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Monseñor Romero A 37 Años De Su Martirio

ASOCIACIÓN INTERSECTORIAL PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO Y EL PROGRESO SOCIAL – CIDEP –
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Monseñor Oscar Arnulfo Romero “San Romero de América”, como el pueblo salvadoreño lo ha proclamado, nació en Ciudad Barrios departamento de San Miguel el 15 de agosto de 1917; se caracterizó por ser un sacerdote caritativo, desinteresado y preocupado por los sectores más desfavorecidos del país. El 24 de marzo de 1980, fue asesinado mientras oficiaba una misa en la capilla del Hospital La Divina Providencia.

El trabajo pastoral de Romero ha trascendido a nivel internacional, ya que en el 21 de diciembre de 2010 la Asamblea General de las Organización de las Naciones Unidas  -ONU-  proclamó el  24 de marzo como Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas, cuyo fundamento primordial lo constituye su legado como un incansable defensor de los derechos humanos.

El propósito del día es promover la memoria de las víctimas de violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos y la importancia del derecho a la verdad y la justicia; rendir tributo a quienes han dedicado su vida a la lucha por promover y proteger los derechos humanos de todos y a quienes la han perdido en ese empeño; y reconocer en particular, la importante y valiosa labor y los valores de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, de El Salvador, quien se consagró activamente a la promoción y protección de los derechos humanos en su país; labor que fue reconocida internacionalmente a través de sus mensajes, en los que denunció violaciones de los derechos humanos de las poblaciones más vulnerables y su dedicación al servicio de la humanidad, que en definitiva le costaron la vida el 24 de marzo de 1980.

Con su Beatificación, realizada en mayo del año 2015, se ha iniciado el proceso oficial de canonización a pesar de los obstáculos impuestos por la burocracia eclesiástica, la derecha radical y algunos sectores aún dentro de la misma iglesia católica, que no logran ver el significado real de su legado pastoral y profético.

El aniversario de su martirio se convierte en una oportunidad para actuar por cambiar el rumbo actual del país, asumir las injusticias pasadas y reconocer las actuales, muchas de ellas denunciadas por este mártir que acompañó a miles de víctimas que habían sufrido alguna violación a los derechos humanos en aquel momento; y que si estuviera entre nosotros ahora, seguramente repetiría muchas de sus homilías en referencia a las situaciones de pobreza, injusticia, exclusión social y violencia que también están dejando víctimas inocentes, sobre todo las y los jóvenes.

CIDEP, recuerda ahora más que nunca su llamado a transformar la realidad y combatir las injusticias; asumimos su palabra aún viva entre nosotros como una invitación al compromiso social y humano de todas y todos para transformar desde la solidaridad, la hermandad, la verdad y la justicia.

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