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Mauricio Vallejo Marroquín

ENGRASANDO MOTORES

vallejoyeahNo te quiero sólo porque tu sexo nutre mi sexo
ni porque tus piernas y las mías destapan un sol cuando dormimos, diagnosis
ni sólo porque seas la mamá de Mauricio Antonio y te desvelés dándole chiche o
pacha
y te des cuenta que funciona el baño con hierva del susto y me pongás a sudar
una camiseta para envolver al cipote y quitarle el pujo
que le salió por dejar destapadas las mantillas que fueron lamidas por el cadejo
dice la Rosita de Perulapán
no te quiero sólo porque juntos hicimos un hijo,
ni porque seás una hembra entera o ronqués con música cuando se te ha tapado
la nariz y el frío se haga atol en tu garganta
o sólo porque me digás con los ojos pelados llevándotela de seria
y me caigás simpática cuando lo decís aunque me encachimbe que “por qué
escribo tanta babosada”
y te salga a flote la preocupación pequeño burgués del título,
ni por que me acariciés la frente cuando me salta duro una alegría bien rara y por
nada
y se apelote y se me quiera salir por entre las cejas Sí! Algunas cosas no son de
este mundo.
No te quiero sólo porque compartimos cabal nuestros malos olores, los enojos,
los chambres, los trabajos de estudio,
la falta de pisto, las chiniadas, el cepillo de dientes,
ni porque pensemos chulo del socialismo y de irnos a pasar un día a la orilla de
un río
quebrando intimidades en un verso Sssshshsshsshs! Charros que hay orejas y
oyen!
Bueno pues, como dicen que no hay secretos para Dios, algún día no habrá
secretos para nadie
Y yo me afirmo para ese después cuando ya no esté.
No te quiero sólo porque de mis cosas digás “está bonito”
o que así despeinado me veo guapo,
ni porque a veces me des un beso en el cachete
para que amanezca en la ventana el nuevo día.
No es por esto y un penco de cosas más que nos ahogan chivo
y porque soy capaz de terminar el poema
Y por no saber el absoluto de querer y escribir seguro que para vos, para el cipote
y para Todos
hay una larga lucha que espera, por un mañana más justo,
como espera un motor el aceite, una hoja el rocío y la mariposa, una casa sus tejas
y ladrillos.

(1980)

UN POQUITO MENOS DEL ANIVERSARIO

Ya van trescientos treinta y tres días
De que esto que llamamos amor
Comenzó su aventura
Aventura planificada
Que previó
Pequeñas mutaciones cualificadas
Para que cada semana
Supiéramos
Que nos queríamos un poquito más
A costo de leves caprichos
De resistencia comunicativa
Y de esperanzas libertarias
Hemos crecido sin soñar maravillas
Más que la única justa
Y correcta
De seguir amándonos
En la sensata locura del socialismo.

PRIMER ANIVERSARIO

Qué aniversario
Pudo haber sido más emocionante
Pero no
Solo a nosotros se nos ocurre
Celebrarlo simplemente
Sin vino
Sin baile
Sin esas cosas bonitas
Que se acostumbran en los aniversarios
De amor
Nosotros discutimos
Qué bonito
Tan bonito que
No te merecías mi insolencia
Pues la rectitud de nuestro año de querernos
No merecía el casi reclamarte
De ser tan linda
Tanto que
No tengo palabras para explicarte lo bella que
Eres
Y todo por quererte tanto
Te he discutido innecesariamente
Como un galle que se agita en su ruedo
No no
No
Vos tan buena como siempre
Haciéndome percibir
Que sobre lo nuestro
Existen razones
Y la negación de un beso
Cuando no tiene sentido
Y yo al redil como en el Evangelio
Al redil
Mi pasado es tan tosco
Que no te lo mereces
Yo necio
Egoísta
como para que nos compartamos
y vos tan lúcida
como para pedirme explicación
lenta que se yo
por razones que no acabo de entender
pero segura en lo que pretendes de nosotros
Qué aniversario
menos mal fue una evaluación de lo nuestro
mutilada por el tiempo
específicamente las nueve
norma disciplinaria
todo para que después de este año
de construir nuestro costoso amor
sepamos que comenzamos a querernos
y a decirnos que pese a esta sangrienta guerra
nos queremos
para querernos cada día más
Realmente después de este año
de que te quiero casi locamente
te digo
que me aceptés
para quererte poco a poco
más cuerdamente

MICAELA LA DE LOS CIELOS

Micaela
trae un velo
de madera.
Una flor de mimbre
y en el pecho
una azucena.
Los domingos
yo la encuentro
en la Ceiba.
Juega y ríe
y se unta
de horas y lirios.
Micaela
se ha alejado
de los hombres.
No es virgen
y tiene
pureza de agua.
Un domingo
se llevaron
su José.
Su amor, su marido.
Lo mandaron
a traer
Micaela
pudo escuchar
la refriega.
Cayó José
y con él
los de la huelga.
Los domingos
ella escucha
las campanas.
Juega y ríe
y en el pecho una azucena.
(1977)

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