinó Núñez.

Es supersticiosa, domina el inglés y francés, y captura la atención con su larga cabellera, trajes coloridos, excesivos anillos y collares, pulseras que evocan el estilo hippie de los años 60.

Murillo conoció a Ortega en 1977 en la clandestinidad y se casó formalmente con él hace 11 años. Su lealtad es tan grande que no dudó en apoyarlo cuando su hija Zoilamérica Narváez, fruto de su primer matrimonio, acusó a Ortega en 1998 de haber abusado sexualmente de ella desde los 11 años, cargos que fueron desestimados por una jueza sandinista.

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