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Marcha populista en Alemania, mientras sigue flujo de migrantes en Balcanes

Por Bojan Kavcic/Antoine Lambroschini/Liubliana/Berlín/AFP

Miles de migrantes seguían llegando a los Balcanes este lunes a pesar de los bloqueos en varias fronteras para impedir su avance, en tanto que Angela Merkel pidió no seguir a quienes «tienen odio en su corazón», antes de una marcha del movimiento islamófobo Pegida.

Tras el cierre de la frontera húngara con Croacia, los migrantes se ven obligados a pasar por Eslovenia para continuar su periplo. No obstante, Eslovenia hizo saber que limitará la entrada de migrantes en su territorio a 2.500 al día.

El Gobierno húngaro se felicitó el lunes por haber «detenido eficazmente» el tránsito de migrantes por su territorio tras el cierre de sus dos fronteras con Serbia y Croacia, al indicar que solo 41 migrantes entraron «ilegalmente» el domingo a su territorio.

En la mañana de este lunes un millar de personas se encontraban bloqueadas ante el territorio esloveno, mientras cientos esperaban en la frontera serbo-croata a poder acceder al territorio de la Unión Europea (UE), bajo el frío y la lluvia.

«Intentamos gestionar las entradas de forma coordinada para evitar desbordar las capacidades de alojamiento de las que dispone Eslovenia. (…) Damos prioridad a los más vulnerables», explicó Bojan Kitel, un portavoz de la policía eslovena.

A pesar de estos controles, unos 10.000 migrantes entraron entre el sábado por la noche y el domingo a las 18H00 (16H00 GMT) a Macedonia desde Grecia, según la policía macedonia. La mayoría aspira llegar a Alemania, cuya canciller, Angela Merkel, ha defendido en varias ocasiones su política de puertas abiertas a pesar de las críticas.

‘Veneno’

Las autoridades alemanas están preocupadas por el ascenso de la extrema derecha y la multiplicación de actos violentos contra centros de acogida de refugiados.

El país sigue conmocionado por el apuñalamiento por motivos «racistas» a Henriette Reker, que el domingo fue elegida alcaldesa de Colonia, donde hasta entonces estaba encargada de la acogida de refugiados.

El portavoz de Merkel, Steffen Seibert, recordó las palabras de la canciller en su discurso de Año Nuevo de 2015, cuando dijo: «No sigan a quienes tienen prejuicios e incluso odio en el corazón», en referencia a Pegida, que tiene prevista una manifestación este lunes en Dresde (Sajonia, este) a partir de las 6:30 de la tarde, hora local, con motivo de su primer aniversario.

Este movimiento islamófobo lleva varias semanas reuniendo a entre 7.000 y 9.000 personas semanalmente contra la llegada de cientos de miles de refugiados a Alemania, una asistencia que espera mejorar este lunes.

«Ahora está claro: quienes organizan (las manifestaciones) son extremistas de derecha», había insistido el sábado el ministro alemán del Interior, Thomas De Maizière. «¡Permanezcan alejados de quienes alientan el odio sobre el país, ese veneno!», instó el ministro.

En la noche de este lunes también está prevista una contramanifestación en Dresde con el lema «Más corazón que hostigamiento».

En varios países europeos, sobre todo Austria, los movimientos populistas están ganando terreno. El último ha sido Suiza, al margen hasta ahora de la crisis migratoria, donde la derecha antiinmigración logró un espectacular ascenso en las elecciones legislativas del domingo.

La UE, enfrentada a esta crisis migratoria excepcional protagonizada principalmente por cientos de miles de sirios, afganos e iraquíes que huyen de los conflictos en sus países, no consigue coordinar su respuesta a este desafío.

‘Nueva ola’

La canciller alemana se reunió el domingo con los líderes turcos para negociar el «plan de acción» europeo que busca implicar a Turquía, permitiendo que los migrantes, principalmente sirios, se queden en su territorio.

El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, saludó el «mejor enfoque» de la UE respecto a Turquía, que ha acogido a dos millones de refugiados que huyen de la guerra en la vecina siria, considerando que hasta ahora se había «dejado solo» a su país.

Pese a ello, Davutoglu advirtió este lunes que Turquía no acogerá inmigrantes de forma permanente para calmar a la UE y que no es un «campo de concentración».

Merkel y Davutoglu expresaron, no obstante, su preocupación ante una «nueva ola» de refugiados sirios procedentes de la región de Alepo, en la frontera con Turquía, donde avanzan las fuerzas del régimen sirio.

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