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Los españoles castigan a los dos grandes partidos tradicionales en las Europeas

Madrid/AFP

El gobernante Partido Popular (PP, prostate derecha) y el opositor Partido Socialista (PSOE) sufrieron el domingo un espectacular retroceso en las elecciones europeas, ampoule marcadas por la irrupción de nuevos partidos, principalmente de izquierdas.

De los 54 eurodiputados que corresponden a España, el PP obtuvo 16, ocho menos de los que tiene actualmente, mientras que el PSOE consiguió 14, nueve menos de los logrados en los últimos comicios.

Además, en otro revés para el gobierno, en Cataluña, los independentistas de ERC fueron los más votados por delante de los nacionalistas de CiU, actualmente primera fuerza parlamentaria en la región, en lo que parece una señal de la fuerza del independentismo a cinco meses del referéndum de audeterminación, previsto para el 9 de noviembre y considerado ilegal por Madrid.

«Hemos cumplido con el objetivo que nos trazamos (de ganar), por tanto, gran satisfacción», dijo, no obstante, el cabeza de lista del PP, Miguel Arias Cañete.

Más pesimista se mostró la candidata del PSOE, Elena Valenciano, que admitió que «nos parece un resultado duro, difícil para el Partido Socialista».

La debacle de los dos grandes partidos tradicionales españoles se plasma en el hecho de que entre los dos, por primera vez, no logran superar el 50% de los sufragios, un resultado que superó las previsiones de los sondeos que les daban un retroceso menor.

«El resultado augura un panorama más abierto que quizá sea el preludio de la próxima cita electoral nacional y supone un serio castigo a los partidos de gobierno», consideró en un editorial el diario El País.

El PSOE es el principal afectado por la aparición de nuevas formaciones, principalmente a la izquierda, como Podemos, surgida de movimientos ciudadanos como el de los indignados, que logró 5 eurodiputados.

«Podemos no nació para ocupar un papel testimonial, nacimos para ir a por todas, nacimos para ganar», dijo el líder de esa formación, Pablo Iglesias, un profesor universitario de Ciencias Políticas.

«A partir de mañana trabajaremos con otros compañeros del sur de Europa para decir en el Europarlamento que no queremos ser una colonia de Alemania ni de la troika», añadió Iglesias, de 35 años, que ha alcanzado notoriedad mediática en España con sus apariciones en tertulias políticas.

Podemos, al que las encuestas auguraban un máximo de dos eurodiputados, ha sido la gran sorpresa de la noche electoral, en la que los eco-comunistas de Izquierda Plural ganaron seis eurodiputados, cuatro más de los que tenían actualmente, mientras que el pequeño partido centrista UPyD pasó de uno a cuatro escaños.

También entra en el parlamento otro pequeño partido centrista, Ciudadanos, que consigue 2 eurodiputados.

Estas formaciones parecen haber capitalizado el descontento de los españoles con las políticas de austeridad llevadas a cabo desde su llegada al poder en 2011 por el PP.

Los votantes también han mostrado su desconfianza hacia los políticos, muchos de lo cuales se han visto afectados por casos de corrupción, en un país donde el desempleo alcanza a un cuarto de la población activa y que acaba de iniciar una tímida reactivación económica.

Sin embargo, aunque tradicionalmente los españoles no se han movilizado para estas elecciones, en esta ocasión la participación ha sido superior a la registrada en los últimos comicios de 2009 con un 45,7% frente al 44,89% que se alcanzó hace cinco años.

La participación subió especialmente en Cataluña, donde ERC parece haberse beneficiado de una participación del 47,6%, superior a la media nacional y, sobre todo, superior en más de 10 puntos al 36,9% registrado en 2009.

ERC obtuvo el 23,67% de los sufragios en la región, frente al 21,86% de CiU, la coalición del presidente regional Artur Mas, y logró dos eurodiputados. La coalición formada por CiU con los nacionalistas vascos del PNV conservó tres escaños en el Europarlamento.

España, que entró en la Unión Europea en 1986 y se ha beneficiado desde entonces de 300.000 millones de euros en ayudas europeas, sigue siendo esencialmente europeísta, a pesar de que la crisis y la austeridad, inspirada por Bruselas, que guía la política del actual gobierno conservador, han erosionado en parte su crédito.

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