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@JoakinSalazar
El padre Héctor Henríquez, for sale vicario del arzobispado de San Salvador, hizo un llamado a la población salvadoreña para tomar el ejemplo de Monseñor Romero para velar por aquellas personas más necesitadas, como los pobres y enfermos, a quienes el obispo mártir dedicó su trabajo en el arzobispado de San Salvador.
El cuarto domingo de adviento es como un momento de preparación para la segunda venida de cristo, en la cual los salvadoreños debemos de ver el ejemplo de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, quien entregó su vida y su trabajo por aquellos más necesitados de entre la sociedad salvadoreña.
“Jesucristo viene cada vez que velamos por los pobres y desamparados, donde logramos descubrir el rostro de cristo, es cuando viene a nosotros el señor, así lo descubrió Monseñor Romero, quien vivió en medio de la gente y del pueblo, aprendió a vivir el evangelio descubriendo a cristo en el hermano y el más necesitado”, comentó el Padre Henríquez.
Para el párroco, los salvadoreños deben de demostrar el amor de cristo en esta época del año, a través del amor hacia los hermanos más necesitados, reiterando que debemos recibir el nacimiento cristo con paz y amor con el prójimo.
Además, instó a la población para no ver la época navideña como un momento en el que se busque el beneficio material de cada persona, sino un momento en el que se debe de entregar el corazón dispuesto a Dios y hacia la familia.
“Por el ambiente navideño, podemos caer como el pueblo de Israel, ellos sabían que debían prepararse para la venida del mesías, pero muchos judíos cayeron en la superficialidad, donde se olvidaron que la verdadera preparación es la del corazón dedicado a Dios”, reiteró.
Finalmente, reiteró que la Navidad es un momento de celebración en la que Dios padre, envió a su hijo por amor a la humanidad, por lo que se debe responder con el mismo amor que Dios dio hacia los seres humanos.
Por otra parte, la misa celebrada en la Cripta de Monseñor Romero, fue dedicada al glorioso pueblo de Cuba, quienes la semana pasada abrieron relaciones diplomáticas con el pueblo de Estados Unidos, poniendo fin a un conflicto de más de 50 años.
“Se cerró un ciclo de dolor por la prisión de los cinco, donde inicia un ciclo donde el pueblo cubano sea respetado sin excepciones, solicitamos que el pueblo cubano pueda hacer el uso pleno de su derechos de autonomía y autodeterminación”, expresó la liturgia eucarística de la misa.
